Es que vaya cachondeo... Me imagino el manojo de papeles de Ryan con un montón de tachados, de typex. Cada uno pidiendo una cosa y sin un objetivo claro. ¿Qué puede salir mal? ¿Vas a aprobar un Frankenstein? Ni Ryan sabe ya lo que presenta a votación. Y claro, después el cachondeo padre en Washington. Los esbirros del GOP amenazando a congresistas dudosos, congresistas dudosos que reciben llamadas de su distrito diciéndoles que si se le ocurre votar eso, le cuelgan del arco de Saint Louis. Los lobies presionando en cada despacho, los teléfonos de los secretarios de los congresistas echando humo... Cuando se presenta una política compleja como esta, no veo eso de improvisar sobre la marcha para que salga de ahí algo con sentido y que sirva de algo más allá de complicar todo más, y que los sectores afectados no sepan a que se atienen.
Después, según Senserrich, lo difícil no era el Congreso, es el Senado.