Yo también acabo de verla por primera vez (en blu-ray, el saturday night) y estoy como si me hubiera caído en una marmita de café.
Vaya dos peliculones tan diferentes y complementarios sobre la pervivencia de la fe en tiempos revueltos hemos recibido estos últimos meses (sólo tienen en común que Garfield viaja a Japón a pasarlas putas). Desde el comienzo, con esos sonidos (durante el negro inicial) que se cortan de repente y ese plano de los cabezones cortados, el cejo, la bruma... ya intuye uno que está a punto de presenciar algo verdaderamente especial.
Tengo entendido que la novela se la recomendó a Scorsese un pastor protestante; desde luego, si es como la película (duda que Harkness ya ha despejado), no me extraña nada... hay una posible lectura de espíritu pseudoprotestante en ella (ya la ha hecho Groucho) en la que, como consecuencia, se acaba por entender la religión sólo dentro de la esfera privada. También el asunto del diálogo superficial entre religiones para evitar fricciones, la religión natural, el sincretismo de todas en un corpus común (lo que, en definitiva se corresponde a su disolución y destrucción) propia de algunas "obediencias" masónicas (como la que que influyó en la creación de la Constitución Americana). Por no hablar del retrato amable que se hace al final de los holandeses (víctimas, incluso, de la nueva labor de los dos "apóstatas") cuando a lo que se dedicaron, junto a los ingleses (en gran medida, y aunque las generalizaciones sean siempre injustas), fue a tratar de desacreditar por todos los medios y de manera mezquina a los misioneros católicos, lo que se tradujo en las persecuciones y martirios que caracterizaron casi toda la etapa del shogunado que inauguró Tokugawa (a ellos, como buenos protestantes, lo único que les preocupa(ba) realmente es la pasta). Que Scorsese aparezca caracterizado como uno de ellos en su breve cameo tampoco ayuda a disipar esa visión... Hay muchos detalles que orientan a pensar en esa dirección y alguno más irá saliendo mientras escribo (como esas viejas misas en latín oficiadas de espaldas a los parroquianos).
A mí se me ha pasado VOLANDO. Algo había leído en algún sitio sobre un larguísimo segmento en el tercio final (alargado y aburrido) con el personaje principal encerrado... y cuando creí que ya llegaba me dije "esto no es, tiene que ser más adelante..." y de repente la película se acaba...
Lo del punto de vista divino sí me parece claro... y viene a cuento por el contenido de la conversación (lo invocan, como quien dice). El aspecto del plano, con esa distorsión ojo de pez y esos bordes difuminados rematan (cojonudamente) el asunto. Pero para "God Shot" efectista (en todo caso, aunque tampoco creo que lo sea) el que viene después: un cenital del barco (a continuación del propio retrato del rostro de Jesús en la pared) que se va alejando subiendo hasta las nubes y una vez arriba hace un paneo vertical para encuadrar el Sol al que se dirigen.
Yo creo que sí tienen su justificación (están suavizados con un crossfade o dissolve) además de actuar a modo de elipsis, como si el tipo se pasara horas ahí metido acurrucado, dudando acojonado, desdoblándose ... Creo recordar que hay otro "jump cut" en el "funeral" final que sí podría considerarse un tanto gratuito. Esto, por otro lado, lo usa mucho Martiño (sin ir más lejos, en "El Lobo" está el famoso momento en el que el fulano llega al aparcamiento de una cafetería y parece que se teletransporta fuera del coche). Como dijo Fell, el sello Scorsese sigue ahí (más que clasicismo hay contención y adaptarse a las necesidades de lo que quiere contar).
Contribuye a transmitir la sensación de vértigo (existencial y físico) que siente el protagonista en ese momento.
A mí los barridos me parecen acojonantes.
Hay algunos en un momento verdaderamente deslumbrante que se podría utilizar perfectamente en una clase de montaje: la aparición de la comitiva del inquisidor al entrar en el pueblo, emergiendo lentamente de entre la bruma; la cámara se centra en el poli malo (gesto adusto; por cierto, mi personaje/actor japonés preferido de toda la función... presencia y voz), paneo y pasa al poli bueno (sonrisa Jerry Lewis que dice Trelko), paneo y pasa al viejo maniatado, luego corta y se centra en el populacho; después un precioso plano con los otros dos fulanos observando de espaldas todo el panorama; luego una toma del careto de Rodríguez... (y todo con un ritmazo acojonante; de escuela).
Y lo del plano subjetivo siguiendo el vuelo del águila es otra maravilla: cuando, de repente, se intuyen dos tipos borrosos y desenfocados al fondo y la mirada retrocede para enfocarlos. Hay que hablar más de los planos subjetivos de esta película porque son imponentes y en algunos de ellos también hay referencias claras a Apocalypse Now (más allá de, por ejemplo, ese Ferreira boca abajo como Willard; una situación y un modo de pensar opuesto y diferente). La primera llegada a la aldea de Kichijiro, por ejemplo, empieza casi como una escena de horror: ese tamborileo rítmico a modo de latidos; los crujidos de la madera de la embarcación; el contrapicado inquietante del barquero/caronte; de nuevo la niebla omnipresente, con esos aldeanos emergiendo de entre el cejo mañanero y alargando las manos hacia el prota como zombies... Y luego en la llegada a la playa hay otro plano subjetivo maravilloso, similar al que veremos cuando el prota entre por fin en prisión (que es aún mejor, con los carceleros prácticamente danzando a su alrededor, el movimiento interno dentro del plano perfectamente coreografiado, las miradas ceñudas... y encuadrando finalmente la jaula, que nos proporcionará más planos subjetivos de escándalo, enmarcados entre barrotes...).
Yo no veo morbo para nada; es un flujo de pensamiento y de imágenes traumáticas que acuden a su cabeza. Se trata de otro elemento muy Apocalypse Now de la película, aunque la forma de hacerlo en la de Coppola es muy diferente (y yo diría que muy superior): por ejemplo, todo ese mítico inicio... con el "despertar" del fade in; las composiciones a base de varios planos mezclados a la vez; ese Willard boca abajo inmóvil y sólo moviendo los ojos para fijar su vista en algún punto concreto de todo el carajal que bulle en su coco; el tratamiento en efectos del sonido para hacerlo irreal; la música de The Doors; los travellings en sentidos inversos según las imágenes acudan a él o él acuda a las imágenes; el movimiento interno de los helicópteros... es una sacada de chorra sencillamente insuperable).
