Cómo mola, pero mucho, ver a todos los más idiotas haciendo cola para liderar nuevos proyectos que dejen atrás a los anteriores. Todos queriendo liderar, señal inequívoca de sus ambiciones, todos creyendo que tienen carisma y talento de sobras para tal intento, señal inequívoca de su soberana estupidez, todos queriendo desmarcarse de quienes les han puesto ahí, señal inequívoca de ser unos traidores. Lo que siempre he dicho de los comunistas y sus disfraces, siempre cambiando, cuando ven que se apagan y se ahogan, buscando nuevas marcas, nuevos clientes, nuevos eslóganes, para poder empezar a engañar de nuevo. La misma morralla, el mismo veneno, esta vez con una cateta payasa vestída de Vuitton.