Respuesta: Casas encantadas y fantasmas que rondan
y si te gustó Onibaba, los encantamientos y atmósferas bien creadas tienes que ver Kuroneko, también de Shindo que es un monstruo y nada tiene que envidiar a un Kurosawa, Kobayashi o Mizoguchi.. estoy seguro que la disfrutarás.
Respuesta: Casas encantadas y fantasmas que rondan
No hay SPOILERS salvo en el foso, pero no os recomiendo leer si quereis ver la película en un futuro próximo.
- The Haunting (La casa encantada, 1963), de Robert Wise
El Dr. Markway, antropólogo interesado en el estudio de lo paranormal, invita a varios personajes relacionados con ese terreno para llevar a cabo una investigación en la casa con peor leyenda de todas: Hill House. Y pasa lo que tiene que pasar.
La película abre con la voz en off del citado doctor sobre la silueta de la mansión recortada contra el anochecer, a la que siguen imágenes que narran la negra historia de la casa y sus primeros dueños. Todo esto se hace de forma rápida para que el espectador esté en mismas condiciones que los personajes, y en un tono de relato de hoguera, lo que deja claro que la intención de la película en principio es meramente lúdica.
Y digo "en principio" porque Wise y su escritor introducen a lo largo del metraje, gracias a la excusa de la investigación, interesantes perlas sobre la naturaleza de lo paranormal, sobre su vínculo con el plano natural, o sobre la inutilidad del miedo y de la indiferencia como armas contra las amenazas sobrenaturales. No se profundiza mucho en esto porque no es ese el propósito (os podréis imaginar cuál es en realidad), pero es sin duda uno de los aciertos del guión, junto con las escenas clave o algunos apuntes curiosos (esa criada; ciertas reacciones).
El mayor error —del guión y, por extensión, de la película—, es el uso de la voz en off de la protagonista. El personaje central es una mujer que ha sido condenada por circunstancias familiares a una existencia solitaria y gris, y en cuanto se le presenta la oportunidad de una aventura emocionante es tal su desesperación por iniciar una nueva vida sin mirar atrás, que la convertirá en el invitado más vulnerable. Es esta lucha entre ella y la casa lo que Wise está llamado a narrar con imágenes, apoyándose en la voz en off para lo estrictamente necesario... y lo bueno es que así pasa, pero en demasiadas ocasiones la voz de la mujer interrumpe para subrayar cosas del proceso que se adivinarán más adelante, se están viendo en su rostro, o ya se han dejado claras. Desconozco si se reforzó por razones comerciales a petición de los productores, pero no está bien medida. Al guión también se le podría pedir un mejor tratamiento del resto de personajes, correctamente dibujados pero con poco que hacer (la otra mujer —un ser "no natural"—podría dar aún más juego en ese tira y afloja tan extraño que tiene con la protagonista), y una mejor integración en el juego de cierto as en la manga.
Otra pega es la fotografía. No porque haya demasiada luz en muchos momentos, no se justifiquen las fuentes o estas cambien de un plano al siguiente, sino porque durante la mayor parte del tiempo me da la impresión de que se podía haber iluminado de forma más creativa para sacar más partido de los decorados. Afortunadamente el director de fotografía (un tal Davis Boulton) también parece inspirarse en los momentos de tensión, como Wise, y aprovecha la puesta en escena de este para destacar esculturas que sirven como materialización del mal acechante; describir o reforzar el estado psicológico de la protagonista, como con algunos planos de gran profundidad de campo, con un personaje en primer plano y varios al fondo; y creando en general composiciones e imágenes sugerentes. Lo cierto es que había escrito un párrafo dando caña a la labor de este hombre, pero revisando ahora por encima no veo razones en absoluto para ello, a pesar de que no veo que sea un trabajo magistral o especialmente delicado. Dejo esto en manos de los entendidos, pues. Como anécdota diré que en mi empeño por buscar detalles una vez hasta me he sobresaltado... con la sombra secundaria de un actor .
Pero si esta película ha pasado a la historia como la cima de las películas de casas encantadas ha sido por sus secuencias de terror, tanto por las ideas como por las soluciones empleadas para resolverlas. La puesta en escena de Wise tiene momentos acojonantes en estrecha armonía con el montaje y el diseño de sonido, que acorralan al espectador con su sequedad y su extrañeza, como si la misma cámara estuviese dominada, seducida por la casa. Se trata de sorprender con clase: los ataques, los crujidos, los golpes, las risas, los lamentos macabros se sostienen; se saca fuerza de su insistencia, no se cortan al segundo para dar un susto barato que tarda lo mismo en olvidarse. Da más terror empapar al espectador de una buena idea, de una buena imagen... siempre que se sepa cómo cortar, claro. Clayton, Nakagawa o Kubrick sabían bien esto, aunque no siempre lo hicieran así. Lo que añade un plus a esta sobre esas películas es que en ningún momento se ve ningún ser sobrenatural, casi todo sobre las causas se deja a la imaginación.