A mí me encanta esa imagen del traductor levantando la mano al ralentí y con el fogacho detrás; es muy sugerente, muy ambigua, y estéticamente deliciosa.
No sabría decirlo, puede que sí lo sea... De hecho, hay otro momento (no consigo recordarlo) que me pitó mucho en ese sentido... (a ver en futuras revisiones).
Ese hombre parece haber visto otra película... Porque hay música... y además es hermosa, elocuente y se dosifica con sabiduría para producir los efectos deseados en el espectador. Se juega mucho, además, con los planos sonoros: hay entradas muy sutiles, casi inapreciables (en la primera conversación a tres ya hay una música ominosa, muuuy de fondo, que entra al mismo tiempo que aparece la duda entre los interlocutores, al hablar de la apostasía de Ferreira), incluso de efectos (el gallo cantando tres veces), que pueden pasar inadvertidas (como la propia voz de Dios... que Rodríguez sólo consigue "escuchar" al final). Salvo por lo que ya comentó Emurion de los diálogos (que canta La traviata, ya en esa primera escena con Hinds) el diseño de sonido de esta película me parece espectacular.
La música tradicional japonesa siempre me ha maravillado (desde que vi Ran, cuando era un chaval). Instrumentos como el biwa, el koto, el shakuhachi (ya tengo algo en común con Windom Earle), esas percusiones... Y luego está la música diegética de, por ejemplo, el himno de Santo Tomás de Aquino interpretado por el personaje de Tsukamoto (mientras los aldeanos guardan silencio) antes de fallecer en la acojonante escena de la crucifixión en el rompeolas (ojo, que se trata del Tantum Ergo, la parte final del Pange Lingua que se recita durante la Eucaristía propiamente dicha: es decir, si nos ponemos a hilar muy fino, la transubstanciación católica frente a la consubstanciación luterana; la "conversión" frente a la "coexistencia"... Otro aspecto que podría malintencionadamente interpretarse como pro-protestante dentro del corpus de la película).
De Prada dijo lo mismo en uno de sus artículos y hablaba de que esas "reacciones convergentes" confirmaban la plena vigencia de la propuesta. Más allá de una actualidad marcada, entre otras cosas, por las tensiones, hostilidades y persecuciones hacia los individuos y colectivos que profesan cierta fe, se refería también a una sociedad teóricamente libre, donde uno puede decir, en principio, lo que quiera, pero que si su discurso no se ajusta al pensamiento dominante y comunmente aceptado (previamente inoculado) es despreciado, hostigado e incluso vilipendidado por sus palabras (que son convenientemente tergiversadas, malinterpretadas o directamente incomprendidas por sus receptores). Pelotones de justicieros, puritanos y guardianes de la "corrección política" recorren internet de arriba a abajo en busca de más carne para la picadora (al propio De Prada se le ha definido por aquí como neoliberal, cuando no hay un creador de opinión más anticapitalista que él en la prensa española actual).
Yo creo que la verdadera revolución del Cristianismo fue dar categoría divina a todos los hombres (sin él, no hay Derechos Humanos tal y como los conocemos). La idea del Paraíso que nos aguarda en la otra vida es transversal. Sin salir de Japón, se me ocurre el caso del budismo amidista (fruto de su particular sincretismo con el Sintoísmo local) que, en épocas de decadencia, inestablidad y desesperación, otorgaba consuelo, paz y esperanza (tanto a nobles como a plebeyos) a través de la fe (ejercida mediante un rezo o invocación a Amida; tres simples palabras que cualquiera podía recordar y recitar) para poder así huir de la podredumbre, caos e injusticias de este mundo tras la muerte y renacer en la "Tierra Pura".
Yo no creo que el personaje de Garupe represente esa fe ciega. Es un personaje complejo, que experimenta una evolución muy interesante (al final pierde la vida tratando de salvar a los lugareños cuando son arrojados al mar. "Levadme a mí en vez de a ellos", grita desesperado). Es un tipo más irascible que Rodríguez, pero más sincero... no está embebido de orgullo como él; no tiene miedo a quejarse o a expresar su frustación, sus sentimientos de rechazo o de debilidad.
Hombre, Groucho... no son precisamente cuentos para viejas. Y "verdaderos" seres humanos lo son todos: los que dudan más y los que dudan menos. Otra cosa es que, desde un pensamiento típicamente moderno, esto no se conciba; desde una visión puramente materialista, el sacrificio no se puede llegar a comprender y se considera una absurdez inútil... Pero conviene recordar que esos valores dominantes en nuestra época no son fruto de una evolución: son simplemente parte del ciclo apolíneo y hedonista en el que vivimos. Cuando la gente dice eso de "a estas alturas, en el S.XXI, no se puede pensar así" ignora (inconscientemente o a mantenta) que lo que ellos consideran un pensamiento moderno ya estuvo de moda (de alguna manera) en algún otro momento del pasado.
Ahora que el martirio está (por desgracia) de tan vigente actualidad, se dice, por ejemplo, que el problema del Islam es que no ha evolucionado (y algo de verdad hay en ello; habría que hablar de sus problemas para "secularizarse", muy distintos a los del cristianismo)... Pero lo cierto es que el propio Saladino se quejaba, en su época, de la falta de fe entre los suyos; de su excesivo apego a una vida fácil, de disfrute y comodidades; de su poca voluntad de lucha, entrega y sacrificio para defender sus ciudades, su cultura y sus ideales... algo que sí observaba entre los cristianos que les estaban comiendo la tostada (abnegados, idealistas, duros, exigentes y entregados a su fe). Aquí tenemos bien cerca el ejemplo de la famosa frase que la madre de Boabdil le dijo a su hijo ("llora como mujer lo que no supiste defender como un hombre") como muestra de que las cosas no van en línea recta sino que dan vueltas y "se enredan como cerezas"...
