Ganó la Champions el Madrid. La primera parte fue del Borussia, y la segunda parte, del equipo blanco. Fiel a su estilo, el Madrid se tuvo que mover en arenas movedizas, ante un equipo joven y con talento, que presionó al Madrid y lo asfixió por momentos. Pero allí estaba el conjunto blanco para ponerse el mono de trabajo y acabar con el equipo alemán: allí estaba Carvajal, que actualmente es el mejor lateral derecho del mundo, Courtois, que es el mejor portero del mundo, y un Vinicius que, salvo sorpresa, será el Balón de Oro, con un Kroos que demostró una vez más por qué ha sido el mejor centrocampista de la última década. Quince Copas de Europa y la impresión de que al Madrid sólo le puede ganar el City.
Tiene que ser muy jodido ser Laporta el Cachalote en estos momentos. ¿Cuántas bandejas de canapés tiró ayer? Ni se sabe. El ridículo de lo de Xavi le va a perseguir durante muchísimo tiempo. ¿Cuántos llantos hubo ayer en el Atlético de Madrid? El cara-córner Miguel Ángel Gil Marín estará deseando que al Barca lo condenen por lo de Negreira para hablar de Franco y del Real Madrid. La España mediocre y fea siempre estará allí para intentar negar la evidencia.
Recomiendo a Laporta, a la directiva del Barca y a sus seguidores que hagan burpees, reprogramen su mindset en sus mentorías con Llados. Que se compren unos Lamborguini y convoquen a los socios a hacer burpees en Canaletas. Esa organización crminal llamada Fútbol Club Barcelona es un chiste: es el relato victimista, fatuo y sin sentido del Procés. Es el lloro eterno. Es la infantilización del deporte. Es la nada absoluta. Afortunadamente, tendrán a los aficionados del Atlético de Madrid para que les acompañen.