Efectivamente el tema de viejo mochales "on the road again", está directamente relacionado con Lynch; más en cuestiones estilísticas que argumentales, en especial en el manejo de la música y el retrato del medio oeste americano. Pero de Bogdanovich hereda algo mucho más profundo, que es lo que hace enorme a la propuesta. El relato endogámico de la América profunda, orquestado en esa dificil suerte de relaciones familiares y vecinales, donde pasado, presente y futuro se conjugan para la deconstrucción de un personaje. Es a través, no de la relación paterno filial directa -inmenso Dern en su laconismo gagá-, sino de la reconstrucción del fragmento vital ofrecido por el resto de personajes cuando esa relación cobra forma. Y ahí está el descubrimiento del pueblo/micromundo en The last picture show que hace escapar al protagonista al descubrir las limitaciones del mismo. En este caso no es una huida, sino una nueva comprensión de la figura paterna la que justifica el viaje, en un sentido vital. Rodada además en un elegantísimo B/N, la película ofrece una cara realista de la América rural, sin artificios tan del gusto de los nuevos trovadores del redneckismo yanki muy en boga. Visión humanista y amarga, no dulcifica pero tampoco carga las tintas. Entiendo perfectamente a Ropit cuando cita a Ford; a fin de cuenta tanto Bogdanovich como Eastwood beben de su clasicismo melancólico, de la que esta película es deudora total, demostrando que existe un camino abierto años ha en el cine americano y que afortunadamente sigue muy vigente.
Realmente empieza muy bien este 2014.....