Lo que hoy es blanco mañana es negro... y la gente de cada ciclo abraza la forma mayoritaria de pensar de su época sin apenas sentido crítico, arrastrado por la marea. Fíjate en la Gran Guerra. Se dice con toda desfachatez que los jóvenes iban obligados por los viejos a luchar... cuando lo cierto es que esa generación mimada y criada entre algodones (parecida, en cierto modo, a la de ahora) estaba tan aburrida, carente de alicientes y frustrada/angustiada existencialmente que, para poder apreciar la vida, tuvo antes que deleitarse con la muerte. Todos querían abandonar su rutina, vivir aventuras... y por eso marcharon al frente con alegría, como quien va de cámping (y en todas partes, ojo: basta leer, no sólo a Jünger o Von Unger, sino a Brooke o a Grenfell, a Péguy o a De Montherlant...). Y ese estúpido adanismo tan de moda de hoy en día ya lo promulgaban por aquel entonces tipos como Weber o Moeller (algo así como "los viejos corruptos, cobardes y decrépitos que se pudran... es la hora de la sangre nueva").
Nuestra sociedad debe estar atenta y proporcionar un cauce sano a esa próxima explosión dionisíaca que, sin duda, se producirá (más pronto que tarde); algo más que fiestas, Call of Duty, botellones y porno gratis. O la elegimos nosotros u otros lo harán: muchos jóvenes serán (ya lo están siendo) abducidos por extremismos y populismos de todo signo (ya sea religioso, nacionalista, de derechas, de izquierdas... me da igual) que les proporcionan una meta inmediata e ilusionante, unos ideales, un sentirse parte de algo, un plan... que en su vida "normal" no encuentran.
Lo de los animales en la película es acojonante. El caso de los grillos resulta especialmente significativo cuando Garfield le entrega el crucifijo a Tsukamoto y Scorsese casi nos los mete a puñados por las orejas (así me lo imaginaba yo, con esa sonrisa cabrona que tiene)... pero es que lo de los gatos en el pueblo fantasma es la polla; aparece uno, solitario e inquietante, restregándose contra el prota y de repente entra un plano casi de película de horror en el que parece que todos los habitantes de la aldea se han transformado y rodean al protagonista (con lo que es el gato para la cultura tradicional japonesa de yookais y todo ese rollo). O ese lagarto juancho huyendo de la choza antes de que Judas entregue al prota; o el gallo cantando tres veces después de la apostasía (un sonido tan natural y poco enfático que a algunos espectadores les puede pasar desapercibido); o el vuelo del águila, etc.
Yo creo que (salvo al final) los refuta bastante bien; sobre todo teniendo en cuenta que no están en igualdad de condiciones. Rodríguez lleva sufriendo tortura psicológica desde hace varios días, desconoce a quién va a visitar, se siente solo, desorientado, confuso... El otro ya sabe a lo que va y está perfectamente preparado, asentado, normalizado (lo que le permite pensar con claridad). Todo forma parte de una trama perfectamente estudiada para rendir su voluntad. Es una escena ambigua: Ferreira en parte se justifica (como dice Rodríguez), en parte actúa delante de sus aparentemente amables carceleros y dice lo que quieren oír (hay una mirada nerviosa al principio muy significativa. Ferreira, como se confirma al final, sigue siendo cristiano) y en parte se sincera cuando habla de que los conversos en realidad no han entendido nada (que diga que por fin está siendo útil enseñando, precisamente, Astronomía, no es algo baladí. Lo que trata, en suma, es que la ciencia desacredite el concepto de Dios propio del sintoísmo para poder avanzar (no es casualidad que el pensamiento científico, tal y como lo conocemos, surgiera precisamante en la Europa cristiana; es una consecuencia lógica que se inició con la escolástica. Religión y ciencia avanzaron unidas muchos siglos). El resultado final no llegó hasta que Japón (el orgullo japonés) fue derrotado en la WWII y en 1946 un edicto imperial proclamó por fin (después de muchísimos siglos) que el Emperador no era descendiente directo de Amaterasu (la Divinidad Sol, vamos...). Me gusta mucho, en ese sentido, un plano con Garfield oficiando una misa y sosteniendo la hostia (con forma de Sol) mientras la luz se filtra por los huecos del recinto y la ilumina a ella y a su cara.
Pero lo hace obligado; no porque lo piense así... y sí lleva una vida comunitaria (por pequeña que sea: su familia, Kichijiro y poco más), no una religiosidad de esas "pa' dentro" que ahora se elogia para diezmar a la verdadera. La religión es una expresión colectiva .Vamos, que yo estoy más bien con la interpretación de De Prada y su "Disciplina del Arcano" (o con eso más de actualidad que es la taqiyya del Islam): vive así porque no le quedan más cojones, aunque la experiencia traumática le haya indirectamente ayudado a abandonar su ego, su patológico orgullo y vivir su fe con más intensidad.
Pero no era el único que pecaba de soberbia... El inquisidor Jerry Lewis (Trelko dixit) tiene una escena cojonuda (ésa de la parábola de las concubinas, en la que viene a decir que no quiere un Japón de jenízaros... cuando, en cierta forma, el espíritu del país ya lo es) en la que acaba frustrado al no vencer dialécticamente al jesuíta... y lo paga con su asistente cuando éste le presta ayuda para levantase, llevándose un coscorrón. No quiere mostrar debilidad, algo normal en la sociedad japonesa... El cristianismo, sin embargo, exalta esa debilidad (la debilidad de Kichijiro que el Rodríguez soberbio del principio despreciaba, y que al final acaba comprendiendo... como Dios comprende la nuestra). Sólo siendo humildes, admitiendo nuestras flaquezas, podemos combatirlas y mejorar (si crees que eres perfecto es que estás más lejos que nunca de serlo). En ese gesto del anciano está el nocivo orgullo de todo una país, una soberbia que en realidad no le hizo más fuerte sino que lo debilitó, llevándolo al desastre en la WWII.
