Escondida en el rincón trasero del lugar donde se construye un nuevo refugio para perros al este de Estambul se encuentra una tumba recién cavada, sin nombre, la primera en el nuevo "cementerio de traidores", creado específicamente para contener los cuerpos de los conspiradores que murieron en el fallido golpe del 15 de julio.
La semana siguiente, la ciudad anunció su intención de crear un cementerio específicamente para los implicados, se estima que 24 de las casi 300 personas muertas esa noche. Las autoridades propusieron "reservar un lugar y llamarlo cementerio de traidores". "Que cualquiera que pase los maldiga y no puedan descansar en sus tumbas", dijo el alcalde de Estambul, Kadir Topbaş.
La Dirección de Asuntos Religiosos de Turquía publicó un decreto negando oraciones y servicios funerarios para los que murieron al tratar de derrocar al gobierno. Tales oraciones, se dijo, están destinadas a los fieles como un acto de exoneración, "pero estas personas, con la acción que emprendieron, han despreciado no sólo a los individuos, sino también la ley de toda una nación y por tanto no merecen exoneración de los fieles ".
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La construcción fue rápida. En dos días, los trabajadores habían construido un muro bajo de piedra alrededor de un pedazo de tierra en la parte trasera del emplazamiento de un nuevo refugio para algunos de los muchos perros callejeros de Estambul. Una señal de metal negro se puso el lunes, con las palabras "cementerio de traidores" en blanco.
El primer y hasta el momento único cuerpo llegó en una ambulancia el lunes, dijeron los trabajadores. Se le enterró debajo de un pino sin oración ni ceremonia alguna. Los trabajadores no estaban seguros de su identidad, pero los medios locales dijeron que el primero en ser enterrado allí es Mehmet Karabekir, un capitán de 34 años de edad y padre de dos hijos. Su madre, informaron, rechazó reclamar su cuerpo, por lo que fue trasladado al nuevo cementerio.
(...) el cementerio no es accesible al público. Pero algunos de los que estaban en el refugio para perros contiguo estaban furiosos al escuchar que el nuevo cementerio anunciado ya se había construido en su zona.
"Deberían haberlos enterrado en algún lugar lejos de nuestros animales. Ojalá no hubiéramos sabido que esos traidores estaban aquí. No los queremos", dijo Serhan baturay, una voluntaria de 57 años de edad, que también dirige asociaciones protectoras de animales. "No deberían estar cerca de nuestros perros. No deberían estar en ningún lugar en Turquía", dijo. "Deberían ser incinerados y sus cenizas arrojadas al mar. No debería quedar rastro de ellos en ninguna parte del país. Como ciudadana turca no deseo tal cosa".