Lo que pasó ayer en Washington fue una vergüenza. Que el líder de un partido político, no digo ya un presidente, anime a sus seguidores a rodear el Capitolio porque no le ha gustado el resultado de las elecciones era impensable en Estados Unidos... hasta ahora. Este tema allí no se va a olvidar fácilmente y quedará como un borrón en la historia estadounidense.
Pero esto ya ha ocurrido aquí; y además, no hace mucho. Puedo que mi memoria no sea lo que era, pero aún recuerdo que cuando Mariano Rajoy fue a tomar posesión en 2016, Podemos convocó una manifestación (y luego dijo que no), Rodea el Congreso, para protestar por lo mismo que Trump: no les gustaba el resultado de los comicios. También me acuerdo de la Alerta antifascista que un deprimido Pablo Iglesias comunicó al pueblo la noche de las elecciones andaluzas de 2018, y de cómo el PSOE de Susana Díaz fletó autobuses para armar bronca cuando Moreno Bonilla fue a tomar posesión del cargo. Por no mencionar a ese Metternich con barretina y su apreteu, apreteu cuando los independentistas rodearon el Parlament en 2018 e intentaron entrar. La única diferencia que veo con lo sucedido ayer es que la Policía Nacional y los Mossos d'Esquadra demostraron ser mejores profesionales que los americanos.
Así que estoy sorprendido de que algunos foreros que jaleaban estos comportamientos se rasguen ahora las vestiduras cuando el populista Donald Trump hace lo mismo que hicieron los populistas carpetovetónicos. ¿Me podría explicar alguien cuando rodear e intentar allanar una institución política como Capitolio, Congreso o Parlamento es una manifestación de libertad del pueblo y cuando un ataque fascista impresentable?