Harkness_666
Son cuatro
Superman, de Richard Donner
Aún siendo una película tremendamente irregular, capaz de lo mejor y de lo peor, puede considerarse el pilar del género superheroico actual, así como el origen de la estructura mil veces repetida en la que seguimos la génesis del héroe, sus conflictos, el enfrentamiento al villano, etc. Y más aún, con todos sus aciertos y sus flaquezas (indiscutibles, sin que medie nostalgia alguna de por medio) comparada con el nuevo bodrio de Snyder es poco menos que una obra maestra.
Todo el comienzo y la primera parte, con la huida de Krypton, la llegada a la tierra y la vida allí de Clark con sus padres adoptivos… es sencillamente sublime, narrada con un clasicismo, una emoción y una sensibilidad comparables a John Ford (el fallecimiento del hombre, la despedida de ella en medio del campo). Como para quitarse el sombrero por cómo se es capaz de decirlo todo con prácticamente nada, imposible meterle algo así a la peña actual (indicio de la puta mierda degenerada de cine comercial que sufrimos).
Ahora bien, a partir de aquí la película se adentra en el convencionalismo y cambia radicalmente de tono, volviéndose un tontorrón espectáculo cómico de una ingenuidad desbordante. Esto no es negativo de por sí, de hecho, si se piensa bien, es casi imposible que la historia de un personaje tan sumamente irreal, perfecto e invencible como Superman pueda evitar el tebeísmo o ser “realista”… pero se pasa tres pueblos, va de más a menos y las concesiones son demasiadas, hasta llegar a un final que directamente roza la tomadura de pelo.
Lo demás ya se sabe: carismático reparto, inmortal banda sonora de John Williams, efectos especiales con encanto y espectaculares para la época, y un impagable y bufonesco Lex Luthor como villano y creador de uno de los planes malignos más peregrinos y delirantes que imaginarse puedan. Una película con cosas muy de su época, tal vez incluso malograda, pero que continúa valiendo por sí misma.
Aún siendo una película tremendamente irregular, capaz de lo mejor y de lo peor, puede considerarse el pilar del género superheroico actual, así como el origen de la estructura mil veces repetida en la que seguimos la génesis del héroe, sus conflictos, el enfrentamiento al villano, etc. Y más aún, con todos sus aciertos y sus flaquezas (indiscutibles, sin que medie nostalgia alguna de por medio) comparada con el nuevo bodrio de Snyder es poco menos que una obra maestra.
Todo el comienzo y la primera parte, con la huida de Krypton, la llegada a la tierra y la vida allí de Clark con sus padres adoptivos… es sencillamente sublime, narrada con un clasicismo, una emoción y una sensibilidad comparables a John Ford (el fallecimiento del hombre, la despedida de ella en medio del campo). Como para quitarse el sombrero por cómo se es capaz de decirlo todo con prácticamente nada, imposible meterle algo así a la peña actual (indicio de la puta mierda degenerada de cine comercial que sufrimos).
Ahora bien, a partir de aquí la película se adentra en el convencionalismo y cambia radicalmente de tono, volviéndose un tontorrón espectáculo cómico de una ingenuidad desbordante. Esto no es negativo de por sí, de hecho, si se piensa bien, es casi imposible que la historia de un personaje tan sumamente irreal, perfecto e invencible como Superman pueda evitar el tebeísmo o ser “realista”… pero se pasa tres pueblos, va de más a menos y las concesiones son demasiadas, hasta llegar a un final que directamente roza la tomadura de pelo.
Lo demás ya se sabe: carismático reparto, inmortal banda sonora de John Williams, efectos especiales con encanto y espectaculares para la época, y un impagable y bufonesco Lex Luthor como villano y creador de uno de los planes malignos más peregrinos y delirantes que imaginarse puedan. Una película con cosas muy de su época, tal vez incluso malograda, pero que continúa valiendo por sí misma.