Todo el tema de Japón como pantano donde no puede crecer nada puede parecer retratado casi como una verdad irrefutable... y no es así. Tal vez lo fuera en esa época, porque la cosa ya estaba emponzoñada... pero recordemos que el budismo se importó de China (y era originario de La India) y se asimiló sin problemas al sintoísmo local... y que, al principio, los jesuitas que desembarcaron en Japón en 1549 fueron muy bien acogidos por las autoridades y se encontraron con una población, en general, muy receptiva. Y así lo fue hasta finales de siglo. Y, ojo, creo haber leído (hace lustros) que las primeras persecuciones que se llevaron a cabo (a finales del s. XVI por parte de Hideyoshi, el caudillo que perderá contra Tokugawa en la mítica batalla de Sekigahara) fueron consecuencia directa de la arrogancia y falta de respeto de un capitán español.
Aquí discrepo mucho. El protestantismo (aunque parezca justo lo contrario) lo que hace es negar la libertad. Asegura que venimos averiados de serie (la famosa "depravación absoluta de la naturaleza humana"). El pecado original es insalvable y nunca alcanzaremos el bien ni la salvación a través de nuestras propias acciones; en definitiva, lo que niega es el libre albedrío. No importa lo que hagas, Dios ya ha escogido a los suyos. Por lo tanto lo metafísico no importa, sólo lo físico (por eso en lo de amasar dinero y crear máquinas para hacer más miserable el trabajo y la vida de la gente les ha ido tan bien).
En definitiva, un puto caos. La Verdad no existe, cada uno tiene la suya... y para no darnos de hostias entre todos a lo Royal Rumble se crean legislaciones más y más complejas que nos dicen hasta el tamaño del papel higiénico que podemos o no podemos usar, pretendiendo regularlo todo en base a unas supuestas mayorías previamente instruídas en lo que convenga a cada momento (nos guste o no, las masas son gregarias y sus fuentes de conocimiento son las que son). Relativismo moral en vena, vamos... Lo que antes era blanco, ahora es negro y ya está... Lo que antes era delito ahora es un derecho... un poco como La Ventana de Overton (poquito a poco te van metiendo en el redil, para que no te sientas un apestado): 1º Lo que era intolerable (ilegal) pasa a ser tolerado (legal); 2º No les llega con que sea tolerado sino que te intentan vender que, además, es BUENO (se crean expresiones nuevas y bonicas como "Interrupción voluntaria del embarazo" en vez de "aborto" para que te las comas con la papilla diaria); y 3º el que diga que no es BUENO, el discrepante, es insultado, marginado, ridiculizado, perseguido y hostigado.
El caso es que sin un faro, sin una VERDAD, la gente no tiene nada a que agarrase (salvo a su polla) y llega entonces el nihilismo, el existencialismo, el "¿esto es todo?; Ser Rey, matar...pues vaya mierda". De como superar el nihilismo sin volver a Dios, creando mitos paganos, delirios nacionalistas o estatalistas y sucedáneos varios nos da buena cuenta el S.XX y su extraordinariamente efectiva máquina de picar carne... ¿Y ahora? Ahora Matrix, todos conectados como idiotas contando gilipolleces (yo, el primero), libertad ilusoria y bajo mínimos, "simulacros grotescos de vida comunitaria" (facebus, tuister...gente dándose de leches por unos cochinos y absurdos likes). Esto es el relativismo: vale los mismo (o más) el váter acompañado de "cháchara altisonante" de un especulador vendemierda que una obra de Tiziano; el arte degenerado que el arte sacro... Esto es lo que han traído Lutero, Calvino y demás familia... las ocurrencias de un fantoche sociópata valen lo mismo que siglos y siglos de tradición. Lo gracioso es que parece que ellos son los que respetan al individuo, pero no es así... fomentan el individualismo como método de control de masas (una colectividad de individualistas que creen que son libres) mientras que la vida católica la ejerce un colectivo unido por una tradición que exalta la verdadera individualidad (y, por eso, cuando escucho que el cristianismo y el comunismo tienen algo que ver no puedo más que echarme las manos a la cabeza).
Yo creo que es para todo el mundo. De hecho, la premiere fue en el Vaticano... e incluye una dedicatoria/reconocimiento final a los misioneros y católicos japoneses.
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En fin, como diría don Jose María: "Vaya coñazo que he soltao"... pero hay películas que le tiran a uno de la lengua (y venía algo caliente del foro de política con el tema catolicismo vs. protestantismo).
Scorsese está en racha. Espero con impaciencia ese Irishman tras dos obras mayores seguidas (la tercera en este siglo, si cuento esa imperfecta y amorfa Obra Maestra que es Gangs).
Vaya dos peliculones tan diferentes y complementarios sobre la pervivencia de la fe en tiempos revueltos hemos recibido estos últimos meses (sólo tienen en común que Garfield viaja a Japón a pasarlas putas). Desde el comienzo, con esos sonidos (durante el negro inicial) que se cortan de repente y ese plano de los cabezones cortados, el cejo, la bruma... ya intuye uno que está a punto de presenciar algo verdaderamente especial.
Tengo entendido que la novela se la recomendó a Scorsese un pastor protestante; desde luego, si es como la película (duda que Harkness ya ha despejado), no me extraña nada... hay una posible lectura de espíritu pseudoprotestante en ella (ya la ha hecho Groucho) en la que, como consecuencia, se acaba por entender la religión sólo dentro de la esfera privada. También el asunto del diálogo superficial entre religiones para evitar fricciones, la religión natural, el sincretismo de todas en un corpus común (lo que, en definitiva se corresponde a su disolución y destrucción) propia de algunas "obediencias" masónicas (como la que que influyó en la creación de la Constitución Americana). Por no hablar del retrato amable que se hace al final de los holandeses (víctimas, incluso, de la nueva labor de los dos "apóstatas") cuando a lo que se dedicaron, junto a los ingleses (en gran medida, y aunque las generalizaciones sean siempre injustas), fue a tratar de desacreditar por todos los medios y de manera mezquina a los misioneros católicos, lo que se tradujo en las persecuciones y martirios que caracterizaron casi toda la etapa del shogunado que inauguró Tokugawa (a ellos, como buenos protestantes, lo único que les preocupa(ba) realmente es la pasta). Que Scorsese aparezca caracterizado como uno de ellos en su breve cameo tampoco ayuda a disipar esa visión... Hay muchos detalles que orientan a pensar en esa dirección y alguno más irá saliendo mientras escribo (como esas viejas misas en latín oficiadas de espaldas a los parroquianos).
me asombra leer en mcuhos sitios y escuchar opiniones de que es " lenta"
los que dicen que es un rollo plomizo
A mí se me ha pasado VOLANDO. Algo había leído en algún sitio sobre un larguísimo segmento en el tercio final (alargado y aburrido) con el personaje principal encerrado... y cuando creí que ya llegaba me dije "esto no es, tiene que ser más adelante..." y de repente la película se acaba...
