El Gobierno de Mariano - Parte II

Vamos a ver, a mi me pasaría que fuera me comería los mocos. No te adaptas, te aburres, echas de menos a tus amigos, a tu gente... y al final como en casa en ningún sitio. Me pasa a mí de vacaciones osea que... Y echo sapos de este país de pandereta.
 
Ni este país es tan de mierda, ni la gente está tan mal, ni la crisis ha sido nunca para tanto, ni falta que hacía que viniera Rajoy a salvarnos.

NOTA PARA LIGHTREADERS: todo es sarcasmo, menos la última parte.
 
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Los regresos se deben a que en el extranjero por mucho que la cosa dé para llegar a fin de mes, los españoles no dejan de ser ciudadanos de segunda que generalmente sólo pueden acceder a curritos explotadores y no especialmente bien pagados, y todo ello estando alejado de la casa de uno, de su familia y de sus amigos. Por lo que la conclusión de muchos es que es preferible estar jodido en su propia casa que vivir aceptablemente en el extranjero. Tampoco es tan incomprensible.

Y sí, este país es una mierda pinchada en un palo y la cosa cada vez huele peor.
 
Google News ha muerto. Gracias al Gobierno por joderme mi principal fuente para buscar las noticias de mi interés.
 
no será tan de mierda o no estarán tan mal cuando se vuelven a las primeras de cambio, no hablo de un caso hablo de muchos.

de los que no vuelven... pues yo soy uno de ellos.

ya digo, este último año -no el anterior- estoy notando mucho regreso.

Es que en España conceptos como la familia aun pesan mucho. Y si a eso le sumas que está emigrando mucha gente a ver lo que pasa... Pues supongo que la decepción es mayúscula. Ayer mismo en la TV narraban la experiencia de varios españoles en Londres, y su experiencia era francamente dura, se limitaban a una economía de subsistencia.
 
Menudas cosas hay que leer. La gente que regresa a España es la que no ha conseguido el éxito fuera. Salir fuera no garantiza nada. Es jodido mantenerse y buscarte la vida en cualquier sitio. Y si no consigues la estabilidad o simplemente te equivocas de lugar pues acabas regresando a casa que tienes gente que te puede ayudar o familia que te puede acoger.

Eso no significa que hayan cambiado las tornas, porque ninguno de los que vuelven lo hacen con contrato bajo el brazo. Las tornas cambiarán cuando los que se están preparando dejen de plantearse como primera opción huir de aquí. Los regresos en general son fracasos.
 
El desprecio
Javier Gallego


Desde que se levanta hasta que se acuesta no pisa la calle. No pisa las calles que pisa usted. Cuando sale, el coche oficial le espera al borde de las escaleras y le deja en el garaje de la sede, donde un ascensor le lleva directamente hasta su despacho. Después vuelve a bajar por la misma ruta para asistir a las citas del día a las que siempre entra por algún garaje o puerta de atrás. El chófer tiene cuidado de dejarle al borde de la puerta o de las escaleras. Nunca pisa la calle. Nunca pisa las calles que pisa usted.

Tampoco las mira apenas. Los cristales tintados le protegen no solo de las miradas reprobatorias, curiosas o asqueadas de la gente, también le aíslan del exterior como un telón grueso. Aunque son traslúcidos desde dentro, la luz es tan oscura a través de la ventanilla, se ven las calles tan apagadas, tristes, en un perenne día de invierno, que ha terminado por no mirarlas. Le deprimen. No ve, por ejemplo, a la mujer que sale de la tienda de campaña instalada bajo el acceso de la autopista. Ni los carteles en los escaparates de algunos comercios y bares en los que se anuncia que el local 'SE VENDE'.

“Hay que decir que la recuperación se nota en los bares y los restaurantes, que ahora hay más gente”, le dice el asesor desde el asiento delantero. Ese tipo de mensajes sencillos calan y él lo repetirá esta mañana. Asiente desde la parte de atrás mientras lee su periódico favorito: el Marca. Para el camino le dejan siempre los diarios sobre el asiento pero solo mira las portadas por encima, sin cogerlos. Ya sabe lo que van a decir, lo ha oído en la radio mientras desayunaba. Siempre los mismos ataques al Gobierno. Qué sabrán ellos de lo difícil que es gobernar un país, una Comunidad o llevar un Ministerio.

