Cómo dirigirse a imbéciles funcionales (es decir, que me funcionan para lo que yo quiero).
Pablo Iglesias: "Creo que hay muchos ciudadanos a los que les llama la atención que en este país se pueda ir a la cárcel por un tweet o una canción mientras el anterior jefe de Estado está huido en los Emiratos Árabes".
Creo que hay muchos ciudadanos. ¿Cuántos son muchos? ¿Cien? ¿Mil? ¿Cien mil? ¿Un millón? ¿Los que a mí me salgan de los cojones?
... se pueda ir a la cárcel por un tweet o una canción... Primera mentira. Se refiere, obviamente, a Pablo Hasél. Una vez más: Hasél no está en la cárcel ni por un tweet, ni por una canción. Ha sido detenido, juzgado (con todas las garantías) y condenado por agresión a un periodista, obstrucción a la justicia, amenazas e intento de agresión a un testigo, todo ello sumado a las condenas por enaltecimiento al terrorismo anteriores.
... mientras el anterior jefe de Estado está huido en los Emiratos Árabes. Segunda mentira. Juan Carlos I no ha huido de España. De hecho, no tiene por qué huir, puesto que no hay una denuncia formal contra él. Fue el gobierno actual el que hizo ver a La Zarzuela la conveniencia, ante las noticias de posible fraude a Hacienda, de que abandonara España (como, por otra parte, ya había sugerido Mariano Rajoy). Y lo hizo. Si llega a saber los comentarios que ha habido después de su marcha y conociendo su carácter, le hubiera dicho a su hijo que le comunicara a Pedro Sánchez que se fuera del país su puta madre.
Que Juan Carlos I ha sido, en la mejor tradición borbónica, putero, borrachín y trincón lo he sabido, como cualquiera que quisiera enterarse, siempre. Que ha cumplido escrupulosamente con su papel institucional (y conviene recordarlo el 23 de febrero), también. Si alguien le acusa, al menos que tenga la decencia de hacerlo por causas justificadas, y no para dar de comer a su rebaño de borregos.