Para la historia quedan dos puertas y una escalera.
La de la habitación de Nell durante el primer ataque, que Wise rueda recorriendo cada resquicio del marco, con movimientos nerviosos, lentes que distorsionan y ángulos que recogen esculturas para poner boca a esa tétrica carcajada. La puerta palpitante, precedida por una buena escalada de tensión y acompañada por la respiración de alguna bestia que da bastante canguelo. Por último, la gran escena de la película, donde todos los responsables están a la altura: la de la protagonista atraída por la escalera de caracol (precedida también por un paseo por la casa filmado y sonorizado de puta madre). Me parece extraordinaria, empezando por ese movimiento ascendente a cámara rápida que acaba cortando en seco durante unos instantes.
Y termino con el resto de implicados. Un fantástico diseño de producción que mezcla estilos de forma abigarrada y barroca para crear entornos tétricos; la música, que no es nada memorable y no tiene función narrativa, pero acompaña a la perfección a las imágenes; el trabajo de sonido, que de verdad merece mención aparte (ya podían aprender los de ahora). Y los actores. Julie Harris (abuela en otra vida de Elizabeth Mitchell) se pierde en la fragilidad del personaje protagonista cargando con el mayor peso de la película, y de la presión que ejerce la casa. El resto del reparto como he dicho no tiene papeles jugosos, pero tanto Claire Bloom como Richard Johnson realizan un trabajo solvente.
En resumen, un clasicazo que con un guión más pulido sería la excelente película que yo recordaba, al nivel de lo que muchos llaman obra maestra. Siendo frío y objetivo, El Resplandor consiguió superarla, pero esta tiene un encanto especial. Imprescindible.
Respuesta: Casas encantadas y fantasmas que rondan
Joder, yo buscando recomendaciones en otros hilos y de aquí me quedan bastantes.
- House (House, una casa alucinante, 1986), de Steve Miner
Divertida en algún momento, soporífera en bastantes otros. Salvo la idea loca de comedia/terror/tragedia familiar/traumas de guerra, aunque por desgracia ni el guión a parches ni el cutre director dan mucho de sí para hacer algo bueno de cada una de esas cosas. Y, por supuesto, salvo la parte del bicho más famoso . Tiene una cosa que me mosquea, y es lo del pez espada. La primera vez que el protagonista mira y sospecha algo...no noto que se mueva nada y sin embargo el efecto de montaje funciona para sospechar que se mueve el ojo. Me da mal rollo aun sospechando que no tiene mucho mérito...
- Burnt Offerings (Pesadilla diabólica, 1976), de Dan Curtis
¿Cómo es posible que me haya enterado de que esto existe ahora? Creo que esta película debería estar bastante más arriba, o simplemente estar, en los tops del subgénero. En el mío entra fijo.
Un matrimonio con un hijo y una tía setentona se instalan durante el verano en una imponente casa, alquilada a un precio irrisorio por una pareja de hermanos excéntricos. Solo habrá un requisito que deberán cumplir durante su estancia.
Una delicia de terror psicológico que es inevitable comparar con El Resplandor. Las distancias a salvar son bastantes porque esta no cuenta con una producción de altura (esa foto chunga en demasiados momentos) ni con una dirección como la de Kubrick, pero el buen oficio de Curtis consigue llevar a buen puerto esa callada influencia que ejerce la casa sobre sus habitantes. Está bastante bien escrita, centrándose en el componente psicológico que sabe desarrollar con el ritmo adecuado para hacerlo creíble, con los episodios de tensión y de terror justos y necesarios salpicando puntualmente. El texto tiene dos problemas: que se olvide del niño (con lo que ya la comparación sería total) desaprovechando la visión diferente de ese personaje; y que el último tercio donde hacen aparición ciertos poltergeist pierde bastante fuerza. No solo porque me interesan menos los efectos físicos, sino porque el desenlace es
muy previsible y no se guarda ningún as.
Tampoco ayuda que Curtis no sabe cuajarlo en montaje, algo que ya dejaba ver en otros momentos de visiones fugaces. Aun así su labor es discreta, sin colocar la cámara al tuntún pero sin ningún brío con el lenguaje, una dirección correcta que se manifiesta sobre todo en el reparto, muy bien todos, y entre los que sobresale como no podía ser de otra forma una fantástica Bette Davis. Impresionante no ya en los diálogos, sino en su dominio del cuerpo (tanto los gestos como los sonidos) en cierta secuencia.
No es extraordinaria, pero sí una absoluta sorpresa para mí. Un muy recomendable alegato contra la labor del ama de casa.
