Recuerdo una vez, hace ya unos cuantos años, que fuímos a Cantabria (creo que fue en Cantabria u otra zona de por allí, no recuerdo bien bien el sitio) y visitamos un castillo. Nos enseñaron la parte de arriba del todo, donde el torreón. Pues bien, me asomé a ver cuanta distancia habia de ahí al suelo. Aquello me dio un flipazo que me entró un mareo del coponazo. Y eso que había muralla y todo, vamos, que no era asomarse y caer sino asomar la cabeza. Pero aquello pudo conmigo (tengo pánico a las alturas).
No quiero ni pensar lo que debe ser asomarse ahí, al límite. Pero bueno, por muchísimos ceros quizás me lo planteara.
Si ni siquiera me he podido subir al Dragon Kahn... uf, es superior a mis fuerzas. Me quedo clavao.