Netflix Los Bridgerton (abro post como único chocho del floro que soy)

@i-chan ;)


Pd: a mí mientras no me metan mariconeo....son libros que se caracterizan por tener machos muy machos.

Pd: ahora en serio. En el cuarto episodio hay una conversación en la que explican por qué los negros están en la aristocracia. A partir de ahí crean una especie de realidad alternativa ("qué hubiera pasado si"....). Con esto ya te tienes que tragar lo que venga.
A mí este apunte me sobra, prefería que no hubieran hecho alusión a las razas y todo continuara como en un mundo de fantasía.
Pero es que realmente el tema racial da igual, tiene poco (o cero) peso en esta temporada.

De lo que no habéis hablado es del tema de "la violación" que está cabreando a algunos melindrosos.
Yo no veo rape por ningún lado.
Los "Sor María" se me enojan por todo.
 
Enorme :palmas

La cantidad de texto, digo. Me espero a la película.
Tanta letra y sin ninguna foto ni dibujito... hay folleteo? :pensativo

:hola

P. D.: Ahora en serio, todo esto de "las razas", clases y estatus me ha recordado a Carnival Row, que supongo que como es fantasía nadie se extraña de nada...
 
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Denzel Washington como Don Pedro, príncipe de Aragón.
La imagen que ha puesto @Grubert me viene al pelo, porque hace varios días que tenía pensado intervenir en este debate, y una de las películas que iba a mencionar era Mucho ruido y pocas nueces, por parecerme el ejemplo más paradigmático, aunque realmente cualquiera de los shakespeares de Branagh valdría como ejemplo.

Una cosa que hay que tener en cuenta antes que nada es que TODO en una película es artificio. Toda película es una representación, una pantomima. Si nos paramos a pararlo con detenimiento, las películas tienen muy poco que ver con la vida real. En la vida real las historias no siguen una estructura de tres actos separadas por puntos de giro. En la vida real no hay protagonistas, antagonistas, falsos antagonistas y escuderos. En la vida real no hay elipsis, ni flashbacks, ni flashforwards, ni comienzos en media res, ni insertos, ni cortes de plano, ni planos grúa, ni cámara al hombro. No hay travellings circulares cada vez que una pareja se da un beso, ni suena de fondo una banda sonora que acompaña al estado anímico de cada momento. En la vida real la gente no habla de manera ordenada y precisa y respetando siempre el turno de palabra. En la vida real no suenan risas de fondo cada vez que alguien suelta un chiste, ni la gente empieza a cantar y a bailar de manera sincronizada cuando un personaje quiere exponer sus emociones. En definitiva, entre la clásica dicotomía entre Godard, quien afirmaba que el cine era "la verdad, 24 veces por segundo" y Brian De Palma, quien afirmaba que el cine era "la mentira, 24 veces por segundo" no cabe duda de que la afirmación más acertada es la de De Palma.

De hecho, siempre he sentido especial predilección por aquellos directores que en su cine suelen enfatizar esta naturaleza artificiosa del cine, exponiendo deliberadamente ante el espectador las costuras subyacentes, dejando claro que el cine no es más que una "representación", un artificio completamente alejado del mundo real. Branagh es uno de esos directores, no en vano se nota que viene del mundo del teatro, un ámbito en el que la limitación de medios materiales fuerza a que el espectador llene con su imaginación los huecos y las carencias: en el escenario de un teatro no se pueden recrear bosques y montañas, pero el espectador puede ver unos árboles de cartón piedra y recrear un bosque de verdad en su mente. Directores como Branagh entienden que en el fondo el cine no deja de ser más que una obra de teatro con unos decorados muy grandes y muy caros, y del mismo modo que en una obra de teatro todo es una pantomima, en el cine pasa lo mismo. Las reglas de la ficción no son las del mundo real, y en ese sentido toda ficción exige una "suspensión voluntaria de la incredulidad" por parte del espectador, imprescindible para que pueda adentrarse y disfrutar de ese mundo de ficción.

