Ha muerto Berlanga

Respuesta: Ha muerto Berlanga

Plácido es una obra maestra en toda regla si. Yo también volví a verla hace pocos dias. Si tuviera que quedarme con una de Berlanga, sería con esta creo yo. Que rapidez en los diálogos, a cual más irónico y mordaz. Que manera de diseccionar el sentido ético o mejor dicho la falta de sentido ético del mundo. Un mundo amoral, que poco ha cambiado desde entonces en ese aspecto. Y que manera tan brillante de terminar, con un villancico que dice " ...en este mundo no hay caridad, ni nunca la ha habido ni nunca la habrá". Sencillamente genial.
 
Plácido

¿Cuento de navidad? Más bien, pesadilla antes de navidad. Muy cotidiano es el punto de partida; el encargado de conducir el motocarro para el desfile de nochebuena tiene que pagar urgentemente la letra del vehículo para no quedarse sin él... y a partir de ahí, el disparate está servido. Ante los ojos del espectador desfila toda una sociedad, la española de los años 60, donde la falsedad está generalizada y el sentimiento caritativo hacia los desfavorecidos es pura pantomima, una institución de cara a la galería, para aparentar y acallarse la mala conciencia... así, los verdaderamente necesitados de la compasión y de la ayuda del prójimo son olvidados por completo. Somos egoístas, nos dicen Azcona y Berlanga, estamos enfrascados en nuestras propias tribulaciones y allá cada uno con sus propios problemas. La celebración de los valores espirituales no tarda en convertirse en un circo, en un puro esperpento, tan divertido (por la mala leche que destila todo) como desolador por la manera en que describe, no únicamente la pobreza material, sino la hipocresía moral.

El guión es muy bueno. Un jaleo impresionante, situaciones como cuadros vivientes, cada vez más caóticas. La manera en que el encuadre va llenándose cada vez de más y más personajes es imposible de igualar, mediante largos ¿planos-secuencia? ¿en serio? Me lo dicen y no me lo creo, toda una coreografía invisible, sin un jodido primer plano, pura espontaneidad. El protagonismo de Cassen no deja de ser el hilo conductor y un buen número de secundarios, estereotipos tomados de la realidad, se hacen con el control; no merece la pena destacar a un actor por encima del otro, y no hay ninguno que esté de relleno, como si cada uno fuera el engranaje de un gran mecanismo cómico-polifónico. Y no hay posibilidad de respiro; diálogos que van y vienen, gente que entra y sale... y claro, mensajes envenenados y detalles visuales continuos. El siniestro villancico que suena como colofón final tal vez no hacía falta, pero en cualquier caso, la situación no puede ser más jodida, y lo peor es que hoy en día seguimos igual que entonces.

Una joya del cine español, testimonio de otros tiempos, palpitante de realidad.
 
En Navidad no hay caridad, nunca la ha habido y nunca la habrá. Para mi no sobra, es lo que hace que a pesar de haberlo visto, reiterado y machacado durante 90 minutos, esa cancioncilla es lo que de verdad me pone los pelos de punta. Se me ocurren pocas películas más importantes y bestiales que esta, la descripción más descarnada y lúcida de la sociedad española en su hipocresía espiritual. Deberían ponerla en TVE en vez del discurso del rey el 24 por la noche...
 
El otro día escuchaba en Cowboys al viejuno Garci hablar de Plácido. Decía que en los premios Príncipe de Asturias Berlanga se impuso a Fellini. Y él argumentaba que Plácido es mejor que cualquier de Fellini... Y creo que tiene razón.
 
Es fantástica, pero vaya pelotas tenéis poniéndosla en Navidad; yo lo hago y me hunde las fiestas.

Cada vez que veo a ciertas figuras haciéndolo comidas para pobres me acuerdo de "¡¿que ya se lo han comido ustedes?! no sé, disimulen, ofrézcanle los huesos..."
 
Calabuch

El profesor Hamilton, un importante cientítico, teme que sus descubrimientos sean utilizados con fines armamentísticos. Un día decide huir y acaba en Calabuch, una humilde aldea pesquera cuyas gentes sencillas logran cautivarle, haciéndose amigo de todos. Sátira sobre el progreso tecnológico con la cual Berlanga parece querernos decir que el mundo está yéndose a la mierda... pero mientras exista gente inocente, capaz de valorar la vida tal y como es, no todo estará perdido. Calabuch no deja de ser el típico pueblo español de la época, pobre y atrasado, tan aislado que incluso las instituciones más represivas (iglesia y ejército) han perdido cualquier significado, cuyos habitantes quieren irse en busca de algo mejor. Sin embargo, para el profesor es un espacio utópico donde nadie conoce la maldad y los conflictos son, en el fondo, irrelevantes.

Gran película, en definitiva, en la que destaca una mirada llena de inocencia y de afecto hacia un grupo variopinto de personajes típicamente berlanguianos, cuyo protagonismo es (cómo no) colectivo. Cada uno de ellos te llega al alma con una naturalidad pasmosa, sin trampa ni cartón; momentos para el recuerdo son el lanzamiento del cohete (poesía en imágenes) y los delirantes preparativos para la invasión... en el fondo, Jorge/Hamilton es la nota de fantasía que todos necesitan para salir del olvido y la rutina mortal en la que viven (literalmente, la pareja que quiere huir y la maestra, con sus sentimientos reprimidos. Otros -Isbert, Aleixandre- son más bien grandes secundarios esperpénticos). Por otra parte, están ausentes los famosos planos-secuencia, siendo la realización más convencional; no por ello pierde ritmo ni efectividad narrativa.

Muy bonito cuento, una de esas películas que te desarman a base de puro encanto y sencillez, enormemente pesimista y esperanzadora a partes iguales.
 
Es terriblemente encantadora, y de las mejores que le he visto a Berlanga, pero no tan mencionada por otras quizá más representativas (o de fondo menos amable).
 
Me gusta Calabuch, pero ese tono de cuento le quita la fuerza de las 5 ó 6 grandes de Berlanga.
 
Arriba Pie