Un pequeño clásico de culto, THE STONE TAPE del ya recurrente Nigel Kneale. Concebida como la evolución del terror de fantasmas a través del mundo moderno, un M. R. James habitado por científicos con los últimos aparatos electrónicos; lo de James no lo digo a voleo, acompañó a las adaptaciones navideñas de la BBC.
Ha quedado junto a Matheson (que escribió HELL HOUSE por las mismas fechas) como el mayor referente en cuando al poltergeist como fenómeno a investigar (¡y explotar!); los médiums y las familias víctima son sustituídos por gente de ciencia armada con tecnología, en busca de diseccionar lo sobrenatural para justificarlo con física, química y más arrogancia de lo recomendable en el género. En THE STOPE TAPE, Jane Asher lidera un think tank en busca de lo último en grabación digital... con una respuesta por accidente: las paredes de piedra de una mansión victoriana, empapadas en siglos de muertes traumáticas.
Kneale brilla a la hora de ir desgranando el fenómeno, en la tradición de un misterio enterrado en registros antiguos en los que hay que ir tirando del hilo y en las que los secretos surgen de pistas ominosas (escalofriante lo de los exorcismos). Funciona precisamente porque Kneale cuela muy bien toda la presentación descreída del equipo de científicos (con escenas de grupo que nos hemos acostumbrado a ver después en el género), con el personaje del jefe del proyecto como un proto-yuppie inglés "en la onda". Lástima que el rodaje en vídeo y realización de TV de principios de los 70 (dirige un asalariado de la Hammer) le coma mucha fuerza al trabajo de atmósfera terrorífica, sobre todo en el tramo final en el que entramos a saco con el lado sobrenatural.
Sobre esto último, veo que el director de THE DUKE OF BURGUNDY y BERBERIAN SOUND STUDIO iba a remakearla hace unos pocos años, pero teniendo ya guión y reparto (Romola Garai de protagonista) finalmente la BBC se echó atrás... así que el director y el mismo equipo decidieron hacerla como audiodrama binaural. Adecuado, en cierto modo.
Hablando de casas encantadas, british y TV, hace poco pude ver The Enfield Haunting, una miniserie de tres episodios, que está basada en lo mismo que tocaba Wan en "The Conjuring 2" (sin la monja y demás "añadidos"). Promete más de lo que da, pero está muy bien, ya no sólo como complemento a la peli en cuestión; por sus propios méritos, oigan. La recreación de la época es excelente y se supone más fiel a los "hechos"... Y tiene ese "savoir faire" británico que tan bien sabe, tanto a nivel actoral como de aprovechamiento de recursos.
- Burnt Offerings (Pesadilla diabólica, 1976), de Dan Curtis
¿Cómo es posible que me haya enterado de que esto existe ahora? Creo que esta película debería estar bastante más arriba, o simplemente estar, en los tops del subgénero. En el mío entra fijo.
Un matrimonio con un hijo y una tía setentona se instalan durante el verano en una imponente casa, alquilada a un precio irrisorio por una pareja de hermanos excéntricos. Solo habrá un requisito que deberán cumplir durante su estancia.
Una delicia de terror psicológico que es inevitable comparar con El Resplandor. Las distancias a salvar son bastantes porque esta no cuenta con una producción de altura (esa foto chunga en demasiados momentos) ni con una dirección como la de Kubrick, pero el buen oficio de Curtis consigue llevar a buen puerto esa callada influencia que ejerce la casa sobre sus habitantes. Está bastante bien escrita, centrándose en el componente psicológico que sabe desarrollar con el ritmo adecuado para hacerlo creíble, con los episodios de tensión y de terror justos y necesarios salpicando puntualmente. El texto tiene dos problemas: que se olvide del niño (con lo que ya la comparación sería total) desaprovechando la visión diferente de ese personaje; y que el último tercio donde hacen aparición ciertos poltergeist pierde bastante fuerza. No solo porque me interesan menos los efectos físicos, sino porque el desenlace es
muy previsible y no se guarda ningún as.
Tampoco ayuda que Curtis no sabe cuajarlo en montaje, algo que ya dejaba ver en otros momentos de visiones fugaces. Aun así su labor es discreta, sin colocar la cámara al tuntún pero sin ningún brío con el lenguaje, una dirección correcta que se manifiesta sobre todo en el reparto, muy bien todos, y entre los que sobresale como no podía ser de otra forma una fantástica Bette Davis. Impresionante no ya en los diálogos, sino en su dominio del cuerpo (tanto los gestos como los sonidos) en cierta secuencia.
No es extraordinaria, pero sí una absoluta sorpresa para mí. Un muy recomendable alegato contra la labor del ama de casa.
La recuerdo estimable. Tengo cierta atracción por estos productos 70s de ambientación casi enteramente (o en su mayoría) diurna. Tenía mérito intentar eso.
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