No obstante, Godard no estaba errado del todo: el cine no es verdad, pero tiene apariencia de verdad, y cuanto más verosímil resulta un relato para el espectador, más suele conectar con él. Cuando un relato no se siente lo suficientemente creíble, el espectador tiende a desconectar de la historia. Y es que aunque la suspensión voluntaria de la incredulidad depende, en parte, de la propia subjetividad de cada espectador, también depende de las reglas del juego establecidas por los narradores. Generalmente, cuando un relato se suele ambientar en un periodo histórico del pasado, el espectador espera que dicho contexto histórico sea coherente con el conocimiento que ya tiene de dicho periodo histórico, a no ser que el relato deje claro desde un primer momento que no busca un rigor histórico. Por ejemplo, a ningún espectador le supone un problema que en La vida de Brian en mitad de la película aparezca una nave extraterrestre, pero si sucediese lo mismo en la Roma de John Milius, se sentiría estafado. A ningún espectador le suponía un problema que en una serie como Xena, la princesa guerrera, te mezclasen a Ulises, Alejandro Magno, Julio César, Jesucristo, los Reyes Magos, vikingos, Genghis Khan y samurais japoneses porque desde el primer momento la serie te deja claro que es una serie de fantasía en la que la ambientación grecorromana no es más que un decorado. Lo mismo pasa con los shakespeare de Branagh: a ningún espectador le molesta que Denzel Washington interprete al príncipe de Aragón, porque desde el inicio de la película queda claro que lo que estamos presenciando es un mundo de fantasía, con ninguna intención de ofrecer el más mínimo rigor histórico.

Y aunque ninguna ficción histórica está libre de anacronismos (todo relato histórico tiende a reinterpretar el pasado a partir del sistema de valores del presente), hay anacronismos que son más fáciles de digerir que otros. Por ejemplo, creo que a ningún espectador le supone un problema ver un peplum en el que los personajes hablen inglés o castellano en vez de latín. El espectador sabe que los romanos no hablaban inglés, pero no le cuesta nada pasar por alto este detalle, porque entiende que el cambio de idioma no es más que un simple convencionalismo que busca facilitar la comprensión del relato. Pero si nos pusiesen a Idris Elba interpretando a Julio César, esto nos sacaría totalmente de la historia, porque el espectador es consciente de que Julio César no era negro. Da igual que Elba sea un actorazo como la copa de un pino: la historia se sentiría falsa. Y aunque en el fondo que un actor negro interprete a un personaje histórico blanco objetivamente no sea un artificio demasiado distinto a hacer que Julio César se exprese en un perfecto inglés de Cambridge, subjetivamente es un artificio que no requiere el mismo grado de suspensión de la incredulidad por parte del espectador. Y esto no tiene nada que ver con ser racista ni "supremacista blanco" como dice el Señor Neurodivergente.

A mí personalmente no me supone ningún gran problema ver a intérpretes afrodescendientes (o asiáticos, o lo que se tercie) interpretando papeles nobiliarios en relatos de ambientación histórica, si argumentalmente está bien justificado o si queda claro que el relato no busca rigor histórico alguno. No he visto esta serie, pero si @MeMySelf dice que la serie está ambientada en una especie de "mundo de fantasía" que no busca el rigor histórico, a mí me vale perfectamente. Es como la gente que pone a parir Velvet por su falta de rigor histórico, lo que me parece una soberana soplapollez cuando desde el primer fotograma queda claro que la ambientación histórica, marcadamente fantasiosa, solo tiene un carácter estético. Pero reconozco que aún no me he atrevido a ver la última versión de Los Miserables, la protagonizada por Dominic West y por Lily Collins, porque han puesto a un Javert negro, y ese simple hecho ya hace que la historia me resulte falsa. Porque aunque la novela de Víctor Hugo no deje de ser ficción, los hechos históricos que constituyen el telón de fondo de la historia son reales, y para mí no me resulta creíble que en la Francia de Luis Felipe I un afrodescendiente fuese un inspector de policía de tan alta categoría. Como ya digo, esto no tiene nada que ver con la mamarrachada de ser un supremacista blanco, sino con saber un poco de historia. Y oyes, que igual luego veo la serie y me parece que Oyelowo hace un papelón y se convierte en mi encarnación favorita del policía francés, pero eso no quita que me chirríe. Lo mismo que en la serie de El Cid me chirría ver a Doña Urraca dar unos discursos que parecen escritos por Irene Montero. Como ya digo, todos los relatos históricos son, en cierta manera, anacrónicos, pero hay anacronismo que cantan mucho más que otros.

