Visualícese la situación. Soy un tipo muy calmado y con una buena fe en el género humano que parece inagotable. Pero a veces, se vacía el depósito de la buena fe.
Esta mañana, antes de ir al trabajo como currante español que soy, me detengo en un quiosco no hace mucho abierto en mi barrio, para comprar un paquete de tabaco (para la WAT) y un par de barras de pan.El total, unos treseurosypico. Le doy un billete de diez.
En el quiosco hay un proveedor tratando de vender una marca blanca de bebida isotónica. El hombre se va, y la quisokera me va comentando que el red bull es lo que más se vende, y de todas esas otras marcas, nada. Yo, que bebo bastante Red Bull, me entretengo cinco minutos charlando con ella.
Resultado: me da cambio de cinco euros, pese a que yo le he entregado diez. No cabe error por mi parte, era el único billete que tenía hasta que fuera al banco. Salgo del quiosco sin percatarme, pero no tardo tres segundos en darme cuenta. Todavía en la puerta, vuelvo a entrar, y sin darme tiempo prácticamente a explicarme, la mujer me abre su caja registradora: solo hay un par de billetes de cincuenta euros, y varios de cinco. Los diez euros han desaparecido. Junto a ella está su marido, que tiene un pequeño bolso en la mano. Me juego cualquier cosa a que ahí está mi pasta. Pero la mujer insiste en que yo le he dado cinco euros, que es imposible que hayan sido diez. Por un momento me quedo helado. Soy una persona honrada, si alguien me da diez céntimos de más de cambio, y me doy cuenta a tiempo, siempre lo digo. Sé que hay gente hijoputa y poco honrada en el mundo, pero me cuesta creer que esa mujer con la que he estado hablando tranquilamente unos segundos antes me desprecie tanto como para robarme cinco euros. He ido muchas veces a su quiosco desde que lo abrió, después de navidades.
En fin, me doy cuenta de que no sirve de nada. Puedo pedir hoja de reclamaciones, pero el cuerpo del delito, esos diez euros, han desaparecido, seguramente en ese pequeño bolso de mano que el marido trata de ocultar detrás del mostrador. Así que, sin armar escándalo, ya que soy bastante frío, y estoy más sorprendido y decepcionado que enfadado, le digo que los cinco euros me dan igual, que no le voy a armar bulla por ellos, pero que no me ve más en su local. Además, mi WAT compra tabaco, pan y demás chucherías en su tienda, cosa que se acabó. Además, está en la urbanización donde vivo, y le advierto que a los vecinos no les va a gustar que haya engañado así a uno de los suyos. La mujer se encoge de hombros, sin decir nada, sin admitir nada ni negar nada. Así pues, me doy la vuelta y me voy.
Pero por el camino, me voy planteando cosas. ¿Tan mal está la vida? Soy consciente de que todos pasamos apuros estos tiempos de crisis, pero, ¿hasta el punto de esquilmarle cinco euros a un tipo como yo, que compro de buena fe ahí todos los días? ¿Vale la pena correr el riesgo, por cinco miserables euros de mierda, perder a un cliente o a varios? Porque puedo asegurarme de que los pierda. Los hijos de mis vecinos se compran meriendas y chucherías todas las tardes ahí, con compañeros de colegio. Toda la urbanización compra pan, cerveza y tabaco ahí, todos los días. Y podría decirles lo que ha pasado, y todos se irían a comprar a otro local (hay un "videoclub" que vende todo tipo de artículos de comida y bebida, y que va de capa caída desde que abrió el quiosco).
En fin, me estoy planteando con cuidado que hacer. Podría tratarse de honrados comerciantes que han hecho una tontería por culpa de la crisis, pero al menos hoy, he perdido mi buena fe. Creo que no debo hacer nada en caliente, porque ahora podría soltarle cuatro murmullos bastante cabrones a los vecinos, y el quiosco ya no dura dos meses. Sé lo que me digo, porque el quiosco ya ha tenido cuatro dueños en cinco años, y el anterior cerró porque nos pusimos de acuerdo en no entrar, aunque por un tema más grave (no nos gustaban sus actitudes con los críos... ya me entendéis )
En fin, no sé. Me olvido del tema (aunque yo no vuelvo por ahí ni loco) o empiezo a murmurar lo sucedido. ¿Vosotros que haríais?
