Si algo no se le puede negar a David Fincher es su capacidad de influencia, y además lo hace en productos sólidos como esta Mr. Robot o directamente sobresalientes como fue la primera temporada de True Detective. Si en aquella temporada los referentes ineludibles eran Seven y Zodiac, aquí todavía es incluso más obvio que los 2 pilares de la serie son Fight Club y Social Network, es una apuesta arriesgada porque la sobriedad de la puesta en escena de la de Zuckerberg puede chocar mucho con el artificio de una trama tipo El Club de la Lucha y, de hecho, las mayores pegas de la temporada vienen por esa mezcla de agua y aceite, pero el conjunto sale adelante de manera notable gracias a la capacidad que tienen los creadores de componer una atmósfera asfixiante y un mundo propio muy bien definido, haciendo uso tanto de música como fotografía de manera muy coherente para tal efecto y, por otra parte, se nota un magnífico trabajo de documentación y diseño de producción para resultar verosímil en un campo tan complicado (por lo fácil que es quedar anticuado o ridículo) y tan maltratado históricamente como el de la piratería informática.
Con todo, ya digo que a veces el artificio sale a flote, las trampas no siempre son elegantes e incluso hay momentos de excesiva pose, pero el acierto de casting y la interpretación de su protagonista es tan rotundo que consigue vencer los peros.