El gordaco mexicano ha ido a por todas y el resultado es una celebración impúdica de la Otredad, de lo freak que tanto le mola, una historia bonita y para sentirse bien sobre la rebelión de los marginados sociales, donde los héroes son mujeres negras y discapacitadas, rojos y maricones, mientras que el villano (gran Michael Shannon, a quien daría gusto ver interpretando hasta a una puerta) representa el producto más acabado del sistema opresor y normativo. Con lo de ser un “cuento” como excusa, la ingenuidad de todo es aplastante, los buenos son tan buenos que no tienen mucho problema para aceptar a un puto monstruo acuático que come gatos y penetra a jóvenes humanas, tomándoselo con naturalidad y desenfado. Todo es muy simplón, muy evidente, te lo ves venir desde el principio, como si los personajes no pudieran huir de sus limitados papeles, como si el final no pudiera ser otro que un final feliz y lleno de un romanticismo un tanto artificial (el “giro” de la identidad de ella anula el componente trágico y fatal de la relación, creo yo).
Y es que el tema de la rareza, la inadaptación, etc. está tratado de la manera más facilona posible, un poco como de lavado de conciencia exprés, cuidando mucho de que nos sintamos identificados con la pareja de bella y bestia, con los simpáticos (y estereotipados) secundarios... cuando la cruda realidad es que todos somos un poco más como el personaje de Shannon, que me parece directamente el más interesante; el auténtico monstruo de la función y el verdadero marginado, un pobre cabrón insatisfecho y alienado por los constantes mensajes del poder. Lo arriesgado hubiera sido meternos más en su piel. En cuanto al apartado estético, detallismo visual... pues sinceramente, ni siquiera sorprende ni resulta especialmente original a estas alturas (lo mismo digo de la banda sonora en plan mágico y misterioso), cosa imperdonable tratándose de este señor. Mucho envoltorio para un contenido tan pobretón. Me quedaría, por ejemplo, con el momento musical, por ser una ruptura bastante loca que sí consigue sorprenderme algo.
Añadámosle unos cuantos homenajes cinéfilos, y ya tenemos la perfecta receta para la gran triunfadora de los Oscar de este año. En fin, que donde esté La cumbre escarlata, que se quite lo demás.