Respuesta: Lo nuevo de Peter Weir "The Way Back" (Camino a la libertad)
Vista ayer (último pase del último día de proyección, cuatro personas en la sala) esta maravilla.
No creo que sea lo mejor de Weir; pero sí su película que más me ha gustado. No es lo mejor porque la presentación de los personajes es un tanto apresurada (el chaval de la ceguera... ¿quién es?) y en la parte central hay un cierto bajón rítmico. Es decir, que no funciona tan perfectamente como esa máquina de relojería que es Master&Commander.
Pero todo eso son minucias comparadas con las enormes virtudes del film. En primer lugar, por la novedad de situar la acción en la Unión Soviética. Tras tantas películas de nazis, este cambio de escenario aporta aire fresco desde el principio. La parte que se desarrolla en el campo de trabajo me ha parecido muy interesante: conseguidísima la sensación de claustrofobia dentro de las minas, el absurdo de las causas de confinamiento de los personajes, la vida miserable de los prisioneros.
Qué decir de la huida, el grueso de la película. Que está rodado con un clasicismo, una naturalidad y un lirismo de los que no se ven casi nunca. Nunca la naturaleza me había parecido tan REAL en una pantalla de cine. Nunca los árboles habían sido tan árboles, los arroyos tan arroyos y las montañas tan montañas. Iba a decir lo mismo con el desierto, que también tiene planos memorables, pero sería injusto hacia David Lean, que lo supo captar como nadie y que, además, es directa inspiración para esta película. Por cierto, que aparte de David Lean, a quien tuve en mente durante buena parte del metraje fue a John Huston, no sé muy bien por qué. En resumen, que me encantó ver tantos espacios abiertos rodados con un gusto tan exquisito, desde Siberia hasta el Desierto del Gobi.
Como apuntaba más arriba, la película se estanca un poco en ciertas partes (por ejemplo, la tormenta de arena me pareció innecesaria); pero qué más da. Mientras tanto, estamos conociendo a unos personajes interesantísimos -por lo humano- que nos demuestran cómo se puede sobrevivir en medio de la nada. Sorprendente Colin Farrell y muy comedido Ed Harris. No chirrían, no son las estrellas de la función. Muy bien por ellos y por Weir. La parte del templo budista es TREMENDA en su dramatismo. Qué elegancia de presentar el campo de batalla tras la batalla: Weir no necesita truculencia para impresionarnos, le basta con una calavera enterrada atravesada por un balazo.
Y ese Buda, y la conversación de los dos personajes dentro del templo... Maravilloso.
El final... Bueno. Ante todo, yo creo que estamos viendo una película de aventuras clásica, llena de épica (de la de verdad, porque la épica puede conseguirse con seis personas) y de fuerza. ¿Cómo va a acabar? Aparte de que está inspirada en hechos reales -aunque esto sea un detalle menor dentro del engranaje narrativo-, tanto los personajes como los espectadores se merecen ese final. Porque, con toda la grandeza que la película lleva dentro, ¿hay algo mejor que salir de la sala con esa sensación de optimismo y de confianza en el ser humano?
Ojalá la hubiese descubierto antes; porque si siguera en cartelera, esta tarde iba a verla otra vez. Nunca había sentido una experiencia como esta en una pantalla de cine. Nunca había sentido la MAGIA, la magia de verdad, de transportarme a Siberia, a Mongolia, al Tíbet o a la India, en una pantalla grande. Definitivamente, este es el cine que más me gusta: aventuras, paisajes, personajes de carne y hueso. El hombre ante la inmensidad de la naturaleza y la crueldad de otros hombres. No hace falta más, no hay nada que conmueva el alma más que eso, porque es real, porque puede tocarse.
Épica. Homérica. Y lo digital, invisible (si es que lo hay, que no lo sé). Por fin una película NATURALISTA entre tanto CGI de mercadillo. Bien, joder, bien.