Es bueno que el PSOE siga gobernando. Suena provocador, pero solo cuando un régimen alcanza su forma más pura puede ser entendido sin máscaras.
El PSOE no gobierna, administra un sistema de poder donde lo jurídico, lo político y lo mediático están al servicio de su supervivencia. El Constitucional no garantiza la legalidad, garantiza su impunidad. La anulación del caso ERE no fue justicia, es una advertencia, la corrupción no importa si la interpreta el juez de turno.
Los medios no informan construyen relatos. PRISA se convirtió en editorial gubernamental. Medios como eldiario.es actúan como altavoces del régimen, disfrazados de periodismo independiente.
La izquierda que antes alzaba la voz hoy calla, justifica y mantiene pancartas vacías. El antifascismo ya no combate fascistas, combate disidentes.
Pero el problema no es solo ideológico. Es confiscación legalizada:
- Autónomos que pagan 230€ al mes aunque facturen 800.
-Sueldos bajos con retenciones del 20%.
- Gasolina al 52% de impuestos.
- Comprar casa o coche: un infierno fiscal.
¿Y a cambio? Esperas sanitarias eternas, justicia colapsada, educación en ruinas y dependientes que mueren esperando ayudas.
El Estado no redistribuye, se alimenta de ti. Invierte en propaganda, asesores, observatorios inútiles y clientelismo.
¿Y tú? Trámites imposibles, servicios que no funcionan y funcionarios que te tratan como estorbo. Lo peor no es el expolio, es el abandono. La Palma sigue sin solución. Cada desastre natural, una foto. No hay gestión, hay escenificación.
¿Y por qué es bueno que siga? Porque la evidencia desnuda es más pedagógica que la apariencia de normalidad. Ya no hay excusas. Ya no se puede no ver.
Esto no va de izquierda o derecha. Va de Estado o anti-Estado. De democracia o partitocracia. Y quizás, solo quizás, este experimento sea necesario para que muchos despierten.
Porque si después de todo esto no lo entienden, España no necesitará un gobierno. Necesitará una ambulancia.