Vittorio De Sica

Respuesta: Vittorio De Sica

Anda. No, la versión que yo he visto es la versión "Desoleitor 2000", sin voz en off añadida. Vamos, que padre e hijo desaparecen entre la multitud, cogidos de la mano y sin la bici. Fine.
 
Respuesta: Vittorio De Sica

el oro de Nápoles también tenía algún episodio francamente brillante y divertido, y por supuesto su mejor obra "de madurez" Dos Mujeres con una crudeza que tiene poco que ver con estos títulos comentados en la página anterior, o Matrimonio a la Italiana,con el espectacular tándem protagonista.

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Respuesta: Vittorio De Sica

Finalicemos la trilogía (que no el mini ciclo). Después de estas letras a por Milagro que voy.

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(Id, 1952)​


Umberto D. es el final del viaje. Mientras que comenzábamos con los sueños rotos del limpiabotas y la crisis acuciante en el seno de la familia carente de bicicleta, Umberto es el paso siguiente donde la vejez es el punto de partida con los antecendentes de ser el elemento más frágil y el que menos voz tiene, desamparado y sin poder defenderse. Sin ir más lejos la película comienza con un grupo de pensionistas luchando por sus derechos que son disueltos sin ser escuchados.

A partir de aquí todo es un sube y baja en la miseria de la tercera edad donde De Sica acentua perfectamente y dejando campar a sus anchas la tristeza y la ausencia de empatía hacia un ser tan frágil y desvalido como el pobre sr. Umberto. Su único amigo y su único punto de apoyo es su perrito fiel, Flike, un elemento crucial y básicamente necesario para que su vida sea menos desgraciada. Flike y Umberto son seres solitarios que no tienen nadie que los proteja, son seres que se tienen únicamente el uno al otro.


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Con una especie de aura de cuento o envuelto en una fina capa de fábula (sin moraleja) emplazamos al sr. Umberto en una habitación, custodiada por una casera grotesca, impasible ante las desgracias ajenas y que no duda ni un sólo segundo de despojar de dignidad a su inquilino obligándole a pagar todo el dinero o sino lo echará a la calle. Umberto recurrirá a todo tipo de situaciones y decisiones para poder recuperar el dinero que necesita y cuya pensión no le permite alcanzar. Son momentos tristes: ver como intenta vender su reloj (quien no se ha sentido emocionado ante la pronunciación del "Tiqui-taca-tiqui-taca" demostrando que el reloj funciona y es de buena calidad) o el vender los pocos libros que le quedan por míseras perras chicas.

Umberto D. es la clara exposición de como un hombre que ha dedicado toda su vida a trabajar no puede disfrutar de una buena jubilación. Eso le lleva a contemplar la mendicidad como una vía de escape pero el orgullo que poseemos todos le será la piedra de tropiezo como bien indica el gesto de girar la mano para no recibir la limosna o recurrir a su perro Flike en otro de los momentos más emotivos y tiernos de la película. Al igual que en "Ladrón de bicicletas" la pérdida del perro será algo más que una búsqueda desesperada, es encontrar algo que da vida a su poseedor. A Antonio es para poder seguir viviendo de su trabajo, a Umberto le da la vida en su soledad. De ahí que el momento en la perrera municipal y ese agobio de no saber si Flike ha sido sacrificado es más fuerte para Umberto que el estar sin casa. La soledad es muy mala y ese encuentro con Flike es algo más que un encuentro.


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De Sica intenta aquí ser un poquito más liviano en el tono de la desgracia a pesar de no escatimar en momentos duros y tristes. En este caso tenemos a María, la chacha de la casa, que mantiene una relación (casi) paterno-filial entre Umberto y ella. Se cuentan sus secretos, se aconsejan, se cuidan y se mantienen emocionalmente. Son quizás los momentos de supuesta paz dentro de ese viaje por la soledad y la desesperación. Pero De Sica no elude la pobreza en todos sus caminos y vertientes: Umberto no duda en acudir a comedores públicos o emplea la picaresca para poder vivir unos días más en el hospital con la excusa de la enfermedad. Incluso amigos de Umberto eludirán su problema sin intentar poner remedio a un clamor desesperado. Pero el momento que lo resume todo es cuando vuelve a su "hogar" y descubre que no tiene paredes, que realmente se han deshecho de él. "Estoy cansado. De todo", espeta y con toda la razón del mundo.