El plano que algunos dicen de punto de vista "divino" de las escalinatas. Si realmente tiene esa justificación (que lo dudo) no creo que funcione bien en esta película, en ese momento.
Lo del punto de vista divino sí me parece claro... y viene a cuento por el contenido de la conversación (lo invocan, como quien dice). El aspecto del plano, con esa distorsión ojo de pez y esos bordes difuminados rematan (cojonudamente) el asunto. Pero para "God Shot" efectista (en todo caso, aunque tampoco creo que lo sea) el que viene después: un cenital del barco (a continuación del propio retrato del rostro de Jesús en la pared) que se va alejando subiendo hasta las nubes y una vez arriba hace un paneo vertical para encuadrar el Sol al que se dirigen.
Los jump cuts/encadenados raros cuando Rodrigues está refugiado tras una roca. Parecen más para usar distintas tomas a la vez que porque quiera evocar algo concreto.
Yo creo que sí tienen su justificación (están suavizados con un crossfade o dissolve) además de actuar a modo de elipsis, como si el tipo se pasara horas ahí metido acurrucado, dudando acojonado, desdoblándose ... Creo recordar que hay otro "jump cut" en el "funeral" final que sí podría considerarse un tanto gratuito. Esto, por otro lado, lo usa mucho Martiño (sin ir más lejos, en "El Lobo" está el famoso momento en el que el fulano llega al aparcamiento de una cafetería y parece que se teletransporta fuera del coche). Como dijo Fell, el sello Scorsese sigue ahí (más que clasicismo hay contención y adaptarse a las necesidades de lo que quiere contar).
El de alejamiento que habéis comentado cuando se derrumba por la sed...no entiendo por qué esa velocidad.
Contribuye a transmitir la sensación de vértigo (existencial y físico) que siente el protagonista en ese momento.
Esos paneos rápidos de remate clavado (salvo uno).
A mí los barridos me parecen acojonantes.
Hay algunos en un momento verdaderamente deslumbrante que se podría utilizar perfectamente en una clase de montaje: la aparición de la comitiva del inquisidor al entrar en el pueblo, emergiendo lentamente de entre la bruma; la cámara se centra en el poli malo (gesto adusto; por cierto, mi personaje/actor japonés preferido de toda la función... presencia y voz), paneo y pasa al poli bueno (sonrisa Jerry Lewis que dice Trelko), paneo y pasa al viejo maniatado, luego corta y se centra en el populacho; después un precioso plano con los otros dos fulanos observando de espaldas todo el panorama; luego una toma del careto de Rodríguez... (y todo con un ritmazo acojonante; de escuela).
Y lo del plano subjetivo siguiendo el vuelo del águila es otra maravilla: cuando, de repente, se intuyen dos tipos borrosos y desenfocados al fondo y la mirada retrocede para enfocarlos. Hay que hablar más de los planos subjetivos de esta película porque son imponentes y en algunos de ellos también hay referencias claras a Apocalypse Now (más allá de, por ejemplo, ese Ferreira boca abajo como Willard; una situación y un modo de pensar opuesto y diferente). La primera llegada a la aldea de Kichijiro, por ejemplo, empieza casi como una escena de horror: ese tamborileo rítmico a modo de latidos; los crujidos de la madera de la embarcación; el contrapicado inquietante del barquero/caronte; de nuevo la niebla omnipresente, con esos aldeanos emergiendo de entre el cejo mañanero y alargando las manos hacia el prota como zombies... Y luego en la llegada a la playa hay otro plano subjetivo maravilloso, similar al que veremos cuando el prota entre por fin en prisión (que es aún mejor, con los carceleros prácticamente danzando a su alrededor, el movimiento interno dentro del plano perfectamente coreografiado, las miradas ceñudas... y encuadrando finalmente la jaula, que nos proporcionará más planos subjetivos de escándalo, enmarcados entre barrotes...).
Los planos de los cadáveres del descabezado y de Garupe cuando Rodrigues los recuerda. Me parecen de un punto de vista morboso más que efectivo del recuerdo.
Yo no veo morbo para nada; es un flujo de pensamiento y de imágenes traumáticas que acuden a su cabeza. Se trata de otro elemento muy Apocalypse Now de la película, aunque la forma de hacerlo en la de Coppola es muy diferente (y yo diría que muy superior): por ejemplo, todo ese mítico inicio... con el "despertar" del fade in; las composiciones a base de varios planos mezclados a la vez; ese Willard boca abajo inmóvil y sólo moviendo los ojos para fijar su vista en algún punto concreto de todo el carajal que bulle en su coco; el tratamiento en efectos del sonido para hacerlo irreal; la música de The Doors; los travellings en sentidos inversos según las imágenes acudan a él o él acuda a las imágenes; el movimiento interno de los helicópteros... es una sacada de chorra sencillamente insuperable).
La cámara lenta cuando apostata me gusta, pero que el siguiente plano del traductor también lo sea le quita toda la gracia.
A mí me encanta esa imagen del traductor levantando la mano al ralentí y con el fogacho detrás; es muy sugerente, muy ambigua, y estéticamente deliciosa.
El plano final, que no hacía falta por bonito que sea. Yo no creo que sea nada meta (me parecería bastante arrogante).
