Ilustre, pomposo, afectado y amanerado colega de foro, aprecio su sincero interés por iluminar nuestras constreñidas mentes y ensanchar los angostos límites de nuestro intelecto, pero perdóneme tener la osadía de cuestionar sus suposiciones sobre nuestra edad y vicisitudes vitales (suposiciones en absoluto carentes de fundamento, estoy seguro de ello, pero más que probablemente aventuradas). Le aseguro que sí, yo me he topado con fascistas —no simplemente "fachas"—, confíe en mi palabra sin obligarme a entrar en detalles que resultarían más aburridos que aclaradores. Por otra parte le recuerdo que existen individuos de esta ideología (y que ejercen todas las prácticas que la caracterizan) sentados actualmente en sedes parlamentarias de algún que otro país miembro de la Unión Europea, lo que si no me equivoco significa que son coetáneos nuestros y casi paisanos, hecho que convierte en más que plausible la hipótesis de habernos topado realmente con un fascista a lo largo de nuestras vidas, cualesquiera que sean nuestras fechas de nacimiento.
Finalmente, permítame congratularme de su amor por la Real Academia Española de la lengua, aprovechando la ocasión para alentarle a usar con más profusión no sólo su afamado diccionario (u otros tanto o más notables publicados por distintas, mas respetables y respetadas personas e instituciones), sino también otras de sus obras como la muy preclara Nueva gramática. Confío en que de esta manera podrá mejorar su sintaxis y aprender el correcto uso de palabras como "zaherir".
Con los mejores deseos, se despide de usted este su humilde servidor, no sin antes rogarle que me ponga a los pies de su señora (si la hubiera).