pa enmarcar...
Con esa apuesta suicida,
Sánchez no solo ha infligido una herida mortal a su propio partido, sino también a sus compañeros de viaje. Se ha cargado la izquierda entera para una larga temporada. El partido de Pablo Iglesias se va por el sumidero siguiendo los pasos de Ciudadanos, adiós a los falsos montajes de la nueva política. En cuanto a la vaporosa escisión de
Yolanda Díaz, esta participó en la carrera del 28-M con cuatro caballos:
Colau, Más Madrid, Compromís y la CHA. Todos fracasaron con ruido; a eso lo llaman Sumar. Hasta ERC sufrió por tanto chalaneo con Madrid. Aquí el único que ha sacado auténtico provecho al Frankenstein es Bildu, lanzado a por el poder en el País Vasco y en Navarra con la ayuda de Sánchez.
La izquierda española, simplemente, se ha quedado desnuda, rancia y sin una alternativa creíble —
no digamos deseable— ante la hegemonía de la derecha que se avecina. Con todos sus excesos,
Ayuso resulta 10 veces más contemporánea que todos los vejestorios ideológicos que el sanchismo ha congregado, nunca mejor dicho, para vestir al santo.
El hundimiento de Vara permitirá al PP gobernar Extremadura con Vox
Alejandro López de Miguel
El presidente del Gobierno
tiene su crédito arruinado. La mayoría parlamentaria ha implosionado. El
Consejo de Ministros ya no sirve ni como remedo de una tómbola de feria. Las tres facciones que en él se sientan han sido revolcadas en las urnas. Y, sobre todo: el voto del 28 de mayo contiene una desautorización radical, conclusiva y dedicada muy personalmente a quien pretende ser reelegido dentro de unos meses.
Más que una conclusión, es
una advertencia que los españoles envían al partido que un día quiso parecerse a España: yo que tú no lo haría, forastero. Intenta volver a presentarlo y si esta vez has quedado malherido, a la próxima saldrás cadáver. Si en ese partido quedara un rastro de
instinto de supervivencia, ya estarían buscando otra persona para encabezar sus listas en las generales —contando con que un gesto de generosidad por parte de Sánchez es impensable—. Ello no les ahorrará una derrota que se han ganado a pulso, pero hará menos larga y dolorosa la travesía del desierto.
La hecatombe electoral a la que su líder ha conducido al PSOE en este 28 de mayo es cuantitativamente equivalente a la que recibió Zapatero en la primavera de 2011
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