Aún y así el tono sigue siendo funesto y así lo demuestran los últimos 15 minutos. Cuando el pozo cada vez es más hondo y no hay salida posible el director (y guionista) decidirán tomar el camino más drástico y triste. En estos momentos son donde las emociones hacia los dos personajes (Flike y Umberto) son más traumáticas y por ende más marcadas. Ver como nadie quiere quedarse con el perro le hace tomar la más dura de todas las decisiones. Carlo Battisti logra conseguir un personaje frágil, desgarrador y emotivo, con esa voz rota y esa pose de hombre carente de dignidad. La película es puramente emocional y el final no hace más que redondear donde la redención entre una posible amistad rota surge y fluye sola dando, quizás, un aire (fino) de esperanza entre tanta desgracia.

Perfectísima es poco.
 
Respuesta: Vittorio De Sica

Magnífico el comentario de estas tres joyas (mi preferida es "Umberto D" pero las otras no le van a la zaga)..."Milagro En Milán" verás que tira por otros derroteros, añadiendo humor, ironía y fantasía, porque De Sica y su guionista estaban ya un poco cansados de la crudeza del neorrealismo y pensaban que el público necesitaba films más optimistas. Por cierto destacar el gran trabajo musical de Alesssandro Cicognini en los films del director
http://youtu.be/vd4XgD8WLMU
 
Respuesta: Vittorio De Sica

Muchas gracias, Upper (y a todos los que me habéis agradecido las críticas).

La verdad es que han sido grandísimos descubrimientos para mi y aunque es cierto que no son películas de agradable visionado pues son duras (quizás Umberto la que menos aún teniendo su crudeza también) pero son pelis necesarias y de las que alguien que ame el cine debe ver, como mínimo, una vez en su vida.

A por Milagro que me voy. Mañana ya contaré.
 
Respuesta: Vittorio De Sica

de Umberto me soprendió el aspecto visual, algo muy secundario an las anteriores (o en mucho Rosellini) y aqui en cambio muy cuidado, estilización algo aparte entre el neorrealismo de la época, con esa Roma de sombras.

aunque a mí por ejemplo la desnudez de cosas como La Terra Trema me apasionan.
 
Respuesta: Vittorio De Sica

Lo que haré es guardármelo y quizás verlo en 2 partes (o 3). Porque 4 horas no se sacan así como así. Pero sabiendo donde está lo correspondiente a De Sica mejor que mejor. ;)
 
Respuesta: Vittorio De Sica

Sik, que sepas que si te tuviera delante te daría un abrazazo. Por ser el causante de descubrir De Sica (pues ya que me propusiste Milagro en Milán ya me plantee De Sica) y por ende descubrir algo tan maravilloso como es este último título que me quedaba. Es cierto que quizás no está a la altura de su trilogía intachable pero es la película más Disney Live Action que haya podido ver en mucho tiempo sin pertenecer a esa familia. No me extrañaría que cosas como Mary Poppins o La bruja novata, aunque sea parte de su esencia, fuesen realizadas después de ver algo tan magistral como Milagro en Milán.

Luego esgrimo unas letras pero leñe, qué cosa más emotiva, entrañable y mágica. Totó es el cine, es la vida, es la amabilidad, la humanidad. Lo es todo.

Upper, tutta la razone. Es fantástica. Qué pasada de peli, lo que me he llegado a reir en muchos momentos y lo que he llegado a disfrutar con otros tantos donde la fantasía fluye a sus anchas.

Esto es como Los Pitufos, como Los Simpsons, como Asterix y Obelix: todo un pueblo junto en un mismo plano. Qué gran peli.
 
Respuesta: Vittorio De Sica

Y tristemente el ciclo se ha acabado. Pero tengo el gusto de haberme visto un pedacito de cine en estado de gracia con estos 4 títulos. Y qué razón llevaba Upper. Este Milagro era el broche final necesario para sacarse esa especie de amargura y tristeza (humana). Cuando algo acaba bien se queda con la sensación de estar y ser mejor.

