El problema de Ridley en realidad es nuestro, durante muchos años se le han casi exigido obras comparables a sus dos más famosas, y cuesta darse cuenta de que son fruto de una época de inspiración y colaboración entre varios artistas en su mejor momento, que apenas duró unos pocos años. Y oye, mejor eso que no tener ningún momento. Pero aún así Ridley ha seguido haciendo películas bastante entretenidas en su mayor parte y con buenos momentos. Y con todo, creo que tiene una de las filmos más variadas (en géneros y resultados) del cine moderno, lo cual lo eleva a mi modo de ver por encima de muchos otros directores de su generación o posteriores. Y desde luego, su manera de pasar de todo e ir a lo suyo no deja de ser admirable en un mundo donde los que empiezan van a tope de ego y buscan hacer obras maestras a la primera o segunda oportunidad. Él por contra, no ha tenido nunca miedo de presentarse como profesional, artesano y hombre de negocios. Lástima que en su familia todo el sentido del humor fuese para Tony...
Un saludete.