Respuesta: (500) DAYS OF SUMMER con J. Gordon-Levitt y Zooey Deschanel
Pues yo también la he visto esta tarde y me ha encantado hasta el punto de considerarla ya una de mis favoritas del año. Aunque como dice Elliot, tal vez podríamos tildar a la película de ser un tanto superficial (a pesar de que nos cuentan 500 días de relación al final no se cuenta gran cosa acerca de por qué la pareja funciona o no) y de que a veces adolece del espíritu "soy-mega-cool" de Sofia Coppola (eso sí, la realizadora de 'Lost in Translation' no ha hecho un film tan entretenido en la vida), la película me ha dejado con muy muy buen sabor de boca.
La película, más que un análisis sobre las relaciones de pareja y por qué funcionan o no es como una especie de colección de postales (no es casualidad que el protagonista se dedique a diseñarlas) o de recuerdos un tanto deslavazados de una relación de pareja
Y, desde cierto punto de vista, le encuentro mucho sentido a esa estructura: a lo largo de nuestra vida suelen pasar distintas personas, entran y salen de nuestras vidas, y en lugar de un recuerdo cohesionado de toda la relación, lo que suelen persistir en la memoria son una serie de momentos aislados, buenos y malos, muchos de ellos tontos, y que sin embargo se han quedado grabados a fuego en nuestra mente, mientras que de otros apenas podemos acordarnos. Muchas veces miras al pasado y cuesta recordar qué te volvía loco de una persona o por qué la cosa acabó saliendo mal y todo lo que quedan son sensaciones, y una cosa que creo que hace muy bien esta película es captar esas sensaciones. No es tanto una película que cuente una historia cohesionada o que intente ofrecer grandes reflexiones sobre el amor, sino que se limita a intentar captar esos pequeños instantes de realidad, y eso es lo que hace que, lejos de los artificiosos cuentos de hadas romanticones hollywoodienses, las situaciones que la película muestra son tan reconocibles que resulta casi imposible no sentirse identificado.
Y es que, aunque la película no sea perfecta, la película tiene tantas escenas inolvidables (la lapidaria frase con la que arranca el film, el uso recurrente de la pantalla partida para separar ambos sexos, la escena de "expectativas vs. realidad", el número musical a lo John Hughes, las escenitas en Ikea, la escena del tatuaje, los homenajes a Godard, Bergman y Nichols, el momento carboncillo...) y la selección musical resulta tan exquisita que ya solo por eso merece la pena verla.
Para mí, muy por encima no sólo de las comedias románticas al uso, sino de la inmensa mayoría de pelis "indies" de los últimos años.