Verboten! (1959). Otra que me ha dejado con la boca abierta sin que me esperase tanto, como la fabulosa Run of the Arrow con la que comparte su principal postulado y tema central de la película: el devenir de los perdedores de la guerra y su gestión de la derrota, con grupos de renegados. Tiene un prólogo bélico descomunal, rodado con un sentido de la tensión y del punto de vista maravillosos, que muestra la desolación de un poblado alemán y la desesperación de sus supervivientes, y enlaza con la relación que vertebrará la película. A partir de aquí, la película se desdobla en la poco filmada gestión administrativa por parte de los americanos del territorio conquistado (tremenda la frase "no somos libertadores, somos conquistadores" dirigida a unos revolucionarios locales) y una trama de espionaje y de agentes dobles con una siniestra y desarmante formación de una guerrilla Werwolf. Todo un drama social con mensaje, con aristas de todo tipo, con la lógica e inevitable tensión en el derrotado entre colaborar o intentar contraatacar al enemigo, entregada como delicioso cine de género (bélico y de espías). Hay, en su parte final, un salto de fe con imágenes reales del juicio de Nuremberg con el que Fuller tira de amarillismo, pero creo que está perfectamente integrado en una trama que pone el dedo en la yaga de la propaganda, ahí Fuller estira el dramatismo en una reacción hipotética de un chaval que se entere de esa manera tan dramática y solemne de la contrapropaganda (o la otra verdad). Peliculón imprescindible, y van ...
Shark! (1969). Partiendo de la base de que Fuller renegó de ella porque la destrozaron con el montaje, al menos es curiosa y coherente con su trayectoria, es un pulp puro y duro con tiburones, tesoros, y un poblado que es como un conglomerado exótico de corrupción, decadencia y depravación, atmósfera ideal para que "destaque" un antihéroe con un código ético gris oscuro. Los personajes típicos de película de género (de varios), el médico borrachuzo anclado al lugar, una femme fatale, un villano manipulador, un sheriff corrupto, un empresario sin escrúpulos ... no impiden a Fuller crear un ambiente enrarecido, por encima de estos tópicos, con unos encuadres intrusivos y expresivos, parece, igual que hiciera en El kimono rojo (sin tanto éxito, evidentemente), como si se apartara de la trama (zetosa) para perderse en otra cosa, algo que suena como a altmaniano (tan influenciado también por la nouvelle vague) de la época, con algunas escenas sensuales muy conseguidas. El problema es que nunca llega a llevar a la película a nada contundente, no materializa ese giro radical y la trama vuelve a ratos de manera torpe y la relación con el niño tampoco casa con ese punto de fuga que, a veces, insinúa la película, probablemente por culpa del montaje. Con todo, es muy disfrutable por su concepción exótica y su rodaje en escenarios naturales, su pulp desinhibido con escenas submarinas incluidas y un final socarrón e irónico.
Muerte de un pichón (Dead Pigeon on the Beethovenstreet, 1973). Esta TV-movie vuelve a mostrar la libertad con la que se permite rodar Fuller durante toda su carrera, una auténtica lástima que no rodara más y con unos mínimos de producción en esta década de los 70, porque aquí, con nada, se saca un policíaco casi melvilliano en su abstracción, como aquella de Driver de Walter Hill, una desconstrucción de peli de espías, depurando la relación y las escenas entre el investigador privado y la femme fatale o el propio villano genio del mal. Destaca un montaje experimental y como conjuga un tono a ratos desenfadado con locuras como el duelo final, con un pesimismo existencial y cierta poética de fatalismo asumido. Pero claro, el peaje de la pobre producción la convierte en algo muy menor y que tampoco creo que pueda apreciar en su totalidad con la copia que he conseguido en la que cambian cada dos por tres el inglés en V.O. por un doblaje alemán, producto, supongo, de las 2 versiones que hubo.