Ponerle un solo pero a esa mujer es una señal de que la podredumbre del marco mental de la izquierda ya ha infectado la sociedad. Esa mujer tiene todo el derecho a expresar su postura, todo, y nadie tiene el derecho a pedir su exclusión social. Rallo está sublime excepto cuando al final equipara cualquier exclusión que se produzca tanto en derechas como en izquierdas. Porque en las derechas no se hace eso.
La imposición vil y miserable de un ramillete de pensamientos ideológicos es propia de la izquierda. El señalamiento y hostigamiento de las ideas contrarias lo llevan los comunistas en los genes. Censuran, hacen escraches, apedrean, persiguen, de maneras abominables y vomitivas y lo ven natural. Esto es lo que ha traído Sánchez al país. Antes a los que opinaban diferente los veías equivocados y ahora intentan que los veas como enemigos a exterminar. Eso es odio, enfermizo, putrefacto. De lo que acusan a vox, lo multiplica la izquierda por diez. Y hay quien aún vive en el guindo.