No sabría decirlo, puede que sí lo sea... De hecho, hay otro momento (no consigo recordarlo) que me pitó mucho en ese sentido... (a ver en futuras revisiones).
Ese hombre parece haber visto otra película... Porque hay música... y además es hermosa, elocuente y se dosifica con sabiduría para producir los efectos deseados en el espectador. Se juega mucho, además, con los planos sonoros: hay entradas muy sutiles, casi inapreciables (en la primera conversación a tres ya hay una música ominosa, muuuy de fondo, que entra al mismo tiempo que aparece la duda entre los interlocutores, al hablar de la apostasía de Ferreira), incluso de efectos (el gallo cantando tres veces), que pueden pasar inadvertidas (como la propia voz de Dios... que Rodríguez sólo consigue "escuchar" al final). Salvo por lo que ya comentó Emurion de los diálogos (que canta La traviata, ya en esa primera escena con Hinds) el diseño de sonido de esta película me parece espectacular.
La música tradicional japonesa siempre me ha maravillado (desde que vi Ran, cuando era un chaval). Instrumentos como el biwa, el koto, el shakuhachi (ya tengo algo en común con Windom Earle), esas percusiones... Y luego está la música diegética de, por ejemplo, el himno de Santo Tomás de Aquino interpretado por el personaje de Tsukamoto (mientras los aldeanos guardan silencio) antes de fallecer en la acojonante escena de la crucifixión en el rompeolas (ojo, que se trata del Tantum Ergo, la parte final del Pange Lingua que se recita durante la Eucaristía propiamente dicha: es decir, si nos ponemos a hilar muy fino, la transubstanciación católica frente a la consubstanciación luterana; la "conversión" frente a la "coexistencia"... Otro aspecto que podría malintencionadamente interpretarse como pro-protestante dentro del corpus de la película).
Lo que me resulta muy curioso es que dentro de los detractores he leído tanto a agnósticos que la acusan de evangelizadora, como a creyentes que la tachan de anticristiana y reaccionaria...
De Prada dijo lo mismo en uno de sus artículos y hablaba de que esas "reacciones convergentes" confirmaban la plena vigencia de la propuesta. Más allá de una actualidad marcada, entre otras cosas, por las tensiones, hostilidades y persecuciones hacia los individuos y colectivos que profesan cierta fe, se refería también a una sociedad teóricamente libre, donde uno puede decir, en principio, lo que quiera, pero que si su discurso no se ajusta al pensamiento dominante y comunmente aceptado (previamente inoculado) es despreciado, hostigado e incluso vilipendidado por sus palabras (que son convenientemente tergiversadas, malinterpretadas o directamente incomprendidas por sus receptores). Pelotones de justicieros, puritanos y guardianes de la "corrección política" recorren internet de arriba a abajo en busca de más carne para la picadora (al propio De Prada se le ha definido por aquí como neoliberal, cuando no hay un creador de opinión más anticapitalista que él en la prensa española actual).
El triunfo del cristianismo es el de ofrecer una alternativa a lo desolador de la experiencia en la tierra entre los más desfavorecidos. Una segunda vida, más allá de la muerte en la que seremos felices y comeremos perdices. Es lógico que se transmita como una epidemia entre los oprimidos
Yo creo que la verdadera revolución del Cristianismo fue dar categoría divina a todos los hombres (sin él, no hay Derechos Humanos tal y como los conocemos). La idea del Paraíso que nos aguarda en la otra vida es transversal. Sin salir de Japón, se me ocurre el caso del budismo amidista (fruto de su particular sincretismo con el Sintoísmo local) que, en épocas de decadencia, inestablidad y desesperación, otorgaba consuelo, paz y esperanza (tanto a nobles como a plebeyos) a través de la fe (ejercida mediante un rezo o invocación a Amida; tres simples palabras que cualquiera podía recordar y recitar) para poder así huir de la podredumbre, caos e injusticias de este mundo tras la muerte y renacer en la "Tierra Pura".
Mientras que Adam Driver es un exponente de la fe ciega, insensible al sufrimiento, y fanático, en Gardfield siempre queda latente una duda.
Yo no creo que el personaje de Garupe represente esa fe ciega. Es un personaje complejo, que experimenta una evolución muy interesante (al final pierde la vida tratando de salvar a los lugareños cuando son arrojados al mar. "Levadme a mí en vez de a ellos", grita desesperado). Es un tipo más irascible que Rodríguez, pero más sincero... no está embebido de orgullo como él; no tiene miedo a quejarse o a expresar su frustación, sus sentimientos de rechazo o de debilidad.
Ese tipo de comportamientos heroicos, de santos martirizados y que entre risas y llamas siguen abrazando la fe, son estupendos como cuentos para viejas y ejercer proselitismo
Hombre, Groucho... no son precisamente cuentos para viejas. Y "verdaderos" seres humanos lo son todos: los que dudan más y los que dudan menos. Otra cosa es que, desde un pensamiento típicamente moderno, esto no se conciba; desde una visión puramente materialista, el sacrificio no se puede llegar a comprender y se considera una absurdez inútil... Pero conviene recordar que esos valores dominantes en nuestra época no son fruto de una evolución: son simplemente parte del ciclo apolíneo y hedonista en el que vivimos. Cuando la gente dice eso de "a estas alturas, en el S.XXI, no se puede pensar así" ignora (inconscientemente o a mantenta) que lo que ellos consideran un pensamiento moderno ya estuvo de moda (de alguna manera) en algún otro momento del pasado.
Ahora que el martirio está (por desgracia) de tan vigente actualidad, se dice, por ejemplo, que el problema del Islam es que no ha evolucionado (y algo de verdad hay en ello; habría que hablar de sus problemas para "secularizarse", muy distintos a los del cristianismo)... Pero lo cierto es que el propio Saladino se quejaba, en su época, de la falta de fe entre los suyos; de su excesivo apego a una vida fácil, de disfrute y comodidades; de su poca voluntad de lucha, entrega y sacrificio para defender sus ciudades, su cultura y sus ideales... algo que sí observaba entre los cristianos que les estaban comiendo la tostada (abnegados, idealistas, duros, exigentes y entregados a su fe). Aquí tenemos bien cerca el ejemplo de la famosa frase que la madre de Boabdil le dijo a su hijo ("llora como mujer lo que no supiste defender como un hombre") como muestra de que las cosas no van en línea recta sino que dan vueltas y "se enredan como cerezas"...