A lo que vamos. Dedicada esta crítica a todos vosotros por haberme seguido estos días.


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(Miracolo a Milano, 1951)​


Cuento imprescindible que aún no estando a la altura de su trilogía sobre la desgracia humana no deja de ser menos buena. Desde los primeros minutos nos damos cuenta que esta película es distinta. Un niño "nace" en un campo de verduras. De Sica demuestra de esta forma cual será el tono a seguir en esta hora y media de fantasía pura, en su máxima esencia. Un cazo de leche derramada se convierte en un río que cruza una ciudad y una señora mayor en las últimas relata una tabla de multiplicar para que ese niño, que se llama Totó, no sufra tanto la desgracia de la muerte. Esos cálculos seguirán siendo parte esencial en la relación con los niños (sin ir más lejos se acabarán convirtiendo en los nombres de las calles para que los más infantes sepan realizar multiplicaciones).

Totó es un ser lleno de vida, de humanidad, de empatía, de optimismo. Totó es la parte buena y sincera de la vida. Es el héroe de esta historia, es el caballero de brillante armadura y como todo buen cuento un protagonista que puebla un cuento necesita 3 cosas: un villano al cual derrotar, una princesa a la que proteger y un pueblo al que defender. Y así, de la nada, en medio de un terreno desolado irá creciendo una familia. Los desfavorecidos de la tierra acabarán creando un microcosmos cerrado a la maldad y abierto a todo aquel que quiera habitarlo. Aún y así De Sica no dejará de lado la vida real pues serán centro del maltrato por ser pobres en un lugar suculento para los ricos.


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Aún y así De Sica no quiere transmitir más penurias y desgracias de una forma tan dura como antes. Por eso todo síntoma de tristeza o depresión será substituído por el humor, la sensibilidad, la esperanza y la fantasía. De ahí que Capra o Chaplin vengan automáticamente a la cabeza con el mimo, la humildad y la sencillez con las que están tratadas según que escenas como Totó regalando su maleta al ladrón, consiguiendo que el pueblo crezca unido o evitando que un depresivo acabe suicidándose. Todo está tratado con un ritmo afable, divertido y carente de amargura, que es lo que más fácil hace su conexión con el espectador.

¿Y el villano? No se me olvida. De Sica logra embuirnos hacia la pose de este personaje mezquino, estafador y embaucador, ataviado con una chistera y guante blanco e intenciones ruínes (el discurso entre los pobres es un claro ejemplo o su ambición desmedida acaba convirtiéndolo en un "perro que ladra"). Pero reitero: el director no quiere más penas. Ahí está, como botón de muestra, el lugar donde trabaja donde el termómetro es un hombre colgado en la pared relatándole el tiempo que hace en el exterior o su pose en el momento del ataque hacia el pueblo es más de personaje desdibujado que un villano en ciernes.


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Estructurada en dos partes la primera versa sobre el costumbrismo, el día a día entre el pueblo y dejando en el aire el elemento discordante como es el hayazgo del petroleo que hay bajo el suelo pero sin dejar a un lado la fantasía (esos rayos de sol que consiguen mantener al pueblo unido bajo un frío glaciar). Una vez nos adentramos en la segunda parte la fantasía y los efectos especiales se convierten en un elemento trascendental, un elemento necesario para redondear el cuento y convertir a Totó en un elemento casi de beneración, gracias a una paloma, sinónimo de pureza. Un genio que concede deseos gracias a la ayuda de su madre difunta.

Los efectos están en consecuencia con la voluntad tanto del director como de la película y se convierten en la piedra de toque para el final apoteósico, donde el bien vence sobre el mal con el villano frustrado mientras el humor redondea el conjunto (el negro que pide ser blanco y su esposa que pide ser negra, la estatua que cobra vida, la nube de humo que se difumina con el soplido de la gente, etc.). "Milagro en Milán" es un cuento maravilloso que no puede concluir de mejor manera: volando sobre la ciudad, encima de escobas, hacia un lugar mejor. Totó reparte felicidad, tanto a su pueblo como al espectador.


