Atreyub
En busca y captura
Respuesta: Brad Bird, la gran esperanza blanca
Huelo a / preveo un... enzarzamiento guapo...
Desde luego, faltaría más... rompe los prejuicios cuando conoce quien le ha cocinado el Ratatouille, previamente estaba con el bolígrafo dispuesto a poner la sangre en la carne... pero cuando hinca el diente en ese plato que le retrotrae a su infancia, al plato que le cocinaba su madre, los tiempos pasados (es como cuando alguien cocina algo y ese gusto se asemeja muchísimo al plato que tanto te gustaba, que a mi me ha pasado, bueno y a todos) ese hecho, ese resurgimiento de compaginar calidad con, esta vez no cantidad sino semejanza hace que Ego se desmorone (ese boli cayendo) por que el cocinero haya conseguido compaginar calidad con exquisita nostalgia.
Así lo veo siempre... sino de qué que veamos las imágenes de su infancia... eso no le rompe en sí ningún prejuicio, en principio.
Pero él no sabe que el cocinero es una rata. Tu y yo lo sabemos pero él cree que es un ser humano cualquiera. De ahí que quiera conocer en persona al creador de tamaña obra. Tu versión de lo que puede llevarle a la iluminación es aceptable pero mi versión (que es la que creo también vale) es también válida.
Regreso a su infancia, paladar de algo que ya no recordaba.
Aquí coincido completamente contigo... de ahí que la crítica que escribe Ego rompa con las barreras del culodurismo más aplastante.
Huelo a / preveo un... enzarzamiento guapo...
Esa escena le sirve a Ego para romper prejuicios (que es de lo que va la película), no para enseñarle que la calidad esta en cualquier plato de mierda, ni para promover un "abajo el criterio, vivan los gustos" o un "lo bueno esta en función del paladar de cada uno y sus emociones /recuerdos personales".
Desde luego, faltaría más... rompe los prejuicios cuando conoce quien le ha cocinado el Ratatouille, previamente estaba con el bolígrafo dispuesto a poner la sangre en la carne... pero cuando hinca el diente en ese plato que le retrotrae a su infancia, al plato que le cocinaba su madre, los tiempos pasados (es como cuando alguien cocina algo y ese gusto se asemeja muchísimo al plato que tanto te gustaba, que a mi me ha pasado, bueno y a todos) ese hecho, ese resurgimiento de compaginar calidad con, esta vez no cantidad sino semejanza hace que Ego se desmorone (ese boli cayendo) por que el cocinero haya conseguido compaginar calidad con exquisita nostalgia.
Así lo veo siempre... sino de qué que veamos las imágenes de su infancia... eso no le rompe en sí ningún prejuicio, en principio.
La iluminación no le viene por ser su plato de infancia y por la nostálgia, sino por ser algo humilde que le recuerda sus origenes humildes (los mismos que los de la rata), y por supuesto cocinado por un titán (Remy).
Pero él no sabe que el cocinero es una rata. Tu y yo lo sabemos pero él cree que es un ser humano cualquiera. De ahí que quiera conocer en persona al creador de tamaña obra. Tu versión de lo que puede llevarle a la iluminación es aceptable pero mi versión (que es la que creo también vale) es también válida.
Regreso a su infancia, paladar de algo que ya no recordaba.
Ya lo dicen en la misma película, no es que cualquiera pueda tener talento, es que el talento puede surgir bajo cualquier forma. No se trata de romper con el culodurismo, sino con el culodurismo sectario mal entendido.
Aquí coincido completamente contigo... de ahí que la crítica que escribe Ego rompa con las barreras del culodurismo más aplastante.