Soy amante del caos. No es la situación que más me beneficie o la más inteligente, pero cuando en el periodismo tenemos una historia, siempre es más divertido opinar mientras ves como muchos se tiran de los pelos o ves su cara amargada. El caos, esa fuerza de la naturaleza que por un morbo primitivo nos seduce tanto. Y yo soy de los que se tiran como a un lodazal cuando se da una situación caótica. Si una historia puede ir mal, es mucho más divertido analizarla que si todo ha ido según lo previsto. Que las cosas vayan según lo previsto, además de aburrido, es muy añejo. Siempre hay que innovar, aunque nos lleve al fin de los tiempos, pero al menos habrá sido una decisión colectiva por la que deberemos brindar.
Una vez remarcado, por si no lo sabíais todavía, mi funesto fanatismo hacía la destrucción, pasemos a felizmente, hacer leña del aparato caído, o hablar del PSOE que tantas alegrías ha dado a una mente enferma como la mía.
Todo estaba preparado. Pedro Sánchez estaba muerto y enterrado. ¿Quién iba a volver a votar a semejante inútil? Estaba enterrado. El líder caído iba de pueblo en pueblo dándose una paliza de campeonato sin que un periodista medio decente recogiese sus propuestas y las pusiera al conocimiento de todos. Los medios, antes de octubre ya le dieron de lado. Pero después de octubre, tras haber dimitido directamente dejó de existir. Los esfuerzos por lo tanto estaban dirigidos a propiciar el paseo militar de Susana, que se las daba de Secretaria sin haber sido elegida. Las Primarias, para el aparato, para los medios, para otros partidos y otras empresas, solo era un trámite que había que pasar en un momento dado para que el legendario partido volviese a estar en manos de gente que hiciese lo que estaba mandado en este país.
Mientras tanto, en otros ámbitos con menos canapés o vino de la tierra, Pedro Sánchez empezaba a resurgir. Como él solo sabe, de pueblo en pueblo fue apareciendo, reordenando sus apoyos y dejando que otros hicieran de altavoz en las redes sociales. Para los medios, no existía, pero en las redes sociales, que no son reflejo de nada, cogía impulso. Paso a paso, como respuesta al golpe que le dio el aparato propiciado por la guardia más añeja del socialismo español. Aquel mismo que fue eliminado desde las oscuridades volvía a salir a la luz. Seguía siendo el mismo candidato débil, pero la política de altos vuelos por las que esforzadas licenciadas en derecho apostaban para ser elegida por aclamación popular, lo hacían un héroe.
Nadie quería darse cuenta. Cuando estás tan pagado de ti mismo, eres lo suficientemente orgulloso como para no dar carta de naturaleza, en este caso de candidato, a quien considerabas que había sido borrado de la faz de la tierra para siempre. Crees que no se puede caer más bajo que Pedro Sánchez, y al final eso se paga, haciendo un ridículo bochornoso.
Sí. Ella ya hablaba como futura Secretaria General. Decía que iba a hacer, a quién iba a llamar para coser un partido dividido Estaba segura. Porque ella es la sultana, la faraona. Susana Díaz tiene una cazurra ambición inversamente proporcional a su valía política. Y puede que sea de Primero de responsable electoral que tu candidato no se cierre la puerta y por pocas o nulas posibilidades que sean, el candidato se presente como el cargo que quiere ocupar como algo irremediable. Pero ella lo creía. Para eso tenía el apoyo del poder y de los dinosaurios del PSOE que piensan que siguen siendo seres de luz, y que sus palabras de apoyo a una candidata serán poco menos que ordenes de voto para los militantes. Craso error. En otras circunstancias, el Partido vuelve a su pasado y en un Congreso sin voz de la militancia, Susana sale elegida como está mandado. Pero siguieron consintiendo que la gente votase, y apenas 180000 personas han tenido voz para dar la vuelta al panorama político español.
Y válgame Dios que se han esforzado porque todo fuera según lo previsto. Según lo previsto. Lo que estaba mandado. Lo casi ordenado a los militantes por parte de sus medios de cabecera, por parte del dinero que ha tenido la candidatura perdedora y el absoluto apoyo de los personajes fuertes del partido. Estaba diseñado. No cabía otra cosa que seguir la hoja de ruta pues era a su juicio lo mejor para el PSOE y lo mejor para España. Tanto se han pringado tantos, que ahora no les queda otra que ladrar, y ya sin un atisbo de dignidad, hablando de un medio que forma parte de una empresa de un tal Cebrián, intentar burdamente cambiar la agenda informativa del día. Tal es el ridículo generado.
