Qué es el 'basis trade', la amenaza del gigantesco mercado de deuda de EEUU
Ni inversores chinos, ni japoneses, ni europeos. Quienes han empezado a crear tensiones en el gigantesco mercado de la deuda pública de Estados Unidos, valorado en 28 billones de...
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La posibilidad de que los 'hedge funds' vendan de forma desordenada sus carteras de bonos dispara los nervios en Wall Street.
Ni inversores chinos, ni japoneses, ni europeos. Quienes han empezado a crear tensiones en el gigantesco mercado de la deuda pública de Estados Unidos, valorado en 28 billones de dólares, son un selecto grupo de hedge funds de Wall Street que podrían estar vendiendo bonos ante el posible efecto inflacionista de los aranceles creados por Donald Trump.
Tras el anuncio de esta política proteccionista, el 2 de abril, los bonos subieron de precio, al ser vistos como refugio ante la tormenta que azotaba la Bolsa. Esto implicó un descenso de la rentabilidad que los inversores exigen para poseer esos títulos. Pero esta semana, el coste ha empezado a subir con fuerza. El retorno de la deuda a 10 años ha subido del 3,9% al 4,4%, tras llegar incluso al 4,5%.
Los analistas dan diversas razones para ese giro de trayectoria. Una es que los aranceles pueden disparar la inflación, lo que impedirá a la Fed recortar los tipos de interés para combatir la recesión, deprimiendo las rentabilidades. Otra explicación es que la guerra comercial global puede hacer que los inversores extranjeros reduzcan sus carteras de deuda estadounidense, por falta de confianza en las políticas de Trump.
Pero existe en juego un elemento más técnico, y es el posible desmantelamiento del basis trade, una operativa que realizan los hedge funds para obtener beneficios en el mercado de deuda.
La estrategia consiste en vender futuros sobre el precio de los bonos a un determinado plazo, y compensar esa posición con la compra de bonos con un mismo periodo de vencimiento. Habitualmente, los futuros dan unos pocos puntos básicos menos de retorno que los bonos (de ahí la denominación de basis trade), lo que genera una pequeña rentabilidad a los fondos. Por ejemplo, comprarían un bono a diez años al 4,5%, vendiendo un futuro al 4,45%.
Para multiplicar ese retorno, los inversores apalancan la transacción; ponen una pequeña parte del precio del bono y el resto lo financian con deuda. Según Torsten Slok, economista jefe de Apollo, el apalancamiento es en ocasiones de hasta 100 veces. Jefferies, tomando como referencia datos de la Fed de 2019, señala que el múltiplo de deuda sobre capital es de 21 veces.
Apollo estima que la inversión en esas operaciones asciende a 800.000 millones de dólares, mientras que Jefferies la sitúa en 1 billón de dólares.
En los últimos días, los analistas creen que algunos hedge funds han realizado ventas significativas de los títulos vinculados a esa estrategia, bien por temor a un futuro inflacionista que erosionará el valor de la deuda y les creará problemas para repagar la deuda; o por necesidades de liquidez para cubrir posiciones en otros mercados como la Bolsa.
El problema es que esos títulos son adquiridos por bancos de negocios (a través de sus brókeres o dealers), que se cargan de bonos en su activo pero a cambio de perder tesorería. Según Jefferies, la situación puede complicarse la semana próxima, ya que toca pagar impuestos en Estados Unidos y cientos de miles de millones de dólares dejarán las cuentas corrientes para ir al Tesoro. Es decir, el sistema puede tener deficiencia de liquidez.
Por ello, los analistas creen que la Fed estará atenta para intervenir si hace falta. Algo similar sucedió en marzo de 2020, al estallar la pandemia del Covid, lo que exigió la intervención de la Fed con la compra de bonos por unos 100.000 millones de dólares diarios.
Según los analistas de Goldman Sachs, "la situación merece una atención cercana, y un deterioro del funcionamiento del mercado o más señales de estrés en las condiciones de financiación incrementarían la probabilidad de una respuesta de la Fed". Una opción para el banco central sería realizar inyecciones de liquidez o compras de bonos para mantener la estabilidad financiera, como hizo el Banco de Inglaterra en 2022.
De momento, el mercado de deuda estadounidense está más calmado. Una subasta de bonos por 39.000 millones de dólares a 10 años ha tenido una fuerte demanda, pese a la tormenta arancelaria.