Pues ha sido toda una experiencia.
Hay dos menús. Uno mas corto, no recuerdo el nombre, 170€ + 55€ del maridaje.
El menú festival son 195€ + 90€ del maridaje.
Ya que estamos, no vamos a escatimar 25 euritos, no?
Mi mujer no quería vino, le propusieron una copa de blanco. Es que entre el caba del principio, que me tome 2 copas, al final son como 15 vinos diferentes. Si, dos deditos, pero al final salen 30 dedos...
El local es acojonante, te traslada a otro sitio, la ambientación parecía que era otoño con los árboles y las hojas caídas. Se ve el exterior, pero solo el cielo, unos setos tapan los edificios. Muy logrado. Mi mujer acabo con un poco de frío. Pero bueno.
Empiezan con el cava como digo y empiezan los aperitivos.
Primero uno que le llaman comerse el mundo, que es un tronquito con unos alambres y 5 tapas de diferentes lugares del mundo, corea, China, Turquía, México y Marruecos. Muy buenos, sobretodo Corea y Marruecos.
A continuación te ponen como un desplegable con fotos de los hermanos Roca de jóvenes y unos bocados recordando las tapas del antiguo bar de sus padres, tortilla de patatas, raspa de sardina, calamares, bocadillo de riñones (el peor) y un Campari. El Campari te lo sirven en una especie de tomatito en una cucharilla. Te lo metes en la boca esperando morderlo, pero al mínimo contacto con la lengua, sin presión alguna, explota y deja ir todo el liquido. Impactante.
Luego te sacan una Olivera Bonsai con unas olivas colgadas. Son helados de oliva. Buenísimo, sorprendente.
Quizás el principal reto es como pueden sorprendente en una quincena de platos. A la que llevas 7 ya es todo un reto.
También sacan unas tortitas de maíz con cochinillo.
Luego dos cucharillas con un ceviche de dorada y una espuma blanca con percebe.
Otra ronda con un bombón de trufa, parece un cacahuete. Y un Brioix de moixarnons (setas).
Esto es el aperitivo.
Ahora empieza el menú con platos, poca cantidad, pero a cual mejor preparado.
Consomé de verano, Helado de Ajoblanco, Caballa con encurtidos, una sopa de cereza, de lo mejor.
Luego una Gamba de Palamós marinada en vinagre de arroz, ahora venia una ostra, pero ni a mi ni a mi mujer nos va, así que nos propusieron alternativas, yo elegí unas Espardenyas y mi mujer Lenguado a la brasa. Una Raya al aceite de mostaza. Besugo con mosaico de samfaina.
Y pasamos a las carnes.
El mejor. Cochinillo con ajos tiernos. Delicioso. Me sabia hasta mal acabarlo. Me vinieron a retirar el plato, pero aún tenía el ultimo bocado que me resistía a acabar.
Cordero con puré de berenjenas y garbanzos.
Y un jarrete de ternera cocinado a baja temperatura. Hicimos cálculos y empezaron a prepararlo el miércoles para que nosotros nos lo cenáramos el sábado...
Y los postres.
Suspiro limeño, un merengue duro de Pisco (bebida Peruana) con una base de dulce de leche, muy ligero y un crujiente trasparente, habían unas gelatinas hiper ácidas, buenísimo.
Cromatismo naranja, un recipiente con decenas de bolitas de helados de Naranja, Mango, Zanahoria, y mas cosas que no recuerdo. Un contrataste de sabores, pero armonizado a la vez.
Anarkia de chocolate. Un platito con 45 chocolates diferentes, incluyendo picante, otro con petazetas, pero muy sutil. Algunos chocolates eran verdaderamente muy fuertes. Un contraste.
Y ya.
No, aún quedaba la guinda final.
Los cafés. Hace años que no tomo café pasadas las 5 de la tarde. Pero, que coño! Estamos en el Celler!!!
Dos cafés y te traen el famoso carrito de los bombones. Puedes elegir los que quieras. Uno de cada si quieres, pero estábamos ciertamente llenos.
Ferrero, tableta de chocolate blanco, piña confitada, y otro par mas. Y una cereza al Amaretto que ya probamos en la sopa de cereza pero es que nos encanto.
Es una cereza con una capa brillante del licor italiano, Amaretto que a mi mujer le chifla. Pero es aquí el asunto. Es una cereza perfecta. Con el ratito y tal, el hueso sacado por debajo, pero es solo una cereza. Perfecta, grande, homogénea, dulce. Ahora parece una chorrada, lo sé, pero creedme. Es insuperable.
El maridaje de vinos que solo tome yo, es brutal, blancos, algún rosado, tintos, entre ellos un Vega Sicilia que sobresale sobre todo el resto. Hasta que te sacan el Pedro Ximenez de Montilla Moriles del 65. Épico. El somelier, un chico al que le tuve que preguntar la edad por que nos sorprendió el nivel de conocimiento de cada uno de los vinos, del productor, el terreno, todo, brutal, me gratifico con un culito mas de PX al final, lo cual no sabe lo que lo agradecí.
Me comento la dificultad de encontrar este vino del cual dedujo que deben quedar como 200 botellas.
El servicio impecable. Te van trayendo platos sin esperas pero sin atosigarte. Perfecto.
Todos y cada uno de los platos son un compendio de detalles de una ejecución técnica excepcional. Hasta la mínima gota de salsa esta puesta de una forma que te hace pensar en la dedicación y cuidado que han de tener. Algunos platos son verdaderas obras de arte, solo el emplatado.
Es PERFECTO.
La factura. Lo esperado. Una anécdota.
La experiencia y nivel de disfrute, impagable.
Definitivamente VALE la pena el precio y la espera.
Repetiré? No sé, la cuestión es, será lo mismo? Es decir, si me vuelven a poner lo mismo, pierdes la sorpresa, el impacto, tienen que estar constantemente reinventándose si quieres ser el Número 1.
Veremos. Como lo más próximo que puedo volver son de aquí a 11 meses, una vez cumplido Julio, quizás si, podría repetir.
Luego pongo fotos que aun no he llegado a casa....