En este eje querría centrarme ahora. Hace tiempo, cuando los periódicos vendían periódicos, y los medios hacían algo parecido al periodismo sin que se notase demasiado que también respondían a unos intereses, se les consideraba como generadores de opinión. Pero todo eso ha acabado. Llevamos años en los que la autoridad está en entredicho, y la contestación por parte de la ciudadanía a lo que hasta hace poco parecía inmutable se ha democratizado. Si cualquier nadie como yo puede escribir y dar su punto de vista, miles como yo pueden hacerlo y las firmas ya no son las de un premio Nobel en un periódico, sino que la gente interesada ahora escoge las suyas propias entre una gran variedad. Pero esta puesta en entredicho de la autoridad tradicional de los medios no viene solo de la propia democratización de la actividad periodística. Es víctima de algo mayor y es el cambio profundo que está viviendo nuestra sociedad y con ello, todo lo que hasta ahora dirigía el pensamiento. Es bueno ser critico ante todo, buscar información más allá del círculo oficial de forma crítica y tomar tu propia posición. Ninguna autoridad, ya sea periódico, expresidentes o el Consejo de Administración de cualquier poder fáctico, incluyendo los órganos de un partido político, pueden dárselas de ganadores, pues siguen creyendo que la sociedad sigue respondiendo de la misma forma a unos estímulos o unas manipulaciones y en cambio responden de forma contraria a lo que planeabas. Sin duda es interesante y una de las herramientas que provocan el caos, pues ya no sabemos que cabe esperar, incluido que un muerto se erija como más vivo que nunca.
Ayer a Sánchez se le veía contento, sigue siendo el de siempre, pero tenía ese brillo especial de la satisfacción que solo da la fría y deseada venganza. Tras haber sido desechado del poder, tras haber sido abandonado por un aparato que una vez le favoreció contra Eduardo Madina, ahora volvía de forma incontestable. Por paliza técnica. Según Susana Díaz, no pudo llevar más allá de Despeñaperros su mensaje ya que no conocían su gestión al frente de la Junta de Andalucia. Pues bien, y sintiéndolo mucho por los andaluces. Lo puede hacer bien o mal, pero dirigir un desastre llamado Andalucia no es una carta de presentación. Defendía la sultana que a diferencia de Pedro Sánchez, ella ganaba elecciones. Pero el contexto del PSOE en Andalucia con mucha población comprada, no es el mismo que la caída de poder que a lo largo de los años ha ido acumulando en el resto de España. Por lo tanto, tampoco vale. Las presiones del resto de territorios, de los barones que buscan mantener sus menguantes parcelas de poder en el resto de territorios haciendo que Susana tuviese más avales que Pedro, tampoco se han visto satisfechas una vez el voto ha sido secreto. Y tal ha sido la victoria, que el temido y tradicional puchero electoral español no ha tenido cabida. Casi 75000 militantes socialistas habían votado por Pedro Sánchez, sacando diez puntos a su sucesora designada.
Ahora, mientras los barones intentan de nuevo ser perdonados por las puñaladas pasadas, no sabemos que pasará en el PSOE. Y eso es caos. Perfectamente Pedro Sánchez tiene todo el derecho del mundo a buscarse nuevos afines algo más fiables que los anteriores y al mismo tiempo ajustar cuentas con los que le clavaron los puñales esperando mayor parcela de poder en el futuro. Pero no, muchos barones con pies de barro no han tenido más que irse corriendo a lamerse las heridas, sabedores que su futuro era bastante negro. Ahora quedan los que ocupan estructuras políticas El PSOE se ha dado la vuelta, los antiguos pesos pesados poco pintan ya visto el respeto que han despertado entre la militancia señalando a la sucesora. El sector de extrema derecha socialista ha quedado en ridículo junto al resto de poderes fácticos españoles. Eso es caos. Rajoy seguirá gobernando, sí, pero Sánchez se ha ganado poder bailar desnudo delante de las masas. Muy posiblemente todo vaya a peor, se alimente el caos, pero ante actuar de acuerdo a una serie de inmutables principios que muy probablemente en estos momentos se muestren como caducos, la opción de rebelarse es muy satisfactoria. Nunca está de más mandar a la mierda al mundo y que salga el sol por donde quiera. Es lo que te hace dueño del destino, aunque este traiga terror y fuego divino es lo que tu has querido, no lo que te han hecho querer.
El PSOE y el renacido voto al candidato Sánchez
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