Pero lo que sí que me preocupa mucho más es la perniciosa ideología que subyace detrás de algunas de estas inusitadas licencias creativas. Hay creativos que afirman ser conscientes de que la historia no fue así, pero que a ellos no les interesa contar la historia tal como fue, sino tal como debería haber sido. Y esta voluntad por reescribir nuestro pasado y vendernos una historia en la que mujeres, negros, homosexuales y transexuales jamás han sido discriminados, sino que todos vivían en perfecta paz y armonía casi me parece hasta peligroso. A día de hoy, el machismo, el racismo o la homofobia son tendencias de pensamiento residuales a día de hoy (al menos en occidente) precisamente porque existe una conciencia colectiva de las discriminaciones históricas que han tenido que padecer estos colectivos. Vendernos un pasado idílico en el que todos los seres humanos vivíamos en paz y armonía puede llevarnos a olvidar los errores de nuestro pasado y, por tanto, volver a cometerlos en el futuro. Qué suerte tenemos de que no sepamos viajar en el tiempo, porque si esa tecnología llega a caer en manos de los social justice warriors nos montan una policía temporal al más puro estilo El fin de la eternidad en menos de lo que canta un gallo.
Ya solo por mencionar el fin de la eternidad (una de mis novelas favoritas) mas ganao :ok. Por otro lado, completamente de acuerdo con el texto.
Quizás matizaria que lo que nos molesta a los "supremacistas blancos" es el machaqueo y este totalitarismo no sé si autoimpuesto o como moda de meter "temas" con calzador... la prueba la tenéis con los Oscars.
Que sí que son unos premios que siempre han dado asco/pena y no van a ningún lado pero que desde ahora las nominadas a mejor película tengan que tener personajes gays, trans, lesbianas, discapacitados me parece representativo del lavado de cerebro que pretenden/están haciendo a la población.
Cuenta una historia y cuéntala bien y si quieres meter un tema de fondo (como han hecho todos los libros, películas, obras desde el principio de los tiempos) si la historia está bien contada acabara llegando al publico....
Fijaos la de veces que hemos visto Mucho Ruido y pocas Nueces y nunca nos había chirriado el personajes de Denzel Washington porque Brannagh nos lo muestra con naturalidad, ahora gran parte de los personajes/mensajes los meten con calzador y sin vaselina.
 
Muy bien escrito, sí señor, pero sigo diciendo que todas esas licencias que se toman por la corrección política de turno me dan tres patadas en los huevos.
 
No me había fijado en lo de que los personajes negros no cuadran con el rigor histórico hasta que lo he visto mencionado aquí. Como si ponen a chinos, es una historia ambientada en un determinado contexto y ya. No pasa de ahí. Ni el comportamiento de los personajes ni el lenguaje ni nada intenta reflejar la época.
 
Sigo con los enlaces. En la página de noticias de Chrome últimamente solo me salen cosas de esta serie :lol

Pero póntela, capullo!

Cuando le susurra lo que es la masturbación creo que todas ovulamos.
Voy a tener un bebé chocolate.
 
Fijaos la de veces que hemos visto Mucho Ruido y pocas Nueces y nunca nos había chirriado el personajes de Denzel Washington porque Brannagh nos lo muestra con naturalidad, ahora gran parte de los personajes/mensajes los meten con calzador y sin vaselina.
Brannagh contrató a un actor, un gran actor, para hacer un papel, y eso era todo lo que veíamos. Actualmente Brannagh recibiría presiones de lobbys para meter a un negro para que el reparto no sea demasiado blanco, y nosotros ya no vemos a un actor, vemos a un negro. Esa es la diferencia. Viva la inclusividad y el antirracismo.
 

"La gente" no. Si acaso andáis moscas unos cuantos supremacistas blancos, que os cabreáis como monas si ponen nobles negros en una serie victoriana.
A la mayoría de la gente todo eso nos la suda, y nos conformamos con disfrutar una serie (o dormirla plácidamente, como en mi caso).

Un supremacista de libro acusando de supremacistas a otros. Te tienes que reir... :mparto
 
Pues la serie lo está petando bien, eh?
Tengo el Twitter, face e Instagram lleno del mulato, el folleteo, la bso....
Netflix debe estar contenta.
 
Para descargas las que hace el negro en los kleenex después de la marcha atrás.
 
No habéis debatido lo más importante de la peli.
El negro la tiene grande???
 
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