Respuesta: Frank Miller's Will Eisner's THE SPIRIT
(Id, Frank Miller, 2008)
Diría, sin miedo a equivocarme, que esta podría ser la peor película de la década y si se me apura uno de los mayores esperpentos cinematográficos de la historia. No puedo opinar del trabajo de Miller en el trazo pero sí he ojeado algunos trabajos suyos y reconozco que en su mano hay grandes obras de arte. Pero eso no significa automáticamente que por saber dibujar el comic y entender a la perfección su lenguaje y su estilo ya le da a uno derecho automático para conocer el mundo / lenguaje cinematográfico y por ello salir airoso amparándose en ser el padre de la larga lista de clásicos.
Un guión inexistente, enrevesado, nulo, raro, sin pies ni cabeza y encima envuelto en una estética que sonó la flauta en Sin City (reconozco que es/fue lo más llamativo y logró un empaque de corta duración pero con cierta personalidad) pero que aquí sobra, de aspecto insustancial y sin ápice de acierto. No hay ni un sólo plano más allá de lo reiterativo que pueda quedar en la retina. Personajes estupidos, lelos, sin ápice de química entre ellos y con las dotes necesarias para caer en el exceso, en la pantomima absurda y grotesca desde cualquier punto de vista y encima con cero interés hacia el espectador. Féminas bellas pero totalmente desaprovechadas al igual que el protagonista que aparte de no transmitir es un zote perdido sin ninguna personalidad como para convertirse en el héroe de la función.
Pero quien se lleva la palma en el peor de los sentidos, aparte de los lerdos que acompañan a Samuel L. Jackson (clones de la estupidez supina), es el propio Samuel L. Jackson quien es el único que parece disfrutar de su propio histrionismo y no le importa caer en el peor de los ridículos. ¿Realmente era necesario tanta idiotez para darle ese aire de Mad Doctor con ansias de dominar el mundo? Insuperable es poco.
Lo más indignante de todo es que es aburridísima, la planicie hecha película. Miller se cree director y convierte su homenaje a Eisner en un esperpento digno de cualquier parodia de parodias en el peor de los sentidos. No tiene pies ni cabeza, todo pasa porque sí, no hay coherencia, no hay soltura, todo está encorsetado en el más puro tedio, en la más vergonzosa propuesta cinematográfica de la historia del cine. Diálogos muertos, vacíos, una voz en off cargada de exceso y repleta de ego desmedido creyendo estar construyendo el mejor filme basado en un comic. Una cámara inquieta por no saber como crear un buen plano y un realizador con nulas dotes de dirección que ante tamaño despropósito sólo sabe concebir momentos de bochorno incesante como quemar gatitos para demostrar la maldad del villano o clones estúpidos que hablan como los paletos para darle, supongo, una comedia que ni es necesaria ni aporta nada que pued sustentarse por sí mismo.
Un envoltorio plano y sin vida para un contenido de puro humo que lo único que puede conseguir es provocar hastío, cabreo, aburrimiento, dolor y el convencimiento de que Miller no deberían dejarle acercarse a una cámara bajo prescripción médica. El cine, los espectadores y su estado anímico lo agradecerían.