El asesor le recuerda adónde van, qué tiene que decir. Le responde mecánicamente. Ya lo sabe, lo estuvieron repasando anoche cuando corregían el texto. “La crisis ya es historia”. Esa frase es suya. Es su mensaje de hoy a los empresarios. Y es cierto para ellos. La crisis es historia para los que no han pasado la crisis. Ahora empezarán a ganar más dinero gracias a la bajada de sueldos y la reforma laboral de su Gobierno. Afuera un hombre con chaqueta vende pañuelos en el semáforo y golpea los cristales tintados para ofrecérselos al misterioso ocupante. El presidente se sobresalta y, por primera vez, mira la calle. El vendedor de pañuelos no puede ver su gesto de desprecio cuando dice con esa “sh” tan característica suya: “esta gente”. El coche arranca y el presidente vuelve a lo suyo.

El chófer recoge al ministro del Interior de la iglesia, a la que acude antes de empezar el día, y lo deja a la puerta de su destino. Tampoco pisa la calle. Minutos después responde a las críticas de Europa por las devoluciones 'en caliente'. Anuncia que su Gobierno seguirá violando la ley. Tienen mayoría absoluta, la ley son ellos. Si los comisarios europeos quieren dejar pasar a todos los negros de África, que le envíen sus direcciones y él les manda a “esa gente”, dice con desprecio. “Esa gente” son, por ejemplo, las madres que perdieron a sus hijos pequeños el otro día cuando cayeron de la patera en la que trataban de llegar a España. “Esa gente” son esos niños.

El presidente de la Comunidad de Madrid también habla de niños en su comparecencia. Se niega a abrir los comedores escolares en Navidad a pesar de que hay familias que no tienen para dar de comer a sus hijos. “El problema de los niños madrileños no es el hambre, es la obesidad”, afirma contundente. El problema del presidente es que no sabe que la obesidad también es un problema de los pobres que comen mal. No lo sabe o no lo quiere saber. En el fondo, los desprecia. Tampoco pisa la calle. No pisa las calles que pisa usted. Le deprimen. Cuando uno va en coche oficial de palacio en palacio, del despacho al hotel de lujo y del hotel de lujo al despacho, termina despreciando las calles mugrientas llenas de gente. De “esa gente”.

http://www.eldiario.es/zonacritica/desprecio_6_335326466.html
 
En España se cae hacía arriba. Su ascenso es inversamente proporcional a su inteligencia. Es un yihaidista de lo peor y más rancio del PP, no alguien cuerdo.
 
Al menos Alonso sabía hablar. Este sin embargo pertenece a la misma turba de desgraciados cuya mera existencia insulta al común de los mortales. De la liga del café con leche, la del Nachete y demás jauría inútil.
 
Feliz navidad.
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Los regresos se deben a que en el extranjero por mucho que la cosa dé para llegar a fin de mes, los españoles no dejan de ser ciudadanos de segunda que generalmente sólo pueden acceder a curritos explotadores y no especialmente bien pagados, y todo ello estando alejado de la casa de uno, de su familia y de sus amigos. Por lo que la conclusión de muchos es que es preferible estar jodido en su propia casa que vivir aceptablemente en el extranjero. Tampoco es tan incomprensible.
Claro, es evidente que por ahí van los tiros. Es cierto que en España se valora muy poco a los titulados universitarios, y que no es nada raro ver a ingenieros y arquitectos trabajando a destajo por 600 euros al mes, sin contrato, etc. Y claro, luego programas como "españoles en el mundo" te muestran a españoles en el extranjero, con sueldos más que dignos y que reciben el reconocimiento social que se merecen y, claro, a la gente le entran ganas de emigrar en masa. Pero luego la triste realidad es que al final dejan de ser explotados en su propia casa, para ser explotados en un sitio en el que no dominas el idioma, estás alejado de tus seres queridos... a mi me parece más que razonable que vuelvan.

Generalmente, los españoles que tienen trabajos dignos en el extranjero son aquellos que se han marchado de España ya con un contrato bajo el brazo. Los que se marchan por ahí "a la aventura" no suelen tener la cosa tan fácil.

Pero comprendo perfectamente a sikander. Una amiga mía, que hizo el Erasmus en Francia, cuando regresó a España se pasaba todo el día comentando lo maravillosa que era Francia y la mierda de país que era España en comparación. Más de una vez me quedé con ganas de decirle que si tanto le gustaba Francia y tanto asco le daba España, que por qué narices regresó, pudiendo haberse quedado allí.
 
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