The Plainsman, junto con
The White Buffalo, de Lee Thompson, son mis dos películas favoritas sobre Bill Hickok, porque son las que más enfatizan el carácter mítico de la figura, sin caer en el biopic ni preocuparse por la precisión histórica. El Hickok de Cooper es un hombre desgastado, que odia a los indios aunque los respeta como guerreros, desconfía de las mujeres hasta extremos delirantes, pero está secretamente enamorado de Calamity Jane. Es un pendenciero individualista, pero también un romántico. Y toda la película está marcada por el póker como símbolo del azar: avanzar apostando todo o nada, sabiendo que tarde o temprano perderás, mientras sostienes la 'Mano del Muerto'.
Branded (1950) - Rudolph Maté
Aún no la había visto y me picó la curiosidad después del comentario de Ropit. Es un western notable sobre la identidad.
Esta película es un ejemplo perfecto de cómo empezar
in media res, en pleno tiroteo, sin saber nada del pasado del protagonista. En pocas pinceladas, ya entendemos a la perfección el tipo de persona que es Choya. Sabemos que es un pistolero amoral, cínico, espinoso y duro de liquidar como un cactus (cholla). No es alguien que disfrute haciendo el mal, como Leffingwell, pero tampoco es alguien que se oponga a él si puede obtener algún beneficio personal usándolo.
Branded es una hermosa película, con sus coloridos paisajes de Arizona y su vasto espacio abierto, que se contrapone a la estafa inmoral de los personajes. El plan de los tres… bueno, de dos, es desalmado. Pero, ¿qué pasa si un cínico, que siempre ha lidiado con gente peor que él, se encuentra con el amor desinteresado y entregado de una madre (que ha vivido 25 años con su identidad destrozada por la incertidumbre de lo que le pudo haber pasado a su hijo) y de una hermana/novia? ¿Es más poderosa la crianza o las memorias de la sangre?
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Backlash (1956) - John Sturges
Aunque no es una de las obras más destacadas de Sturges, es una película sólida y bien estructurada, centrada en un misterio y con actuaciones convincentes. Modesta en su enfoque, pero visualmente atractiva, tiene un toque de cine negro que atrapa, reforzado por la interpretación de Richard Widmark, que es tan potente y compleja que mantiene el interés, incluso cuando el guion comienza a tambalear.