A ver, cazurros. La serie está cojonuda. Entretiene la ostia y el nivel de producción luce de pelotas en pantalla grande. Negros, bajos, feos y peinados son temas secundarios, morralla para dar de comer a plebeyos y lacayos. La nobleza disfruta del espectáculo. Es, en su metraje mayoritario, una obra de envergadura, repito, de en verga dura, grandiosa, tan despampanante, que detenerse a perder el tiempo en chorradas es merecedor del desprecio clásico del rico al proletario, del desdén con el que los altos ejecutivos tratan a los becarios, del asco con el que las tías buenas miran a los foreros de barrio.

No hay nada igual. Basta con darle cuerda a los catetos. Abandonadlos en el desierto y que se griten entre ellos.
 
A ver, cazurros. La serie está cojonuda. Entretiene la ostia y el nivel de producción luce de pelotas en pantalla grande. Negros, bajos, feos y peinados son temas secundarios, morralla para dar de comer a plebeyos y lacayos. La nobleza disfruta del espectáculo. Es, en su metraje mayoritario, una obra de envergadura, repito, de en verga dura, grandiosa, tan despampanante, que detenerse a perder el tiempo en chorradas es merecedor del desprecio clásico del rico al proletario, del desdén con el que los altos ejecutivos tratan a los becarios, del asco con el que las tías buenas miran a los foreros de barrio.

No hay nada igual. Basta con darle cuerda a los catetos. Abandonadlos en el desierto y que se griten entre ellos.
Otro progre. Ni me hables.
 
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