La vi hace poco y me pareció muy interesante por sus dualidades (noche-día, cazador-presa, amor-odio, dominante-dominado) y, sobre todo, por su segmento final, ya de día, que supera a cierta artificiosidad, como se ha comentado en este hilo, de la noche (aunque se podría justificar en el rol fingido del chico). Es de día cuando la película da un salto hacia su auténtica naturaleza de relato partido lleno de dobleces. Un color blanco que estremece, que prácticamente disuelve al ser humano en un limbo de distancia irreconciliable desde la mentira y el trastorno psicológico. Una atmósfera claustrofóbica y psicótica que conecta con la Polanskiada. Una escena ante el espejo estupenda, supongo que heredada de Lynch, que hace brotar el lado, digamos, oscuro y oculto. Dudas sembradas, abiertas, para interpretar lo que sucede dentro de esos personajes, peligros andantes con talento para dañar. Y un desenlace devastador.
Un Sorogoyen principiante, con alguna brocha gorda, pero que ya apunta (no pocas) maneras.