Ha sido bochornoso, un ridículo inaudito de ambos equipos. Me ha parecido a ratos el espectáculo de los enanos bomberos en una plaza de toros. Una mezcla de risas, burla y esperpento. Como los enanos, las mujeres tienen derecho a jugar, no se lo niego, pero lo de hoy ha sido una charlotada, una chirigota de Cádiz, una reunión de bufones de corte del siglo XV. Y no tiene nada que ver con España.
Querer mezclar eso, en un caso patente de psicología inversa, es la típica asociación de un chico de izquierdas indepe que se ha acostumbrado en los últimos años a mezclar churras con merinas aunque sea delirante. Él que haya visto el partido y la sucesión de patochadas, se habrá sonrojado al pensar que alguien se le puede reír por dedicar tiempo a ver esa ridiculez. No, no lo vi, no lo sigo, es lo primero que te sale, por proteger la poca dignidad que te ha quedado después de aguantar hasta el final. Eso no tiene nada que ver con alegrarse de que pierdan.