- Satisfecho. Me recordó al cine de
"antes". Me explico: al palomitero que sólo buscaba entretener sin tener que buscarle tres pies al gato. De hecho, había momentos en que de no haber sido por los efectos especiales, habría creído estar viendo una película de los 80 o de principios de los 90, tipo
"Los Fisgones": un grupo de buenos actores actuando en equipo en una historia para pasar el rato, y repartiendo su tiempo en escena de modo bastante equilibrado. Si como parece hay secuela, espero que en la próxima entrega se trabajen más a los cuatro jinetes y el
"jefe" quede más en un segundo plano.
A destacar para los entusiastas del cine francés, el papelito o cameo alargado del francés de origen español José García, que no sé cómo puñetas fue a parar a esta película, porque no es que precisamente tenga el perfil de francés tópico que se estila en Estados Unidos.
Woody Harrelson roba cada escena en la que aparece. Qué grande este hombre y cómo con dos trazos de su personaje te construye algo sin apenas esforzarse. Ayuda la voz con el timbre de macarra de vuelta de todo del gran Pere Molina. Impagable cada una de sus secuencias, en especial su presentación con el matrimonio al que hipnotiza. Y hablando de voces, a pesar de que tiene muy poco tiempo en escena, no puedo evitar imaginarme cada vez que veo a Michael Caine lo que hubiera brillado el doblaje del desaparecido Rogelio Hernández. Arsenio Corsellas que parece haber heredado la voz de Caine le da un timbre antipático (en esta película justificado, aunque no voy a entrar en spoilers), que no me acaba de convencer.
En fin, que para pasar una tarde fresquita de verano en el cine, con aventura, acción, persecuciones trepidantes de coches y algo de fantasía, os la recomiendo, sin buscarle más que el disfrutar de la magia.
PD. Me quedo para ricura con Mélanie ¿Será por esa naricilla respingona?