Es todo muy profundo. Una historia de redención y redescubrimiento materno-filial, con la compleja metáfora de la gran araña-madre que cuida de sus crías y aprenden juntas a tejer los hilos de su propio destino. El veneno arácnido que pese a todo da la vida, alusiones a la mitología clásica (el adivino ciego, el mito de Casandra), con la heroína paramédica que no puede ocultar su vocación de servicio a los demás y de cuidado, y con el antihéroe que, buscando librarse de la maldición de los hados, que acaba precipitando su propia caída. El medio acuático como génesis y la ceguera como visión renovada, Jodorowsky se haría pajas con esto. Tres generaciones de mujeres luchando contra el mismo enemigo (masculino) y que de su nueva “madre” aprenden el don de la vida, para devolvérselo en forma de hálito vital y hacerla renacer. El don de la bilocación entiendo que, como buen deus ex machina que es, supone otra alusión al teatro griego...
Es un poco como la cerveza sin alcohol de los superhéroes, o un episodio piloto de una serie un poco mala que nunca llegó a rodarse, con muy escaso interés y con repetición de cosas mil veces vistas, donde las únicas que ponen algo de interés son las chicas, a diferencia de una Dakota con cara de no saber muy bien qué hace ahí, pero dándole lo mismo porque a ella le pagan igual.
Es una heroína que pudiera tener su sentido como líder o ayudante de un grupo de héroes, un poco al estilo de Charles Xavier, y de hecho por ahí van los tiros, pero cuando esto tiene lugar es cuando se acaba la película. El recurso de los poderes premonitorios es la excusa perfecta para hacer avanzar el argumento, pues básicamente le da la clave a nuestra amiga para resolver todos los obstáculos que se le ponen por delante, ya que su rival es un Spider-malo de tres al cuarto. El trío calavera parece de chiste (esto era una negra, una rubia y una latina…), involucradas en una aventura en un bosque digna de Scooby Doo y con la prota viajando a la selva amazónica, dando con la tribu escondida de los hombres-araña y volviendo a su casa con la misma facilidad que tu tía María del Carmen se va a pasar el fin de semana a Calasparra.
Entre medias, tenemos anuncios de refresco, constantes referencias al universo de Spiderman que son como pequeños guiños para poner cachondo al personal, aunque no vayan a ningún lado, y no puede faltar una pelea final con muchas luces y explosiones: ver algo tan barato, descafeinado y por cubrir el expediente, pero siguiendo este esquema de blockbuster grandilocuente de alto presupuesto, es una experiencia entre penosa, anodina y sí, a ratos con el encanto cándido de lo cutre, como la explotación torticera que no deja de ser de las “marvels” esas (si el original ya era un truño…).