PERSONAL SHOPPER - Kristen Stewart & Assayas

Ampliando un poco... La verdad es que la peli tiene un rollo muy decimonónico, y la inclusión de lo de Victor Hugo ahora que Sikander lo refresca ya no me parece tan baladí. Los mismos conceptos que señala Ropit: la incomunicación en un mundo hipertecnificado donde la información viaja tan rápido y en tanta cantidad que nos aturde hasta encerrarnos en pantallas, perdiendo conexión con la realidad, es lo mismo que a finales del XIX impulsó la creencia en lo paranormal y lo esotérico. Bueno, no es que antes no se creyera en fantasmas, pero si se dio un golpe de rumbo en la percepción que existía del más allá. En el caso europeo, la llegada de la modernidad fue vista con auténtica angustia. Hasta el punto que lugares como Viena se replegaron en si mismos e hicieron de esa angustia casi una identidad vital; incluso les dio por inventar el psicoanalisis para poder sobrellevarlo. Pero si, esa misma desazón existencial hizo que empezaran a aparecer círculos espiritistas, teosóficos, club de amigos de los fantasmas y las hadas, etc... Es decir buscar en lo espiritual y lo fantasmático lo que la modernidad amenazaba con llevarse por delante y que provocaba pavor. Es el triunfo entre otros del arte simbolista como respuesta al realismo y el positivismo con el que no se terminaba de comprender el mundo. Todo esto trasladado a nuestra época es exactamente lo mismo que hace Assayas sólo que con el cinismo posmoderno de los nuevos tiempos.​
 
Ampliando un poco... La verdad es que la peli tiene un rollo muy decimonónico, y la inclusión de lo de Victor Hugo ahora que Sikander lo refresca ya no me parece tan baladí. Los mismos conceptos que señala Ropit: la incomunicación en un mundo hipertecnificado donde la información viaja tan rápido y en tanta cantidad que nos aturde hasta encerrarnos en pantallas, perdiendo conexión con la realidad, es lo mismo que a finales del XIX impulsó la creencia en lo paranormal y lo esotérico. Bueno, no es que antes no se creyera en fantasmas, pero si se dio un golpe de rumbo en la percepción que existía del más allá. En el caso europeo, la llegada de la modernidad fue vista con auténtica angustia. Hasta el punto que lugares como Viena se replegaron en si mismos e hicieron de esa angustia casi una identidad vital; incluso les dio por inventar el psicoanalisis para poder sobrellevarlo. Pero si, esa misma desazón existencial hizo que empezaran a aparecer círculos espiritistas, teosóficos, club de amigos de los fantasmas y las hadas, etc... Es decir buscar en lo espiritual y lo fantasmático lo que la modernidad amenazaba con llevarse por delante y que provocaba pavor. Es el triunfo entre otros del arte simbolista como respuesta al realismo y el positivismo con el que no se terminaba de comprender el mundo. Todo esto trasladado a nuestra época es exactamente lo mismo que hace Assayas sólo que con el cinismo posmoderno de los nuevos tiempos.​

Muy bien, pero a mí en verdad lo que me gusta es que me la chupen.
 
Ampliando un poco... La verdad es que la peli tiene un rollo muy decimonónico, y la inclusión de lo de Victor Hugo ahora que Sikander lo refresca ya no me parece tan baladí. Los mismos conceptos que señala Ropit: la incomunicación en un mundo hipertecnificado donde la información viaja tan rápido y en tanta cantidad que nos aturde hasta encerrarnos en pantallas, perdiendo conexión con la realidad, es lo mismo que a finales del XIX impulsó la creencia en lo paranormal y lo esotérico. Bueno, no es que antes no se creyera en fantasmas, pero si se dio un golpe de rumbo en la percepción que existía del más allá. En el caso europeo, la llegada de la modernidad fue vista con auténtica angustia. Hasta el punto que lugares como Viena se replegaron en si mismos e hicieron de esa angustia casi una identidad vital; incluso les dio por inventar el psicoanalisis para poder sobrellevarlo. Pero si, esa misma desazón existencial hizo que empezaran a aparecer círculos espiritistas, teosóficos, club de amigos de los fantasmas y las hadas, etc... Es decir buscar en lo espiritual y lo fantasmático lo que la modernidad amenazaba con llevarse por delante y que provocaba pavor. Es el triunfo entre otros del arte simbolista como respuesta al realismo y el positivismo con el que no se terminaba de comprender el mundo. Todo esto trasladado a nuestra época es exactamente lo mismo que hace Assayas sólo que con el cinismo posmoderno de los nuevos tiempos.​

Muy bien, pero a mí en verdad lo que me gusta es que me la chupen.

Estupendo, por fin un comentario lúcido e inteligente. La última de Makon Sonitz que te pareció?



Tienes razón, definitivamente ha perdido la chispa...
 
Incluso cuando el propio narrador señala que lo espiritual existe, el personaje está desconectado de ello. Es decir cuando de verdad la comunicación se establece ella mira a otra parte. Y el final es desolador. El poltergeist soy yo.

El detalle de la taza y ella sin verlo es extraordinario.

La analogía del XIX es fascinante, Groucho.
 
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