Respuesta: Sobre la SGAE y el P2P
Los sindicatos, que en vez de vivir de las cuotas de sus afiliados, como hacen los sindicatos de todo el mundo salvo en las dictaduras, reciben su financiación principal del estado. Es decir, de ti y de mí.
La patronal. Ídem.
Los partidos políticos. Ídem. (Y ahora que vuelve el 3%, ¡qué te voy a decir!)
Los cineastas, que en vez de arriesgar su dinero o buscarse préstamos en cualquier entidad bancaria, como el resto de los empresarios de otros sectores, reciben del Ministerio de Cultura subvenciones que todo el mundo sabe son a fondo perdido, porque casi nunca se devuelven. Dinero tuyo y mío.
Pero los ladrones son los que se bajan por internet (que pagan) un disco o una película para guardarla en un disco duro (que pagan con canon) o grabarla en un CD/DVD virgen (que pagan con canon). Puede, pero al lado de los otros son unas hermanitas de la caridad.
El derecho de cualquier artista a recibir un salario por su trabajo es innegable. Otra cosa muy distinta es la explotación sistemática y abusiva de los derechos de autor de una obra artística. Si yo soy arquitecto o contratista, construyo un restaurante y lo vendo, lo cobro y no vuelvo a recibir un euro aunque esté abierto al público sin el menor problema los próximos cien años. Si soy la casa Renault y vendo un coche para ser empleado como taxi, lo cobro y no recibo nada cada vez que ese vehículo se utiliza como transporte público durante la siguiente década. Si tengo una cadena de ropa vendo las prendas, las cobro y no vuelvo a percibir nada a pesar de que esa camisa, o ese jersey, o ese vestido se utilicen durante años. Pero si soy músico…
Si soy músico y compongo una canción de éxito tengo derecho a recibir dinero cada vez que esa canción suene en público durante los siguientes 75 años, sin importar que quién la ponga ya haya pagado por su uso y disfrute; y sin que importe, y esto no es menos importante, la difusión y publicidad gratuita que está haciendo del producto. Porque soy un artista. Y los artistas, ya se sabe, tenemos una sensibilidad especial.
O se llega a un equilibrio, o se rompe la baraja.
Cierto. Por citar los casos más conocidos:En un país donde se roba tanto...
Los sindicatos, que en vez de vivir de las cuotas de sus afiliados, como hacen los sindicatos de todo el mundo salvo en las dictaduras, reciben su financiación principal del estado. Es decir, de ti y de mí.
La patronal. Ídem.
Los partidos políticos. Ídem. (Y ahora que vuelve el 3%, ¡qué te voy a decir!)
Los cineastas, que en vez de arriesgar su dinero o buscarse préstamos en cualquier entidad bancaria, como el resto de los empresarios de otros sectores, reciben del Ministerio de Cultura subvenciones que todo el mundo sabe son a fondo perdido, porque casi nunca se devuelven. Dinero tuyo y mío.
Pero los ladrones son los que se bajan por internet (que pagan) un disco o una película para guardarla en un disco duro (que pagan con canon) o grabarla en un CD/DVD virgen (que pagan con canon). Puede, pero al lado de los otros son unas hermanitas de la caridad.
El derecho de cualquier artista a recibir un salario por su trabajo es innegable. Otra cosa muy distinta es la explotación sistemática y abusiva de los derechos de autor de una obra artística. Si yo soy arquitecto o contratista, construyo un restaurante y lo vendo, lo cobro y no vuelvo a recibir un euro aunque esté abierto al público sin el menor problema los próximos cien años. Si soy la casa Renault y vendo un coche para ser empleado como taxi, lo cobro y no recibo nada cada vez que ese vehículo se utiliza como transporte público durante la siguiente década. Si tengo una cadena de ropa vendo las prendas, las cobro y no vuelvo a percibir nada a pesar de que esa camisa, o ese jersey, o ese vestido se utilicen durante años. Pero si soy músico…
Si soy músico y compongo una canción de éxito tengo derecho a recibir dinero cada vez que esa canción suene en público durante los siguientes 75 años, sin importar que quién la ponga ya haya pagado por su uso y disfrute; y sin que importe, y esto no es menos importante, la difusión y publicidad gratuita que está haciendo del producto. Porque soy un artista. Y los artistas, ya se sabe, tenemos una sensibilidad especial.
O se llega a un equilibrio, o se rompe la baraja.
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