El problema siempre fue confundir no exclusión con diversidad. Lo que hay que hacer es no excluir a nadie, no asegurarnos de que haya de todo. Habrá lo que venga. Lo que hay que luchar es porque no se le ponga trabas a esta venida. La cuestión de la paridad, o la discriminación positiva, o como se quiera llamar a todo este tinglado es que, además de hipócrita porque comete el mismo pecado que condena, pero con buena intención, es inútil y perezoso. Es la manera simplona y vaga de dejarse engañar pensando que el problema se ha resuelto, combinada con la necia concepción de que las ideas las cambia la costumbre, la "normalización", y eso es infantil y estúpido. Las ideas no son tan fáciles de derribar. Si lo fueran, viviríamos en una Utopía desde hace siglos. Las ideas arraigan. Las ideas son tercas. Las ideas encuentran el camino. A las ideas no se las mata con discursos y poses moralistas. Pero claro, es más fácil poner un 50-50 que luchar contra las ideas y los sistemas que favorecen que 2/3 partes de los manuscritos estén escritos por hombres. Y encima nos sentimos unos héroes. ¿Para qué hacer las cosas bien aunque cuesten? Los parches a veces son necesarios, puedo entender algún sacrificio necesario, alguna discriminación positiva en un caso extremo, pero cuando le ponemos parches a todo, los pacientes se nos mueren y gangrenan. El torniquete es un primer paso, no una cura. Eso sí, nuestros números de altas del hospital nos hacen parecer unos hachas, y si el sepulturero se forra y la viuda se puede casar con su amante, todos contentos. Menos el muerto, claro.
Y mucho de esto viene de Estados Unidos. No, no me refiero a la homofobia, el racismo, la misoginia... Esos son, lamentablemente, males universales. Pero si es cierto que muchas de estas discusiones, postulados, quejas e inconveniencias pertenecen a características muy específicas de los USA. Tanto culturales, históricas como lingüísticas. Cada país tiene su propia versión de estas enfermedades, y para darles cura habría que aplicarle la medicina apropiada a cada cuerpo. Pero no... Aunque traducir mal frases y expresiones inglesas al castellano tiene su encanto, no nos podíamos quedar ahí. Random y hype por pereza de coger un diccionario habría sido demasiado simple. Nosotros no hacemos eso. Si algo es sencillo, lo simplificamos. Aunque quede idiota. O mejor todavía: lo complicamos y nos creemos que lo hicimos más sencillo. Mentes previlegiadas. Así que en en vez de luchar por una mayor aceptación de la diversidad que existe en nuestro entorno, nos peleanos por problemas que pertenecen a otra lengua por sus características únicas, cuando la solución a un problema inexistente en la nuestra existe desde hace siglos. Hablamos de percepciones y de problemáticas que solo existen al otro lado del charco en una forma definida, y de paso, no solucionamos las que tenemos al lado, porque son completamente diferentes y necesitan otro tipo de acción.
En el mundo hay ricos y pobres. Hay capitalistas y esclavos (vosotros los llamáis trabajadores, pero yo no soy tan cínico). Hay ganadores y perdedores. El mundo no es justo. Está en nuestra mano intentar ir mejorándolo. Dentro de nuestras posibilidades. Es un ejercicio frustrante, lento, y siempre parece que se dan dos pasos adelante y cuatro hacia atrás. Hay una parte de la humanidad a la que una trata como a la mierda. Por muchas razones. Todas ellas equivocadas. Pero intentar forzar la conclusión sin trabajarse la resolución del problema es como borrar palabras ofensivas de libros clásicos: el pasado no se puede borrar para que no nos moleste. El pasado hay que aceptarlo y aprender de él. Construir sobre él un futuro mejor. Por un mundo sin prejuicios hay que luchar. Y sangrar. Para poder decir que se ha logrado, en vez de mirar para otro lado y actuar como si el mundo fuera un lugar perfecto que no nos hemos ganado. Porque un dragón herido siempre vuelve.
Como dijo Snake Plisken:
Bienvenidos a la raza humana.
O como dijo el forero medio:
Yo todo eso no lo leo.
En fin. En boca de la primera raza de transvestidos de la historia humana...
Podrán quitarnos los gayumbos, pero jamás nos quitarán ¡las faldas!*
*Se hace saber que Raven tiene suficiente cultura para ser consciente de que la falda escocesa en realidad se llama kilt, pero que por facilitar un mal chiste, escogió cierta licencia poética. Tampoco puede asegurarse de ningún modo de que los escoceses fueran la primera raza de transvestidos de la historia, pero se aplicó a esto la misma lógica. Tampoco se nos escapa que el escocés de la fotografía es australiano, pero trabajamos con lo que podemos. Raven solo quiso que transmitiéramos de su parte que le parece, le ha parecido y siempre le parecerá que Braveheart es una película sobrevalorada. Y así lo hacemos, renunciando a toda responsabilidad que pueda adherirse a esas palabras. Creemos que la baja resolución de la fotografía es una protesta pasiva por parte del señor Raven a los Oscar que ganó el film, aunque el representante del señor Raven se ha negado a responder a nuestra petición de una confirmación.