Max Renn
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Chester Himes es un gran maestro. Sus novelas suelen ser desquiciadas, sí, y están provistas de sentido del humor, violencia a mansalva, enfrentamientos raciales, personajes bizarros y retratos urbanos infernales. Lo adoro, aunque a veces me pierdo en sus tramas. Pero es grande, cómo no. Es como vivir una pesadilla hardboiled.
A Ken Bruen no lo he leído aún, si bien sé que es muy recomendable por las opiniones que he ido leyendo en blogs y foros. Quizá me anime.
"El gran reloj" lo tengo en el punto de mira desde hace mucho.
Y ahora vamos al lío: anoche estuve con "Mr. Mercedes" y "El leopardo". Me zampé 100 páginas de cada una y, lo siento, pero no me compensan. La de King es un pulso entre antagonistas con un perfil de personajes funcionarial (de funcionario). Poco interés me despierta. Está narrada con tanta fluidez como falta de sustancia. No encuentro brillantez, sino oficio. Respeto al que le guste, pero a estas alturas no me apetece estar enganchado a una lectura de estas características. Y la de Nesbo, bueno, pues son los giros, el efectismo, los detalles truculentos y la dispersión. Puede que esté equivocado porque no he llegado ni a la mitad, pero me parecen lecturas de aeropuerto que-son-como-se-supone-que-han-de-ser. Tal vez correctas y entretenidas, pero ando buscando algo más. Demasiada paja para tan poca chicha.
Estoy leyendo a sorbitos "Sylvia", de Howard Fast. No es un hardboiled, sino una búsqueda fascinada de un investigador en pos de Sylvia, una mujer de pasado incierto. Va un poco en la línea de "Retrato de humo", de Bill Ballinger. El solitario protagonista mira la foto de Sylvia y comienza a obsesionarse con ella. Trata de reconstruir la historia de la mujer mediante sus pesquisas, lo cual es una función profesional pero también personal. Desde luego, no es un estilo duro y de acción, sino algo más calmado y reflexivo. Fast escribe muy bien y me tiene entregado debido a su manera de narrar, con agilidad y pulso. Esta novela de momento son palabras mayores. Aparte del carácter directo de la prosa de Fast, hay un toque lírico, amargo y, también, desolador que me remite a modelos de novela negra que transcurren en voz baja, deslizando tristeza, y que me chiflan.
A Ken Bruen no lo he leído aún, si bien sé que es muy recomendable por las opiniones que he ido leyendo en blogs y foros. Quizá me anime.
"El gran reloj" lo tengo en el punto de mira desde hace mucho.
Y ahora vamos al lío: anoche estuve con "Mr. Mercedes" y "El leopardo". Me zampé 100 páginas de cada una y, lo siento, pero no me compensan. La de King es un pulso entre antagonistas con un perfil de personajes funcionarial (de funcionario). Poco interés me despierta. Está narrada con tanta fluidez como falta de sustancia. No encuentro brillantez, sino oficio. Respeto al que le guste, pero a estas alturas no me apetece estar enganchado a una lectura de estas características. Y la de Nesbo, bueno, pues son los giros, el efectismo, los detalles truculentos y la dispersión. Puede que esté equivocado porque no he llegado ni a la mitad, pero me parecen lecturas de aeropuerto que-son-como-se-supone-que-han-de-ser. Tal vez correctas y entretenidas, pero ando buscando algo más. Demasiada paja para tan poca chicha.
Estoy leyendo a sorbitos "Sylvia", de Howard Fast. No es un hardboiled, sino una búsqueda fascinada de un investigador en pos de Sylvia, una mujer de pasado incierto. Va un poco en la línea de "Retrato de humo", de Bill Ballinger. El solitario protagonista mira la foto de Sylvia y comienza a obsesionarse con ella. Trata de reconstruir la historia de la mujer mediante sus pesquisas, lo cual es una función profesional pero también personal. Desde luego, no es un estilo duro y de acción, sino algo más calmado y reflexivo. Fast escribe muy bien y me tiene entregado debido a su manera de narrar, con agilidad y pulso. Esta novela de momento son palabras mayores. Aparte del carácter directo de la prosa de Fast, hay un toque lírico, amargo y, también, desolador que me remite a modelos de novela negra que transcurren en voz baja, deslizando tristeza, y que me chiflan.
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