Los domingos por la tarde, de niño, eran el momento de hacer los deberes. Los deberes se hacían en la salita. Y cuando empezaba mi serie favorita, entonces había un acuerdo tácito entre mis padres y yo: era el momento de guardar los apuntes y sentarme a DISFRUTAR.
En consecuencia, escuchar los primeros compases de la marciana BSO de la intro, me es, siempre... liberador.