El estafador, los camaleones y las cebollas
Forrest gump decía que la vida es una caja de bombones. Más allá de esta memorable frase diría más, que es una caja de cebollas. La cebolla es un vegetal con muchas capas y la vida está llena de capas con, a su vez, muchas capas. O sea, que la vida es de una complejidad asombrosa. Esa complejidad choca, en los tiempos que nos tocan vivir, con la simpleza con la que se analizan las cosas. Ya he dicho en otras ocasiones que somos intelectualmente incapaces de absorber, filtrar y contrastar la avalancha de información que nos sepulta por minutos. Antaño, el periodismo tenía un día entero para hacer su trabajo y poder publicar al día siguiente noticias veraces contrastadas. Ahora la información ha sido sustituida por la opinión sesgada por el posicionamiento ideológico. Como la información tiene poco tiempo para ser difundida, porque es sobrepasada en minutos o segundos por otra, esta se limita a rellenar de cualquier manera los titulares. Solo importan los titulares, las frases gruesas, básicas, simples. Y la gente se queda con eso. No pela las capas de cebolla que hay detrás de una noticia. No lo hace por hacer alarde de ignorancia, es que no hay tiempo. Ni te cuento si además la política le interesa una mierda.
Pedro Sánchez es un estafador. Como no hemos visto en democracia. Un timador, un trilero, un despiadado hipócrita sin ética, principios ni dignidad. Agravado por su ególatra creencia de ser un brillante estadista dotado de una inteligencia inusual. No es más que una persona ambiciosa sin escrúpulos. Sus clamorosas y bochornosas mentiras, ya destapadas, son insultantes. Los equidistantes contrastes entre lo que decía hace no más de una semana y sus decisiones son vergonzantes. Como hoy sabe, como todos, que la gente se traga casi todo, Pedro I el estafador, se ha desatado. Ha traicionado sus promesas, lo de menos y lo que menos le preocupa, ha traicionado a muchos de sus votantes, ha traicionado a muchos miembros de su partido, aunque callen cobardes, y ha traicionado a España. Pero su ambición le compensa su miseria y el daño que creará llevarse todo por delante.
La izquierda es camaleónica. Sólo en democracia ha cambiado de nombre más de una docena de veces, partido comunista, Izquierda Unida, iniciativa, los verdes, comunes, más país, y muchos más en cuarenta años. Se han especializado en disfrazarse. En engañar a la gente. El comunismo es marxista leninista, responsable de los episodios más infaustos de la humanidad y de llevar a las comunidades en las que se ha implantado con poder absoluto a la pobreza sistémica. Para tapar semejante despropósito han tenido que disfrazarlo con mensajes populistas que cayeran simpáticos entre la población. Con desverguenza se han apropiado de palabras biensonantes. Progresismo, derechos sociales, igualdad, feminismo, animalismo. Venden todo esto pero detrás se esconde una ideología aterradora que ha aniquilado generaciones enteras de ciudadanos donde han gobernado. Los pederastas se disfrazan de payasos para atraer a los niños, pero siguen siendo pederastas. Desgraciadamente, el comunismo es una cebolla que no se pela. No se escarban sus capas. La gente se queda en los titulares. Si dicen que son progresistas es que deben serlo. Si tildan al resto de fachas deben serlo. Si dicen que el derecho de autodeterminación existe debe existir. Exhuman a franco y la gente no pela la cebolla. No se plantean qué hay detrás de exhumarlo después de 40 años, justo ahora. ¿Es casualidad o responde a algo? ¿ayuda resucitar al caudillo a reforzar la acusación de fachas, después de años de no usarse, y con ello se frena un posible crecimiento de la derecha?, ¿ si los acuso de franquistas, evito que se junte la derecha en un frente unido y saquen mayoría absoluta?. Para qué hacerse preguntas. Pelar cebollas es muy pesado y tengo muchas series que ver.
Pedro es un estafador, la izquierda disfraza su calamidad de payaso y la gente ya no pela cebollas.