Esta mañana, antes de ir al trabajo como currante español que soy, me detengo en un quiosco no hace mucho abierto en mi barrio, para comprar un paquete de tabaco (para la WAT) y un par de barras de pan.El total, unos treseurosypico. Le doy un billete de diez.
En el quiosco hay un proveedor tratando de vender una marca blanca de bebida isotónica. El hombre se va, y la quisokera me va comentando que el red bull es lo que más se vende, y de todas esas otras marcas, nada. Yo, que bebo bastante Red Bull, me entretengo cinco minutos charlando con ella.
Resultado: me da cambio de cinco euros, pese a que yo le he entregado diez. No cabe error por mi parte, era el único billete que tenía hasta que fuera al banco. Salgo del quiosco sin percatarme, pero no tardo tres segundos en darme cuenta. Todavía en la puerta, vuelvo a entrar, y sin darme tiempo prácticamente a explicarme, la mujer me abre su caja registradora: solo hay un par de billetes de cincuenta euros, y varios de cinco. Los diez euros han desaparecido. Junto a ella está su marido, que tiene un pequeño bolso en la mano. Me juego cualquier cosa a que ahí está mi pasta. Pero la mujer insiste en que yo le he dado cinco euros, que es imposible que hayan sido diez. Por un momento me quedo helado. Soy una persona honrada, si alguien me da diez céntimos de más de cambio, y me doy cuenta a tiempo, siempre lo digo. Sé que hay gente hijoputa y poco honrada en el mundo, pero me cuesta creer que esa mujer con la que he estado hablando tranquilamente unos segundos antes me desprecie tanto como para robarme cinco euros. He ido muchas veces a su quiosco desde que lo abrió, después de navidades.
En fin, me doy cuenta de que no sirve de nada. Puedo pedir hoja de reclamaciones, pero el cuerpo del delito, esos diez euros, han desaparecido, seguramente en ese pequeño bolso de mano que el marido trata de ocultar detrás del mostrador. Así que, sin armar escándalo, ya que soy bastante frío, y estoy más sorprendido y decepcionado que enfadado, le digo que los cinco euros me dan igual, que no le voy a armar bulla por ellos, pero que no me ve más en su local. Además, mi WAT compra tabaco, pan y demás chucherías en su tienda, cosa que se acabó. Además, está en la urbanización donde vivo, y le advierto que a los vecinos no les va a gustar que haya engañado así a uno de los suyos. La mujer se encoge de hombros, sin decir nada, sin admitir nada ni negar nada. Así pues, me doy la vuelta y me voy.
Pero por el camino, me voy planteando cosas. ¿Tan mal está la vida? Soy consciente de que todos pasamos apuros estos tiempos de crisis, pero, ¿hasta el punto de esquilmarle cinco euros a un tipo como yo, que compro de buena fe ahí todos los días? ¿Vale la pena correr el riesgo, por cinco miserables euros de mierda, perder a un cliente o a varios? Porque puedo asegurarme de que los pierda. Los hijos de mis vecinos se compran meriendas y chucherías todas las tardes ahí, con compañeros de colegio. Toda la urbanización compra pan, cerveza y tabaco ahí, todos los días. Y podría decirles lo que ha pasado, y todos se irían a comprar a otro local (hay un "videoclub" que vende todo tipo de artículos de comida y bebida, y que va de capa caída desde que abrió el quiosco).
En fin, me estoy planteando con cuidado que hacer. Podría tratarse de honrados comerciantes que han hecho una tontería por culpa de la crisis, pero al menos hoy, he perdido mi buena fe. Creo que no debo hacer nada en caliente, porque ahora podría soltarle cuatro murmullos bastante cabrones a los vecinos, y el quiosco ya no dura dos meses. Sé lo que me digo, porque el quiosco ya ha tenido cuatro dueños en cinco años, y el anterior cerró porque nos pusimos de acuerdo en no entrar, aunque por un tema más grave (no nos gustaban sus actitudes con los críos... ya me entendéis )
En fin, no sé. Me olvido del tema (aunque yo no vuelvo por ahí ni loco) o empiezo a murmurar lo sucedido. ¿Vosotros que haríais?