Desde la perspectiva del lenguaje escrito, es desde donde mejor se analizan los problemas. ¿Por qué? Básicamente, porque supone un ejercicio mental, y un establecimiento de prioridades que, difícilmente, se consigue con el lenguaje hablado.
Ésta disertación, no pretende otra cosa que aliviar mis neuronas y lograr un desahogo, haciendo público un hecho que no tiene defensa jurídica.
Los manipuladores:
Esas personas que dedican su vida a joder la existencia de los demás. Esas que utilizan todo su intelecto en urdir maquiavélicos planes, para lograr sentir satisfacción de la frustración, del sujeto que quieren abatir. Aquellos que dedican su vida a pisar el cuello de los demás, y a intentar lograr asfixiar a su víctima, por el puro placer que proporciona la necesidad de cubrir las propias carencias y complejos de inferioridad, demostrando que se posee “el poder”. Y, además, afirmar que se puede utilizar todo ese “poder”, si no te portas bien y haces lo que yo digo.
Esas, cuyas vidas son tan patéticas y lamentables que pisan a cualquier ser inocente y menor, que se cruce, y a los que hacen blancos indirectos de sus insanos deseos de venganza. Esas, que son tan retorcidas que culpan de sus propios fracasos y limitaciones al prójimo. Esas, que gustan en complacer su vanidad con demostraciones ostentosas de su “valía personal”.
Sí, estoy por aquí. Sí, leo por aquí. Y sí, es otro nick. Y, ¡qué más da! Sólo quiero ejercer mi derecho a la pública pataleta, que es lo que me queda.
Sólo, porque me da la gana explicar en voz alta a quien lo quiera leer, que existen personas que son un blanco fácil para otras, que no tienen el más mínimo escrúpulo, y que son capaces de anular voluntades sólo para poder mirarse al espejo por las mañanas y pensar: ¡qué grande soy! ¡mira lo que soy capaz de hacer! ¡observa mi poder sobre ti!
Personas muy acomplejadas, que sólo se sienten valiosas encumbrándose en un ficticio pedestal, cimentando con las voluntades de seres inocentes. Personas que, además, disfrutan con el sufrimiento que produce la pérdida de individualidad y la dependencia que produce, como consecuencia, a todos los niveles.
Seres con una profunda ignorancia y, lo que es peor, ningún deseo de mejora personal porque se repiten que nadie les puede igualar. Que ellos, son los mejores. Triunfadores. Fuertes.
Gente que abusa de su superioridad física y económica, para obligar, a otras, a cavar un agujero aún más profundo del que jactarse desde arriba, con el extremo del cabo que pueden o no, tirar.
Gente despreciable y pequeña. Enfermiza y pobre. (Lo voy a dejar... acabaría escribiendo un libro. Gracias por leerlo).