Lo que hoy es blanco mañana es negro... y la gente de cada ciclo abraza la forma mayoritaria de pensar de su época sin apenas sentido crítico, arrastrado por la marea. Fíjate en la Gran Guerra. Se dice con toda desfachatez que los jóvenes iban obligados por los viejos a luchar... cuando lo cierto es que esa generación mimada y criada entre algodones (parecida, en cierto modo, a la de ahora) estaba tan aburrida, carente de alicientes y frustrada/angustiada existencialmente que, para poder apreciar la vida, tuvo antes que deleitarse con la muerte. Todos querían abandonar su rutina, vivir aventuras... y por eso marcharon al frente con alegría, como quien va de cámping (y en todas partes, ojo: basta leer, no sólo a Jünger o Von Unger, sino a Brooke o a Grenfell, a Péguy o a De Montherlant...). Y ese estúpido adanismo tan de moda de hoy en día ya lo promulgaban por aquel entonces tipos como Weber o Moeller (algo así como "los viejos corruptos, cobardes y decrépitos que se pudran... es la hora de la sangre nueva").
Nuestra sociedad debe estar atenta y proporcionar un cauce sano a esa próxima explosión dionisíaca que, sin duda, se producirá (más pronto que tarde); algo más que fiestas, Call of Duty, botellones y porno gratis. O la elegimos nosotros u otros lo harán: muchos jóvenes serán (ya lo están siendo) abducidos por extremismos y populismos de todo signo (ya sea religioso, nacionalista, de derechas, de izquierdas... me da igual) que les proporcionan una meta inmediata e ilusionante, unos ideales, un sentirse parte de algo, un plan... que en su vida "normal" no encuentran.
Y el uso de los grillos en el audio... señal divina?
Lo de los animales en la película es acojonante. El caso de los grillos resulta especialmente significativo cuando Garfield le entrega el crucifijo a Tsukamoto y Scorsese casi nos los mete a puñados por las orejas (así me lo imaginaba yo, con esa sonrisa cabrona que tiene)... pero es que lo de los gatos en el pueblo fantasma es la polla; aparece uno, solitario e inquietante, restregándose contra el prota y de repente entra un plano casi de película de horror en el que parece que todos los habitantes de la aldea se han transformado y rodean al protagonista (con lo que es el gato para la cultura tradicional japonesa de yookais y todo ese rollo). O ese lagarto juancho huyendo de la choza antes de que Judas entregue al prota; o el gallo cantando tres veces después de la apostasía (un sonido tan natural y poco enfático que a algunos espectadores les puede pasar desapercibido); o el vuelo del águila, etc.
es tremenda la reacción de Garfield diciendo que se avergüenza con los comentarios del padre Ferreira pero sin refutar con criterio realmente nada de lo que le dice
Yo creo que (salvo al final) los refuta bastante bien; sobre todo teniendo en cuenta que no están en igualdad de condiciones. Rodríguez lleva sufriendo tortura psicológica desde hace varios días, desconoce a quién va a visitar, se siente solo, desorientado, confuso... El otro ya sabe a lo que va y está perfectamente preparado, asentado, normalizado (lo que le permite pensar con claridad). Todo forma parte de una trama perfectamente estudiada para rendir su voluntad. Es una escena ambigua: Ferreira en parte se justifica (como dice Rodríguez), en parte actúa delante de sus aparentemente amables carceleros y dice lo que quieren oír (hay una mirada nerviosa al principio muy significativa. Ferreira, como se confirma al final, sigue siendo cristiano) y en parte se sincera cuando habla de que los conversos en realidad no han entendido nada (que diga que por fin está siendo útil enseñando, precisamente, Astronomía, no es algo baladí. Lo que trata, en suma, es que la ciencia desacredite el concepto de Dios propio del sintoísmo para poder avanzar (no es casualidad que el pensamiento científico, tal y como lo conocemos, surgiera precisamante en la Europa cristiana; es una consecuencia lógica que se inició con la escolástica. Religión y ciencia avanzaron unidas muchos siglos). El resultado final no llegó hasta que Japón (el orgullo japonés) fue derrotado en la WWII y en 1946 un edicto imperial proclamó por fin (después de muchísimos siglos) que el Emperador no era descendiente directo de Amaterasu (la Divinidad Sol, vamos...). Me gusta mucho, en ese sentido, un plano con Garfield oficiando una misa y sosteniendo la hostia (con forma de Sol) mientras la luz se filtra por los huecos del recinto y la ilumina a ella y a su cara.
El ejercicio de fe debe ser instruida a través de mediadores (santos, curas, confesores, etc) y como acto social. Por tanto creo que el Silencio que da título a la película, es la necesidad de convertir esa fe gritona y que sirve de poco, en un ejercicio de introspección, en un diálogo entre tú y tu dios. Yo no creo que Gardfield pase 30 años en una cárcel, sufriendo de forma callada; creo que disfruta con su tipo de vida en Japón, pero ha alcanzado un nivel de conocimiento y comprensión que le permite seguir manteniendo sus creencias sin imponer nada y aceptando un relativismo religioso que es lo que evita la discordia.
Pero lo hace obligado; no porque lo piense así... y sí lleva una vida comunitaria (por pequeña que sea: su familia, Kichijiro y poco más), no una religiosidad de esas "pa' dentro" que ahora se elogia para diezmar a la verdadera. La religión es una expresión colectiva .Vamos, que yo estoy más bien con la interpretación de De Prada y su "Disciplina del Arcano" (o con eso más de actualidad que es la taqiyya del Islam): vive así porque no le quedan más cojones, aunque la experiencia traumática le haya indirectamente ayudado a abandonar su ego, su patológico orgullo y vivir su fe con más intensidad.