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Si encima lo concluímos todo con coros eternos consegimos un broche de oro para un director que sabía transmitir la vida del hombre anónimo consiguiendo personajes llenos de matices, llenos de razones y llenos de vida.
 
Respuesta: Vittorio De Sica

mmm , yo creo que el villano es algo más genérico y De Sica lo utiliza sólo para afirmar el aspecto positivo de sus protagonistas, sí, más cuento que otra cosa, aquí el aspecto crítico es sólo un fondo.. aparte de que es la pura realidad de la Italia de la época.

pero joder, qué película más bonita, el Ladrón y las otras impresionan, pero te dejan muy jodido, esta como evasión es fabulosa.
 
Respuesta: Vittorio De Sica

Yo es que al malo malísimo (sigo acordándome de los ladridos y no puedo parar de partirme la caja) lo veo como la punta de un iceberg muy grande pero representado por él, no sé si me explico. Pero a fin de cuentas lo que aquí prima es el bien que vence sobre el mal. Un cuento en toda regla, vamos. Un clásico por derecho propio.
 
Ladrón de bicicletas

(Aprovecho para dedicar esta crítica al compañero Atreyub, tan activo antes y a quien hace tiempo que no vemos por el foro. Si estás leyendo ésto, un saludo y espero que te vaya todo bien!).

Algo así como la sencillez hecha película. Hemos tenido la enorme suerte de encontrar un trabajo, y eso que estamos en Italia, y en plena posguerra... pero necesitamos una bicicleta para desempeñarlo, y cuando alguien nos la roba, no quedará otra que emprender una desesperada búsqueda del ladrón para recuperar lo que es nuestro. Una simple bicicleta, tan común, puede ser cuestión de vida o muerte, un medio de subsistencia, lo que marca la diferencia entre ser alguien y no ser nadie, engrosar la turba anónima de desposeídos, sombras, simulacros de hombres. Gente que debe ganarse la vida como buenamente puede, frente a gente con mucho cuento, ensimismada en sus asuntos religiosos y caritativos. La miseria es un círculo vicioso, el delito es cometido por culpa de la necesidad, por puro instinto de supervivencia. La vida es cruel, te zarandea, no te perdona una. Homo homini lupus; injusticia, insolidaridad, por todas partes, tanto en organismos públicos (la policía, el transporte...) como en lo particular (vendedores, prestamistas...). Sin embargo, un padre y un hijo despiertan una gran cercanía (igualmente lo hace la mujer). El protagonista es ese individuo anónimo, común, sin grandes virtudes ni defectos, que podría ser cualquiera.

Amateurismo, costumbrismo, documentalismo... en apariencia, porque la realización está muy medida, no hay un plano de más o de menos, hay espontaneidad, afán por atrapar la realidad en imágenes, sin artificio que valga, sin destacar aparentemente, extrayendo lo máximo de lo mínimo, reduciendo la trama a lo esencial y despojándola de mensaje concreto, dejando que las imágenes hablen ellas solas. Las calles de Roma, un personaje más; los dos protagonistas aparecen siempre inmersos en una realidad palpitante y en movimiento. Un final realmente descorazonador, un retorno al gentío cuando no puedes ser más vapuleado, ante un porvenir más incierto imposible. Miradas; la del padre, ante la adversidad, la del niño al padre, la del niño rico. Menudo drama, y te lo crees de principio a fin porque ilustra esa situación de precariedad, de falta de esperanzas, porque muestra una realidad descarnada y lo hace sin didactismos ni respuestas simples, únicamente de manera visual, sin exagerar ni atenuar las situaciones. La realidad de un país que intenta reponerse de los estragos de la guerra, pero también una realidad universal y siempre a la vuelta de la esquina. Salir adelante por tí mismo, labrarte un futuro, eso es la dignidad.

No añadiré nada nuevo a lo mucho que se ha dicho sobre semejante clásico del cine. Un hurra por las grandes historias bien contadas, más grandes (a veces) cuanto más pequeñas... y un hurra, también, por las imágenes que, unas junto a otras, dan cuerpo, forma, a esas historias, al cine.
 
La he visto tres veces y más allá de lo evidente, sigo sin saber qué es lo que la hace funcionar tan bien. Intuyo que en la siguiente seguiré sin saberlo.
 
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