La vi ayer y me gustó bastante. ¿Gosling saquea a Lynch, Refn, Noe o Argento? Sí, puede ser. ¿Acaso importa mucho? Seguramente ha bebido de tales fuentes hasta emborracharse y seguramente le debe mucho a la magnífica fotografía de Benoit Debie, pero alguna habilidad tendrá Gosling para que le haya salido esta pesadilla tan vistosa y, por momentos, tan malsana y perversa que se basa en la crisis hipotecaria y la decadencia de ciudades en proceso de pulverización para erigir una fábula primaria, asentada en la desesperación y la satisfacción animal del hombre: violencia, sangre, sexo. Y desde ahí, la lucha por "romper la maldición", derrotar a los ogros surgidos de la crisis y tratar de sobrevivir con destino incierto (sin victorias). Excesiva, arriesgada, irregular, imperfecta, quizás pretenciosa, quizás ostentosa... se pueden decir muchas cosas y entiendo que pueda ser abucheada, despreciada y destrozada por su condición de collage de obsesiones y gustos del Gosling. Lo que ocurre es que conecto enormemente con su sensibilidad, con sus referentes y con su estilo esteticista que envuelve pulsiones humanas de siempre pero subrayadas. Sin ser memorable, me parece un deleite visual y sonoro irresistible. Planos tan bellos como los de las farolas emergiendo del agua ya merecen un ojo, como mínimo.