El 19 de agosto del pasado año 2011, la Subdirección General de Inspección y Control de Medicamentos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) puso en conocimiento de la Guardia Civil que las Autoridades sanitarias alemanas habían detectado la falsificación de un certificado de Normas de Correcta Fabricación de Medicamentos que la mercantil “REPRESENTACIONES BIOMÉDICAS LEVANTE, S.L.”, con razón social en Alicante, había remitido a Alemania con fines comerciales, en cuanto a tratamiento de almacenamiento y procesamiento de células madre se refiere, ya que ese certificado había sido expedido a nombre de un laboratorio alemán llamado “BOCRYO STAMMZELLTECHNOLOGIE GMBH” que no existe, cuya denominación era muy similar a otro real.
Los especialistas del Servicio de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Alicante iniciaron la preceptiva investigación, averiguando que el administrador de la mercantil REPRESENTACIONES BIOMÉDICAS LEVANTE era un vecino de la localidad alicantina de Ibi, cuyas iniciales corresponden a R.C.L., el cual había sido despedido en Febrero de 2011 de la empresa de este sector para la que trabajaba desde el año 2007 como delegado comercial de la zona de Levante, Albacete y Murcia.
A raíz de su despido, creó las marcas comerciales “INSTITUTO CELULAR” y “CRYOCELL” haciéndole creer al personal sanitario (ginecólogos, matronas, empresas de ecografías) que la empresa para la que había estado trabajando había cambiado el nombre comercial por estos últimos, aprovechándose de la cartera de clientes que había creado durante el tiempo que trabajó para dicha empresa.
Creó las páginas web
www.institutocelular.es y
www.cryocell.es, dando también charlas en clases de preparación al parto, con la intención de captar nuevos clientes.
De las declaraciones recibidas de varias de sus víctimas se ha podido desprender que R.C.L. cobraba entre 1.800 y 2.500 euros por la conservación de sus células madre, expidiendo contratos de prestación del servicio y certificados del resultado de almacenaje y conservación de la muestra y certificados de criogenización falsos.
Se ha podido averiguar que R.C.L. hacía creer a los perjudicados que la muestra extraída de la sangre del cordón umbilical era remitida a laboratorios alemanes para su conservación cuando en realidad no era así, desconociendo el destino que le daba a la misma. Al parecer, esas muestras eran destruidas, almacenadas de manera irregular o incluso comercializadas en el mercado o en laboratorios para otros fines distintos a su conservación y almacenaje.