Pero no era el único que pecaba de soberbia... El inquisidor Jerry Lewis (Trelko dixit) tiene una escena cojonuda (ésa de la parábola de las concubinas, en la que viene a decir que no quiere un Japón de jenízaros... cuando, en cierta forma, el espíritu del país ya lo es) en la que acaba frustrado al no vencer dialécticamente al jesuíta... y lo paga con su asistente cuando éste le presta ayuda para levantase, llevándose un coscorrón. No quiere mostrar debilidad, algo normal en la sociedad japonesa... El cristianismo, sin embargo, exalta esa debilidad (la debilidad de Kichijiro que el Rodríguez soberbio del principio despreciaba, y que al final acaba comprendiendo... como Dios comprende la nuestra). Sólo siendo humildes, admitiendo nuestras flaquezas, podemos combatirlas y mejorar (si crees que eres perfecto es que estás más lejos que nunca de serlo). En ese gesto del anciano está el nocivo orgullo de todo una país, una soberbia que en realidad no le hizo más fuerte sino que lo debilitó, llevándolo al desastre en la WWII.
Todo el tema de Japón como pantano donde no puede crecer nada puede parecer retratado casi como una verdad irrefutable... y no es así. Tal vez lo fuera en esa época, porque la cosa ya estaba emponzoñada... pero recordemos que el budismo se importó de China (y era originario de La India) y se asimiló sin problemas al sintoísmo local... y que, al principio, los jesuitas que desembarcaron en Japón en 1549 fueron muy bien acogidos por las autoridades y se encontraron con una población, en general, muy receptiva. Y así lo fue hasta finales de siglo. Y, ojo, creo haber leído (hace lustros) que las primeras persecuciones que se llevaron a cabo (a finales del s. XVI por parte de Hideyoshi, el caudillo que perderá contra Tokugawa en la mítica batalla de Sekigahara) fueron consecuencia directa de la arrogancia y falta de respeto de un capitán español.
No es negar a Dios, es abrazarse con él en tu interior y llevar la fe a un lugar propio y personal, del que seguro nadie puede arrebatarte. Algo que el protestantismo si supo ver (con todos los peros que se quieran), pero que la Iglesia Católica negó.
Aquí discrepo mucho. El protestantismo (aunque parezca justo lo contrario) lo que hace es negar la libertad. Asegura que venimos averiados de serie (la famosa "depravación absoluta de la naturaleza humana"). El pecado original es insalvable y nunca alcanzaremos el bien ni la salvación a través de nuestras propias acciones; en definitiva, lo que niega es el libre albedrío. No importa lo que hagas, Dios ya ha escogido a los suyos. Por lo tanto lo metafísico no importa, sólo lo físico (por eso en lo de amasar dinero y crear máquinas para hacer más miserable el trabajo y la vida de la gente les ha ido tan bien).
En definitiva, un puto caos. La Verdad no existe, cada uno tiene la suya... y para no darnos de hostias entre todos a lo Royal Rumble se crean legislaciones más y más complejas que nos dicen hasta el tamaño del papel higiénico que podemos o no podemos usar, pretendiendo regularlo todo en base a unas supuestas mayorías previamente instruídas en lo que convenga a cada momento (nos guste o no, las masas son gregarias y sus fuentes de conocimiento son las que son). Relativismo moral en vena, vamos... Lo que antes era blanco, ahora es negro y ya está... Lo que antes era delito ahora es un derecho... un poco como La Ventana de Overton (poquito a poco te van metiendo en el redil, para que no te sientas un apestado): 1º Lo que era intolerable (ilegal) pasa a ser tolerado (legal); 2º No les llega con que sea tolerado sino que te intentan vender que, además, es BUENO (se crean expresiones nuevas y bonicas como "Interrupción voluntaria del embarazo" en vez de "aborto" para que te las comas con la papilla diaria); y 3º el que diga que no es BUENO, el discrepante, es insultado, marginado, ridiculizado, perseguido y hostigado.
El caso es que sin un faro, sin una VERDAD, la gente no tiene nada a que agarrase (salvo a su polla) y llega entonces el nihilismo, el existencialismo, el "¿esto es todo?; Ser Rey, matar...pues vaya mierda". De como superar el nihilismo sin volver a Dios, creando mitos paganos, delirios nacionalistas o estatalistas y sucedáneos varios nos da buena cuenta el S.XX y su extraordinariamente efectiva máquina de picar carne... ¿Y ahora? Ahora Matrix, todos conectados como idiotas contando gilipolleces (yo, el primero), libertad ilusoria y bajo mínimos, "simulacros grotescos de vida comunitaria" (facebus, tuister...gente dándose de leches por unos cochinos y absurdos likes). Esto es el relativismo: vale los mismo (o más) el váter acompañado de "cháchara altisonante" de un especulador vendemierda que una obra de Tiziano; el arte degenerado que el arte sacro... Esto es lo que han traído Lutero, Calvino y demás familia... las ocurrencias de un fantoche sociópata valen lo mismo que siglos y siglos de tradición. Lo gracioso es que parece que ellos son los que respetan al individuo, pero no es así... fomentan el individualismo como método de control de masas (una colectividad de individualistas que creen que son libres) mientras que la vida católica la ejerce un colectivo unido por una tradición que exalta la verdadera individualidad (y, por eso, cuando escucho que el cristianismo y el comunismo tienen algo que ver no puedo más que echarme las manos a la cabeza).
No creo que sea una película de consumo interno para gente creyente; a un católico puede parecerle particularmente dura.
Yo creo que es para todo el mundo. De hecho, la premiere fue en el Vaticano... e incluye una dedicatoria/reconocimiento final a los misioneros y católicos japoneses.
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En fin, como diría don Jose María: "Vaya coñazo que he soltao"... pero hay películas que le tiran a uno de la lengua (y venía algo caliente del foro de política con el tema catolicismo vs. protestantismo).
Scorsese está en racha. Espero con impaciencia ese Irishman tras dos obras mayores seguidas (la tercera en este siglo, si cuento esa imperfecta y amorfa Obra Maestra que es Gangs).
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