FredFregonas
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Siguiendo con la moda iniciada por Nogales de post temáticos sobre directores españoles inéditos en foros populares, abro aquí este espacio para que debatamos acerca de la obra de este madrileño. Por contra, aunque pudiera parecerlo en principio este no es post para buscar fotografías de Marta Erralde, Elena Ballesteros o Ruth Díaz.
Formado en el teatro (danger!), Álvaro del Amo se inció en el mundo del cine como guionista del simpar Vicente Aranda (Báilame el agua no es película suya, sino lo que le dice empalmado a la Industria con Gerardo Herrero haciendo la ola por detrás). Después de hacer algunos cortometrajes en los sesenta (obviamente tiro de IMdb, no estoy tan desequilibrado) y colaborar en los citados guiones de Amantes, Intruso, La mirada del otro y Celos (la tetralogía arandiana de... de colaboración con Álvaro del Amo, por ejemplo), así como participar en La buena estrella de Ricardo Franco (la película española que siempre nombra alguien cuando le preguntan por buenas películas españolas porque las pajas con Maribel Verdú estaban disfrazadas de "actuación"... pero en realidad es abobinable como ella sola), se dispuso a escribir guiones en solitario y rodarlos.
Problema de este señor: no tiene ni puta idea de cine y no se ha enterado. Después de la inconsciente visión de Una preciosa puesta de sol (2003) y El ciclo Dreyer (2006) creo estar en condiciones de afirmarlo. Lo que no le faltaes ambición son pretensiones de dárselas de Straub-Hullietista con su indescriptible dirección de actores (esto no es herencia teatral, amigos, ni bressonismo ni pollas, sino pura oligofrenia). Y además el tío dedica su última película a la cita reiterada, continua y torpe, torpe, TORPE de Dreyer.
Valle-Inclán decía (ya que le gusta el teatro al amigo, que se lea a sus clásicos al menos) que había que mirar a los personajes desde arriba, como si fueran fantoches esperpénticos. En El ciclo Dreyer el fantoche es del Amo y su torpe, torpe, TORPE alter ego protagonista. Que una vez fuera a un cine de arte y ensayo durante la dictadura y follara no es excusa para torturarnos con sus artificiales declamaciones, estoy seguro que hiper-forzadas a sus intérpretes creyéndose algo mientras ve una copia doblada al polaco de El diablo probablemente.
Pensándolo bien, retiro mis reiterados "torpe" dirigidos a su persona (pero lo cierto es que mira que es TORPE), simplemente no tiene talento para practicar el tipo de cine que busca. Hay chalados geniales a los que les sale solo (Albert Serra), pero ese no es el caso de este simple wannabe que se cree que por sacar una Cahiers en su película (¡y de las amarillas, mitómanos!) ya es postmoderno o algo, cuando lo cierto es que si Rivette viera sus películas probablemente se levantaría de la butaca para ir a abofetearle (y luego relatarlo en 210 minutos).
¿Quieren sentir vergüenza ajena viendo a Marisa Paredes y Ana Torrent actuando como si estuvieran en un serial radiofónico... ¡pero como el que hicieron en Frasier!?
¿Quiéren ver a Mateo el de Al salir de clase (sé que mucha gente a buen seguro le tiene ganas por sobarle las mamas a Diana Palazón) a punto de morir asfixiado y siendo estrangulado para reanimarle?
¿Quiéren ver como después de un polvaco supuestamente inciático se ofrece la ingesta de porras en los últimos años de la dictadura?
Del Amo es su hombre.
Ya que están, explíquenle que hacer cine no es coger frases aleatorias de novelas de Carmen Martín Gaite (nada en contra de la genial charra, por otra parte) y declamarlas delante de una cámara.
Formado en el teatro (danger!), Álvaro del Amo se inció en el mundo del cine como guionista del simpar Vicente Aranda (Báilame el agua no es película suya, sino lo que le dice empalmado a la Industria con Gerardo Herrero haciendo la ola por detrás). Después de hacer algunos cortometrajes en los sesenta (obviamente tiro de IMdb, no estoy tan desequilibrado) y colaborar en los citados guiones de Amantes, Intruso, La mirada del otro y Celos (la tetralogía arandiana de... de colaboración con Álvaro del Amo, por ejemplo), así como participar en La buena estrella de Ricardo Franco (la película española que siempre nombra alguien cuando le preguntan por buenas películas españolas porque las pajas con Maribel Verdú estaban disfrazadas de "actuación"... pero en realidad es abobinable como ella sola), se dispuso a escribir guiones en solitario y rodarlos.
Problema de este señor: no tiene ni puta idea de cine y no se ha enterado. Después de la inconsciente visión de Una preciosa puesta de sol (2003) y El ciclo Dreyer (2006) creo estar en condiciones de afirmarlo. Lo que no le falta
Valle-Inclán decía (ya que le gusta el teatro al amigo, que se lea a sus clásicos al menos) que había que mirar a los personajes desde arriba, como si fueran fantoches esperpénticos. En El ciclo Dreyer el fantoche es del Amo y su torpe, torpe, TORPE alter ego protagonista. Que una vez fuera a un cine de arte y ensayo durante la dictadura y follara no es excusa para torturarnos con sus artificiales declamaciones, estoy seguro que hiper-forzadas a sus intérpretes creyéndose algo mientras ve una copia doblada al polaco de El diablo probablemente.
Pensándolo bien, retiro mis reiterados "torpe" dirigidos a su persona (pero lo cierto es que mira que es TORPE), simplemente no tiene talento para practicar el tipo de cine que busca. Hay chalados geniales a los que les sale solo (Albert Serra), pero ese no es el caso de este simple wannabe que se cree que por sacar una Cahiers en su película (¡y de las amarillas, mitómanos!) ya es postmoderno o algo, cuando lo cierto es que si Rivette viera sus películas probablemente se levantaría de la butaca para ir a abofetearle (y luego relatarlo en 210 minutos).
¿Quieren sentir vergüenza ajena viendo a Marisa Paredes y Ana Torrent actuando como si estuvieran en un serial radiofónico... ¡pero como el que hicieron en Frasier!?
¿Quiéren ver a Mateo el de Al salir de clase (sé que mucha gente a buen seguro le tiene ganas por sobarle las mamas a Diana Palazón) a punto de morir asfixiado y siendo estrangulado para reanimarle?
¿Quiéren ver como después de un polvaco supuestamente inciático se ofrece la ingesta de porras en los últimos años de la dictadura?
Del Amo es su hombre.
Ya que están, explíquenle que hacer cine no es coger frases aleatorias de novelas de Carmen Martín Gaite (nada en contra de la genial charra, por otra parte) y declamarlas delante de una cámara.