Han pasado restaurada por la TV portuguesa
Trás-os-Montes (António Reis y Margarida Cordeiro, 1976) y ya circula por la red con subs en inglés, se trata de una especie de santo grial del cine portugués que solo se podía ver en condiciones en filmotecas (circula por Youtube una copia infame) tanto esta como las otras 2 películas del matrimonio. La verdad es que es de esas películas milagro que amplían el cine a una cosa absolutamente misteriosa y extraordinaria, lo que podría parecer, a priori, un documental sobre una región tan inhóspita y alejada de todo y que ya de por sí sería interesantísimo, resulta que es más un trabajo de ficción, con todos los actores gente local y en la que se llega a fundir el tiempo entre generaciones, en la que se vislumbran sueños y recuerdos fundidos con el paisaje de manera maravillosa y en la que se plasma el fin de una época en un lugar justo después de la revolución de los claveles. Una oda y una carta de amor a la vida sencilla, a los oficios y a las gentes, sin ni pizca de sentimentalismo, toda la primera parte es como una aventura infantil en la que los niños la disfrutan, la segunda parte ya se centra más en los últimos coletazos de oficios centenarios que se perderán, pero ahí lo importante son las personas. Ya digo, un milagro irrepetible.
Tanto me interesó que intenté encontrar declaraciones de Margarida Cordeiro (António Reis murió en 1991), que sigue viva y se mudó a su natal Tras os Montes. Encontré una entrevista de 2009 en la que decía que vive con su hermana y que disfruta mucho de salir (le encantan Zamora y Salamanca) y leer. También que ve muy poco cine ahora y que tenía prejuicios hacia el género documental hasta que vio
Notre nazi (Robert Kramer, 1984), un documental que le impactó de tal manera que hasta tuvo que ir a vomitar y que le reconcilió con el género por la fuerza del material.
Curiosamente, yo tenía ese documental en el disco duro, me encantaron varias películas de Kramer y conseguí ese documental (y recuerdo que me costó mucho). Por lo que me lo puse, es una cosa muy loca, un director quiere rodar una película en la que haya un oficial nazi y considera que para el papel se tiene que contratar a un nazi de verdad, en realidad parece que la película es una excusa para tener a ese oficial (condenado a cadena perpetua en 1962 y liberado en 1977 por motivos de salud) e interrogarlo. La película de Kramer es una especie de making off de la otra película, basándose en los interrogatorios al nazi, intentado confrontarlo con lo que hizo y también muestra cómo se siente la gente del rodaje por tener a ese "monstruo" cada día allí.
Como es de esperar, y se muestra bien ahí el contraste, un centroeuropeo nacido en 1905 es una persona educadísima, cosa que genera contradicciones en los profesionales del rodaje. El núcleo de la película, aparte del nazi, es el director (no Robert Kramer sino Harlan), que es un alemán que resulta ser el hijo de Veit Harlan, director de cámara de Goebbels y único artista nazi al que se enjuició después de la II Guerra Mundial, el hijo de Harlan ve en el oficial nazi exactamente la misma actitud que a su difunto padre, una mezcla de educación, amabilidad y nulo arrepentimiento por su pasado nazi. En uno de los mejores momentos de la película Harlan le pide al nazi que mire al TV de su derecha, ahí ve y reconoce que hay una película de Veit Harlan y se emociona al nombrarla, es
Immensee (1943), y ahí Kramer hace un montaje con la película antigua y su música, el nazi y Harlan (el hijo del director de Immensee).
Justo aquí llega el punto que me llevó a mi siguiente visionado, el documental solo debe mostrar unos 30 segundos de ella y lo hace en b/n (la peli es en un color maravilloso) y a través de un televisor antiguo, pero solo con eso ya se intuyen un encuadres fantásticos y me generó la necesidad de verla ... Y es una gran película,
Immensee, sin rastro de propaganda (fueron otras la que hizo), estamos hablando de un melodrama elegantísimo de la fuerza de un Borzage o esos melodramas románticos soviéticos ambientados a finales del XIX, principios del XX, época de romanticismo y que prestaban mucha atención a la poesía de las imágenes relacionadas con los sentimientos de los personajes. Aquí hay un triángulo amoroso, el contraste entre el "conservadurismo" de echar raíces en un pueblo (idílico) y llevar una vida tranquila, y la llamada de la grandeza, de la creación artística, de comerse el mundo de un compositor y director de orquesta. Todo está contado con mucho amor a todos los personajes y solo el peso de lo inevitable moverá sus pasiones. Vamos, que quedo invitadísimo a la que dicen que es su obra maestra,
Opfergang (1944).