Harkness_666
Son cuatro
Parece que Wes Anderson hace siempre la misma película, donde únicamente el decorado varía. Eso significa buenas noticias para sus fans y sus defensores a ultranza, y malas para sus detractores, quienes no encontrarán nada nuevo (ni para bien, ni para mal). Lo mío es una mezcla de hastío y de cierta admiración hacia semejante autor, un personaje entre insobornable y autofelatorio que no tiene ningún reparo en repetir descaradamente los mismos tics y recursos visuales, en llegar al espectador a través del puro artificio.
La historia es una gran chorrada, que contrasta con la meticulosidad extrema de la realización. Personajes raritos, caricaturescos, escenarios acartonados e irreales, humor autista. Historia “literaria” en varios niveles, que parece salida de un tebeo o novela barata; referencias a un mundo de entreguerras, a historias de espías y detectives, a un rollo como irónico, decadente y “biedermeier”. Eso sí, con la típica historia de descubrimiento y entrada en la madurez.
¿Lo bueno? Vitalismo desprejuiciado, diversión inocentona, imaginación, poesía propia. Todo es puesta en escena; Kubrik, la nouvelle vague, encuadres y montaje trabajadísimos, estética de cómic (barroquismo, estatismo y travellings característicos). ¿Lo malo? Una propuesta que, como siempre, hace gracia un rato al principio, luego me termina hartando y empalagando ese lenguaje tan particular. Con su rollito tan consciente de sí mismo, con su constante goteo de cameítos excéntricos, Wes Anderson va siempre por delante, con una trama ininteligible ¿De qué coño va ésto? Ni idea. Es el show de Wes Anderson y sus amigos, quienes se lo pasan de puta madre son ellos. Una fiesta muy selecta y privilegiada, donde no dejan entrar a cualquiera.
Creo que no la volvería a ver.
La historia es una gran chorrada, que contrasta con la meticulosidad extrema de la realización. Personajes raritos, caricaturescos, escenarios acartonados e irreales, humor autista. Historia “literaria” en varios niveles, que parece salida de un tebeo o novela barata; referencias a un mundo de entreguerras, a historias de espías y detectives, a un rollo como irónico, decadente y “biedermeier”. Eso sí, con la típica historia de descubrimiento y entrada en la madurez.
¿Lo bueno? Vitalismo desprejuiciado, diversión inocentona, imaginación, poesía propia. Todo es puesta en escena; Kubrik, la nouvelle vague, encuadres y montaje trabajadísimos, estética de cómic (barroquismo, estatismo y travellings característicos). ¿Lo malo? Una propuesta que, como siempre, hace gracia un rato al principio, luego me termina hartando y empalagando ese lenguaje tan particular. Con su rollito tan consciente de sí mismo, con su constante goteo de cameítos excéntricos, Wes Anderson va siempre por delante, con una trama ininteligible ¿De qué coño va ésto? Ni idea. Es el show de Wes Anderson y sus amigos, quienes se lo pasan de puta madre son ellos. Una fiesta muy selecta y privilegiada, donde no dejan entrar a cualquiera.
Creo que no la volvería a ver.