Atreyub
En busca y captura
Gigantes de piedra, plantas a lo jumanji con vida propia, perretes digitaloides que dan pena, personajes nulos, relación amorosa más nula aún (¿me he perdido algo para que de un plano ella le odie y al siguiente muera por estar a su lado llorando desconsolada? ¿eins?), luciérnagas que hablan, copia bastarda de Laberinto para una de las ideas interesantes, mucha digitalización con cero interés de captación y unos actores que simplemente miran al croma. No es que la de Disney esté mejor.
Es que, dejando a un lado su calidad de animación discutida millar de veces, sabe jugar con el suspense del cuento y lo siniestro, sabe captar la esencia del romance, sabe jugar con la aventura de la fantasía y sobre todo sabe darle el tono exacto a la bestia para que de miedo, ternura, tristeza y emoción a partes iguales. Esto es un vacuo fuego de artificio al servicio de un castillo enorme pero que jamás vemos sus estancias, un monstruo que ruge pero nunca le vemos ser una mala bestia y una princesa con ínfulas estúpidas que no entiendes muy bien qué quiere. Y dejaremos a Noriega para el final que como villano da la talla igual que Cañita Brava intentando recitar a Shakespeare en ruso. Pues eso.
Es que, dejando a un lado su calidad de animación discutida millar de veces, sabe jugar con el suspense del cuento y lo siniestro, sabe captar la esencia del romance, sabe jugar con la aventura de la fantasía y sobre todo sabe darle el tono exacto a la bestia para que de miedo, ternura, tristeza y emoción a partes iguales. Esto es un vacuo fuego de artificio al servicio de un castillo enorme pero que jamás vemos sus estancias, un monstruo que ruge pero nunca le vemos ser una mala bestia y una princesa con ínfulas estúpidas que no entiendes muy bien qué quiere. Y dejaremos a Noriega para el final que como villano da la talla igual que Cañita Brava intentando recitar a Shakespeare en ruso. Pues eso.